Como vimos en el artículo ¿Crecimiento económico o sostenibilidad ambiental?, hay gente que opina que el crecimiento económico es infinito en el tiempo. Pero la realidad es un tanto distinta. El crecimiento económico se basa en la explotación y el aprovechamiento de los recursos naturales que nos ofrece nuestro planeta. Sin embargo, esos recursos son limitados y su tasa de regeneración debe ser menor que la tasa de explotación para poder continuar aprovechándolos. Cuando la explotación supera la capacidad de regeneración se habla de que hemos alcanzado los límites planetarios.
El contexto de los límites planetarios
El concepto de límites planetarios fue propuesto por primera vez en 2009 por un grupo de 28 científicos encabezados por Johan Rockström, del Stockholm Resilience Center. Este marco identifica nueve procesos fundamentales que regulan la estabilidad y la resiliencia de la Tierra. Si alguno de estos procesos se ve alterado más allá de ciertos umbrales, podría derivar en un cambio drástico del sistema terrestre, alejándonos de las condiciones actuales que permiten la vida tal como la conocemos.
Los nueve límites planetarios propuestos incluyen una interacción entre procesos biofísicos complejos que mantienen el equilibrio climático y ecológico global. Desde la Revolución Industrial, sin embargo, la humanidad ha intensificado la explotación de los recursos naturales, hasta el punto en que actualmente se han superado seis de estos límites planetarios, lo que incrementa considerablemente los riesgos para la vida en la Tierra.
Los nueve límites planetarios
A continuación se describen los nueve límites planetarios propuestos:
- Cambio climático: Este límite se mide a través de la concentración de CO2 en la atmósfera y el forzamiento radiativo. Para garantizar un clima seguro, se estableció un umbral de 350 ppm (partes por millón) de CO2 en la atmósfera, pero actualmente hemos superado los 417 ppm, lo que ya ha provocado un aumento de la temperatura global en más de 1,2°C desde la Revolución Industrial.
- Integridad de la biosfera: Este límite se refleja en la extinción de especies y la destrucción del ecosistema. La pérdida acelerada de biodiversidad está impulsando lo que muchos científicos consideran la sexta extinción masiva.
- Uso del suelo: La transformación de ecosistemas naturales, especialmente la deforestación en el Amazonas, ha alterado los ciclos naturales del clima y de los nutrientes, superando el límite planetario para la estabilidad de la biosfera.
- Flujos biogeoquímicos de nitrógeno y fósforo: Estos elementos son esenciales para la vida, pero su uso excesivo en fertilizantes ha generado desequilibrios graves en los ecosistemas acuáticos, provocando la proliferación de zonas muertas en los océanos y mares debido a la eutrofización.
- Agotamiento de la capa de ozono: Aunque este límite fue superado en las décadas recientes, las medidas tomadas bajo el Protocolo de Montreal han logrado revertir parcialmente el daño, logrando estabilizar la capa de ozono.
- Cambios en el uso del agua dulce (agua azul y verde): La extracción de agua para la agricultura y otras actividades humanas ha afectado la disponibilidad de agua en muchas regiones. Se estima que hemos excedido el límite seguro en varias zonas del planeta.
- Acidificación de los océanos: Este límite está cerca de ser superado debido a la absorción masiva de CO2 por parte de los océanos, lo que está causando que los niveles de pH disminuyan, afectando principalmente a los ecosistemas marinos como los corales.
- Carga de aerosoles atmosféricos: Los aerosoles, como el hollín y otras partículas liberadas durante las actividades industriales y los incendios forestales, afectan la formación de nubes y las precipitaciones. Aunque este límite aún no se ha superado a nivel global, regiones como India ya están experimentando serias perturbaciones debido a la contaminación del aire.
- Nuevas entidades químicas: Los microplásticos, pesticidas y otras sustancias químicas creadas por los humanos han sido liberadas al ambiente sin una evaluación completa de sus impactos a largo plazo. Este límite también ha sido sobrepasado.
Cambio climático: el límite planetario más crítico
El cambio climático es, sin duda, el límite planetario más crítico, ya que sus efectos son más visibles que nunca. El aumento de eventos meteorológicos extremos como sequías, incendios, huracanes y olas de calor son solo algunas de las consecuencias directas del cambio climático. Además, los glaciares están derritiéndose a un ritmo alarmante, y esto contribuye al aumento del nivel del mar, poniendo en peligro a las poblaciones costeras.
Se considera que superar los 1,5ºC de calentamiento global marcaría un punto de no retorno. Sin embargo, ya estamos en camino hacia un escenario de aumento de hasta 2ºC si no se toman acciones drásticas de inmediato.
Para mitigar el cambio climático, es imperativo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente el CO2, el metano y el óxido nitroso. Los esfuerzos internacionales como el Acuerdo de París buscan limitar el calentamiento global, pero será necesario implementar medidas más estrictas para alcanzar estos objetivos.
Pérdida de biodiversidad: la sexta extinción masiva
La pérdida de biodiversidad es otro de los límites planetarios que se ha superado. No solo es grave porque estamos perdiendo miles de especies cada año, sino porque la biodiversidad juega un papel crucial en el equilibrio de los ecosistemas. La pérdida de funciones ecológicas clave, como la polinización por insectos y la regulación de enfermedades, pone en peligro la agricultura y la salud humana.
Nos encontramos en medio de lo que muchos científicos consideran la sexta extinción masiva, una crisis sin precedentes en la historia de la Tierra desde la extinción de los dinosaurios. El uso intensivo de tierras para la agricultura, la minería y la urbanización está destruyendo los hábitats de numerosas especies, acelerando su desaparición.
