Consejos prácticos para cuidar el medioambiente y aportar tu granito de arena

  • Reducir, reutilizar y reciclar para minimizar el impacto ambiental.
  • Optar por el ahorro de agua y energía en casa.
  • Cultivar alimentos en casa ayuda a reducir la huella de carbono.

Consejos sobre el medioambiente

Aunque intentemos separarnos de la madre naturaleza por medio de la tecnología y la sociedad actual, el medioambiente tiene una acción vinculante en nuestras vidas. Nos proporciona el oxígeno que respiramos, los recursos naturales con los que nos abastecemos, da sustento a las plantas y animales y nos deja cultivar en sus suelos. Todo ello sin pedir nada a cambio. Sin embargo, con la evolución y el desarrollo, el ser humano está acabando con el planeta y lo más preciado que tenemos. Cada persona puede actuar por sí sola para cambiar esto, simplemente realizando pequeños gestos que se convierten en costumbre y no cuesta nada seguir.

En este artículo vamos a contarte qué puedes hacer tú por la Tierra para evitar los graves impactos que estamos provocando. Vamos a detallar cómo acciones cotidianas pueden marcar la diferencia. ¡Coge papel y boli, porque esto es importante!

Gestos y modo de vida

Consejos ambientales

Nuestro modo de vida viene predeterminado por nuestros gustos y costumbres. Una de las diferencias clave radica en nuestras preferencias personales: por ejemplo, hay personas a las que les encanta el ciclismo y otras que prefieren el motor. Mientras que la primera opción no contamina, la segunda sí. Es necesario tomar conciencia sobre las decisiones que tomamos y cómo impactan en el medioambiente. Aunque claro que nos podemos permitir disfrutar de actividades como conducir una moto ocasionalmente, es importante no basar nuestra vida en acciones que perjudiquen al planeta de manera constante.

Lo que consumimos tiene un ciclo de vida que implica la extracción de recursos, la producción y, finalmente, el desecho. Todo ese proceso genera un impacto ambiental. Es necesario que modifiquemos nuestro modo de vida para minimizar los daños que causamos cada día, desde nuestra dieta hasta nuestras compras diarias.

La alimentación es un buen lugar para empezar. Optar por una dieta más ecológica no solo beneficia nuestra salud, sino que también implica menos impactos negativos sobre el medioambiente. Comer productos ecológicos implica reducir el uso de fertilizantes químicos, pesticidas, y además evita las malas prácticas de la ganadería intensiva. Además, con una dieta más ecológica, se evitan procesos de envasado innecesarios y se fomenta el uso de productos locales.

Reducir la cantidad de carne en la dieta es otra de las claves para cuidar el planeta. El ganado, especialmente el vacuno, es responsable de una importante parte de las emisiones de metano, uno de los gases de efecto invernadero más dañinos. Si bien no es necesario eliminar totalmente el consumo de carne, reducir su cantidad y apostar más por dietas basadas en vegetales puede tener un impacto positivo.

Además, puedes unirte a movimientos como el «Lunes sin carne» o adoptar más comidas vegetarianas cada semana.

Reducir, reutilizar y reciclar

Árbol creciendo

La ley de las tres erres es esencial: Reducir, reutilizar y reciclar. Aunque, para muchos, ya es conocida, siempre es importante recordarlas y aplicarlas de manera efectiva.

Reducir el consumo es el primer paso. A veces, actuamos por impulso, adquiriendo objetos que no necesitamos. Cada vez que compramos algo innecesario, fomentamos la explotación de recursos naturales y aumentamos la cantidad de residuos que generamos. Por ejemplo, elegir productos con menos embalaje o llevar nuestras propias bolsas de tela al supermercado reduce la cantidad de desperdicio.

Además de reducir, debemos reutilizar lo que ya tenemos. Ropa, productos electrónicos, botellas de vidrio: todos ellos pueden tener una segunda vida si somos creativos. Y cuando ya no se puedan usar más, el siguiente paso es reciclar.

Reciclar es una manera efectiva de reducir los residuos que enviamos a los vertederos. Los productos reciclados, como papel, plástico, vidrio y metal, pueden ser reaprovechados para darles una nueva vida. De este modo, evitamos que materiales no biodegradables terminen contaminando nuestro entorno durante siglos. Es fundamental separar correctamente los residuos en diferentes contenedores.

