Seguramente alguna vez hayas oído hablar de los ecosistemas. Suena a algo ecológico o a ecología/ecologista, pero no es así. Un ecosistema es un entorno natural integrado que se encuentra formando parte del medioambiente y compuesto tanto de seres vivos como de seres inertes. Cada tipo de ecosistema tiene unas características únicas y diferentes del resto que le otorgan una integridad especial. Todos los ecosistemas permanecen activos y «saludables» siempre y cuando se mantenga el equilibrio ecológico.
Estos conceptos pueden sonarte a chino. Sin embargo, si sigues leyendo el post, te informaremos sobre todo ello de una manera fácil, sencilla y entretenida. ¿Quieres aprender más sobre el ecosistema y los tipos que existen?
Definición de ecosistema
Todos los componentes que forman parte de un ecosistema tienen un equilibrio perfecto que da lugar a la armonía. Tanto los seres vivos como los inertes tienen una funcionalidad y no hay nada que no «sirva» en un entorno natural. Podemos llegar a pensar que ciertas especies de insectos molestos no «sirven para nada». Sin embargo, cada especie existente favorece la vitalidad y función del medioambiente.
Además, no sólo eso, sino que es el equilibrio de los seres vivos y no vivos el que hace que el planeta Tierra sea tal y como lo conocemos actualmente. La ciencia se encarga de estudiar todos los aspectos que conforman los ecosistemas, ya sean los naturales o los humanizados. Desde que el ser humano ha colonizado la mayor parte del territorio, es una variable fundamental a introducir en el estudio de los ecosistemas.
Como hemos mencionado antes, existen diferentes tipos de ecosistemas que varían tanto en su origen como en los tipos de superficies y especies que albergan en él. Cada aspecto distinto lo hace ser especial y único. Nos podemos encontrar ecosistemas terrestres, marinos, subterráneos y una infinidad de variedades.
En cada tipo de ecosistema predominan ciertas especies que han tenido un mayor éxito evolutivo y que, por lo tanto, controlan mejor la forma de sobrevivir y expandirse tanto en número como en territorio.
Visibilidad del ecosistema
Como se puede deducir de la composición de la Tierra, la mayoría de los ecosistemas son acuáticos, ya que el planeta está formando por 3/4 partes de agua. Aún así, existen otros muchos tipos de ecosistemas terrestres que cuentan con muchas especies. Muchos de estos tipos de ecosistemas son conocidos por el ser humano, ya que no se encuentran a mucha distancia de los núcleos urbanos.
El ser humano ha intentando colonizar todos los territorios posibles y, por ello, ha degradado infinidad de entornos naturales. Es posible que apenas quede ningún territorio virgen en todo el planeta. Hemos hecho huella.
En un ecosistema nos encontramos con dos factores fundamentales que debemos tener en cuenta. El primero son los factores abióticos. Como su propio nombre indica, son aquellos ecosistemas que no tienen vida y que hacen que todas las relaciones sean perfectas dentro del ecosistema. Como factores abióticos nos podemos encontrar la geología y topografía del terreno, el tipo de suelo, el agua y el clima.
Por otro lado, nos encontramos con los factores bióticos. Estos son los componentes que tienen vida como lo son las distintas especies de plantas, animales, bacterias, hongos, virus y protozoos. Todos estos factores se entrelazan de acuerdo a lo que el entorno necesita y lo que resulta mejor para que la vida pueda extenderse a lo largo de los millones de años. Es esto a lo que se llama equilibrio ecológico. La interrelación que existe entre cada componente, ya sea abiótico o biótico, del ecosistema tiene un equilibrio para que todo se encuentre en armonía (véase ¿Qué es un bioma?)
Si el equilibrio ecológico de un ecosistema se rompe, perderá sus característica y se degradará inevitablemente. Por ejemplo, mediante la contaminación.
Tipos de ecosistemas
Ahora vamos a pasar a describir los diferentes tipos de ecosistemas que existen.
Ecosistemas naturales
Son lo que la naturaleza va desarrollando a lo largo de los miles de años. Cuentan con una gran extensión de terreno ya que son tanto los terrestres como acuáticos. En estos ecosistemas no tenemos en cuenta la mano del hombre, por lo que sus transformaciones artificiales las dejamos para otro tipo de ecosistemas
Ecosistemas artificiales
Estos son lo que se crean a partir de las actividades del ser humano. Se trata de aquellas zonas que no tiene superficie creada por la propia naturaleza y que, en gran parte, se crean para conseguir beneficios sobre las cadenas alimenticias. La actividad humana daña los ecosistemas naturales y, por ello, se intenta restaurar para que el nombrado equilibrio ecológico se pueda restaurar antes de que sea inevitable.
Terrestres
Son aquellos en los que la biocenosis se forma y desarrolla únicamente en el suelo y subsuelo. Todas las características de estos entornos tienen como factores predominantes y dependientes aquellos como la humedad, altitud, temperatura y latitud.
Nos encontramos con las selvas, bosques secos, subtropicales y boreales. También tenemos los entornos desérticos.
De agua dulce
Aquí se encuentran todas la zonas donde hay lagos y ríos. También podemos tener en cuenta los espacios donde tenemos lóticos y lénticos. Los primeros son aquellos arroyos o manantiales en los que se va formando un micro hábitat gracias a la corriente unidireccional existente.
Por otro lado, los lénticos son zonas de agua dulce en la que no hay corrientes. También se les puede llamar aguas estancadas.
Marinos
Los ecosistemas marinos son aquellos que más abundan en la Tierra. Esto es debido a que toda la vida en este planeta se comenzó a desarrollar en el mar. Es considerado uno de los tipos de ecosistemas más estables debido a la gran relación que hay entre todos los componentes que lo forman. Además, el espacio que ocupa es increíblemente grande como para ser dañado por la mano del hombre.
Aún así, los océanos y mares de todo el mundo están sufriendo las graves acciones del ser humano con efectos negativos como la contaminación de aguas, vertidos tóxicos, blanqueamiento de las barreras de coral, etc.
Desérticos
En los desiertos las precipitaciones son muy bajas. Al no haber agua apenas, la flora y fauna es muy escasa. Los seres vivos que existen en estos lugares inhóspitos tienen gran capacidad de adaptación y supervivencia ante condiciones ambientales muy desfavorables. Las relaciones entre especies de animales hacen que no se rompa. Sin embargo, si algo ocurre entre alguna de las especies que forman la cadena alimenticia, tendremos problemas graves en todo el equilibrio de las especies.
Si una especie reduce sus poblaciones provocaremos desastres en las demás. Los desiertos son ecosistemas muy vulnerables debido a su ambiente tan seco y sus diferencias enormes de temperaturas entre el día y la noche.
De montaña
En estos ecosistemas nos encontramos un relieve más alto y, en muchas ocasiones de mucha pendiente. En estas alturas las plantas y animales no pueden desarrollarse bien. La biodiversidad decrece conforme aumentamos en altitud. A pie de la montaña existen numerosas especies e interaccionan con el ambiente de alrededor. Sin embargo, conforme aumentamos en altitud, las especies se van reduciendo. Nos encontramos animales como lobos, rebecos y aves rapaces como águilas y buitres.
Forestales
Estos poseen una alta densidad arbórea y cantidades de flora y fauna. Existen algunos ecosistemas como la selva, el bosque templado, la taiga y el bosque seco. Por lo general, la humedad, precipitaciones y densidad arbórea suelen propiciar el crecimiento de la fauna.
Espero que con esta información puedas aprender más sobre el ecosistema y todas sus características.