El impacto del uso del suelo y la deforestación
La conversión de bosques en tierras agrícolas o urbanizadas es una de las causas principales de la pérdida de biodiversidad. La selva amazónica, por ejemplo, ha perdido una vasta cantidad de superficie en las últimas décadas debido a la deforestación, lo que no solo disminuye la biodiversidad, sino que también afecta el clima global al liberar grandes cantidades de CO2 almacenado en los árboles.
El uso insostenible del suelo no solo afecta a la biodiversidad, sino que también altera el ciclo del agua, contribuye a la erosión del suelo y afecta a las comunidades locales que dependen de los recursos naturales para su subsistencia.
Es urgente una transformación hacia prácticas agrícolas más sostenibles y una reversión de la deforestación, especialmente en regiones críticas como el Amazonas y el sudeste asiático.
Flujos biogeoquímicos: el caso del nitrógeno y el fósforo
El nitrógeno y el fósforo son esenciales para el crecimiento de las plantas y la vida en general. Sin embargo, la agricultura moderna ha introducido cantidades masivas de fertilizantes que contienen estos elementos, provocando graves desequilibrios en los ecosistemas.
Cuando los fertilizantes ricos en nitrógeno y fósforo se filtran en los cuerpos de agua, impulsan la proliferación de algas, lo que reduce dramáticamente los niveles de oxígeno y crea zonas muertas donde la vida acuática no puede sobrevivir. Esto ha generado crisis ambientales en lagos, ríos y océanos de todo el mundo, exacerbando la pérdida de biodiversidad y el colapso de ecosistemas marinos.
Además, los gases liberados por estos mismos fertilizantes contribuyen al calentamiento global, ya que los óxidos de nitrógeno son potentes gases de efecto invernadero.
Agotamiento de la capa de ozono: un ejemplo de éxito
El caso del agotamiento de la capa de ozono es uno de los pocos límites planetarios que ha sido exitosamente gestionado. En la década de 1980, los científicos descubrieron que los compuestos químicos conocidos como clorofluorocarbonos (CFC) estaban destruyendo el ozono estratosférico, lo que aumentaba la exposición de la Tierra a los dañinos rayos ultravioleta del sol. Esto elevó el riesgo de cáncer de piel y afectó a innumerables especies.
Gracias al Protocolo de Montreal (1987), los países acordaron eliminar progresivamente el uso de CFC. Como resultado, la capa de ozono ha mostrado signos de recuperación, convirtiéndose en un ejemplo de éxito cuando se toman medidas concertadas y decisivas a nivel global.
Cambios en el uso del agua dulce
El uso del agua dulce está estrechamente vinculado a la producción agrícola y la expansión humana. El agua azul (superficial y subterránea) y el agua verde (presente en la humedad del suelo y absorbida por las plantas) son esenciales para el funcionamiento de los ecosistemas y la agricultura. Sin embargo, el uso excesivo de agua ha llevado a la escasez en varias regiones del mundo, afectando a millones de personas y poniendo en riesgo la producción de alimentos.
El desvío de ríos, el exceso de extracción de acuíferos y la construcción de infraestructuras hidráulicas han alterado los flujos naturales de agua, contribuyendo a la degradación de los humedales y otros ecosistemas acuáticos. En muchas zonas, el agua dulce disponible ya ha superado el límite de uso seguro.
Acidificación de los océanos
La acidificación del océano es uno de los límites planetarios que aún no ha sido totalmente sobrepasado, pero estamos muy cerca. A medida que los océanos absorben más dióxido de carbono de la atmósfera, los niveles de pH disminuyen, lo que afecta gravemente a las especies marinas como los corales, los moluscos y los crustáceos, cuya supervivencia depende de la presencia de carbonatos en el agua para formar sus conchas y esqueletos.
Este fenómeno también tiene implicaciones para los sistemas alimentarios humanos, ya que la pérdida de especies marinas afecta a la pesca y al desarrollo de cadenas alimentarias acuáticas.
Carga de aerosoles atmosféricos
Los aerosoles atmosféricos, como el hollín y las partículas contaminantes, afectan tanto al clima como a la salud humana. Se estima que millones de personas mueren cada año como resultado de enfermedades respiratorias asociadas a la contaminación del aire. Además, los aerosoles pueden interferir con los patrones climáticos locales, afectando la formación de nubes y las precipitaciones.
El aerosol en regiones como el sur de Asia y China ha alcanzado niveles peligrosos, complicando aún más la lucha global contra el cambio climático.
Aunque este límite aún no se ha superado a nivel planetario, es crítico que se tomen medidas para reducir las emisiones de contaminantes.
Sustancias químicas nuevas: un límite incierto
Finalmente, el límite de las nuevas entidades, que incluye sustancias químicas integradas en el medio ambiente como los microplásticos, los pesticidas y los residuos radiactivos, es uno de los que más incertidumbre genera. A pesar de esto, se ha sobrepasado claramente, y aunque no sabemos con precisión cuáles serán las consecuencias a largo plazo de esta acumulación de nuevos productos químicos en la atmósfera y los ecosistemas, su impacto negativo ya es evidente en la contaminación del agua y la salud de los ecosistemas marinos.
Es necesario tomar medidas inmediatas para regular la producción y distribución de estas sustancias para evitar un impacto irreversible en los ecosistemas y en la salud humana.
La humanidad ha superado ya seis de los nueve límites planetarios establecidos por la comunidad científica, lo que representa un riesgo significativo para el futuro de la vida en la Tierra. Si bien aún es posible revertir algunos de los daños, es imprescindible tomar medidas coordinadas, tanto a nivel local como global, para preservar el equilibrio planetario del que dependemos para nuestra supervivencia.