Se recomienda tener en casa diferentes cubos para asegurarnos de que cada tipo de residuo se gestiona correctamente:

  • Contenedor amarillo: envases de plástico, latas y briks.
  • Contenedor azul: papel y cartón.
  • Contenedor marrón: restos orgánicos que se pueden compostar.
  • Contenedor verde: vidrio.

Si tienes la posibilidad, también puedes llevar los residuos electrónicos a puntos de recogida específicos o a los llamados «puntos limpios» para su correcto tratamiento.

Ahorrar en casa y en el exterior

Animales en la Tierra

Los hogares también son grandes fuentes de contaminación. Es fácil pasar por alto pequeños detalles que hacen una gran diferencia. Sin embargo, reducir nuestra huella ecológica en casa es más fácil de lo que parece.

Una de las maneras más sencillas es ahorrar energía. Una opción es cambiar las bombillas tradicionales por bombillas LED, ya que consumen menos energía y duran más. También es importante desconectar los dispositivos electrónicos cuando no los estemos utilizando. Aunque estén apagados, siguen consumiendo una pequeña cantidad de energía si permanecen enchufados.

Optimizar el uso de los electrodomésticos también puede marcar una diferencia. Usa la lavadora y el lavavajillas solo cuando estén llenos y selecciona los programas de lavado en frío que consumen menos energía. También puedes optar por aparatos de bajo consumo energético.

En cuanto a la climatización, es vital mantener la temperatura adecuada. No es necesario sobrecalentar nuestra casa en invierno ni sobreenfriarla en verano. Se recomienda mantener el termostato a una temperatura aproximada de 19-22 grados durante el invierno y 24-26 grados en verano.

En el exterior, debemos optar por el transporte sostenible. Movilizarnos en bicicleta, caminar o utilizar el transporte público son alternativas viables que ayudan a reducir la contaminación atmosférica y, además, mejoran nuestra salud.

Cultivos y huertos urbanos

Huerto urbano

Una tendencia que se ha popularizado en los últimos años es el cultivo de huertos urbanos. Estos huertos no solo nos permiten producir nuestros propios alimentos de forma ecológica, sino que también ayudan a crear entornos verdes dentro de las ciudades.

Al cultivar tus propios alimentos, reduces la necesidad de comprarlos en establecimientos que los trasladan desde largas distancias, con la consiguiente reducción en la huella de carbono. Además, los huertos son perfectos para reducir los residuos orgánicos, ya que puedes reutilizar cáscaras y restos de frutas o verduras para hacer compost.

Incluso en pequeños espacios, como balcones o terrazas, puedes tener tu pequeño jardín urbano con algunas hierbas aromáticas o verduras de temporada.

Ahorrar agua

El agua es uno de los recursos más preciados del planeta, y en nuestro día a día la desperdiciamos con frecuencia. Sin embargo, con pequeños gestos podemos contribuir significativamente al ahorro de agua.

Una forma sencilla es cerrar el grifo mientras no lo utilizamos, por ejemplo, mientras nos cepillamos los dientes o nos enjabonamos en la ducha. También puedes reutilizar el agua recogida mientras esperas a que salga caliente, por ejemplo, para regar las plantas o limpiar el suelo.

Además, es recomendable instalar sistemas de ahorro de agua en grifos y duchas, como aireadores o cabezales de bajo flujo, que reducen el caudal sin afectar a la presión del agua.

Reforestar y plantar árboles

Plantar árboles

Plantar árboles es una de las acciones más efectivas para combatir el cambio climático. Los árboles no solo ayudan a absorber el dióxido de carbono y liberar oxígeno, sino que también son esenciales para la biodiversidad, proporcionando hábitat y alimentos para una gran variedad de especies.

Si tienes la oportunidad, plantemos árboles en nuestras comunidades o en entornos naturales que lo necesiten. No solo contribuyes al bienestar general del planeta, sino que también embelleces los espacios urbanos.

Los árboles, además, ayudan a prevenir la erosión del suelo y moderan la temperatura, proporcionando sombra natural durante el verano.

Actuar hoy con pequeños cambios en nuestra vida cotidiana tiene un gran impacto en el futuro del medio ambiente. Desde la reducción de residuos hasta el ahorro de agua y energía, todos podemos hacer nuestra parte para cuidar de la Tierra.