La energía de la biomasa es una de las fuentes renovables más empleadas hoy en día, especialmente en la quema de huesos de aceituna, restos de cultivos y otros desechos agrícolas, lo que no solo permite el uso de estos materiales que de otro modo serían desperdiciados, sino que también genera energía renovable. En ciudades y comunidades rurales, la cantidad de residuos aprovechables para la generación de energía a través de la biomasa es considerable.
Las explotaciones agroindustriales, los olivares y otras áreas agrícolas se benefician del uso de restos para generar este tipo de energía. Sin embargo, se está explorando la posibilidad de ampliar el uso de la biomasa utilizando una fuente de energía menos convencional: los matorrales. ¿Es posible que los matorrales puedan alimentar calderas de biomasa de manera eficiente y sostenible? Esta es una pregunta que diversos estudios y proyectos europeos han comenzado a resolver.
Matorrales como fuente de combustible
Enerbioscrub es un proyecto europeo que comenzó en junio de 2014 y que concluyó en diciembre de 2017, tras tres años y medio de investigación. Su objetivo principal era determinar si los matorrales de la península ibérica podrían ser aprovechados de manera económicamente viable y sostenible para generar energía mediante biomasa.
El proyecto involucró a diversas entidades, integrando a empresas privadas, instituciones públicas dedicadas a la investigación y al desarrollo de energías renovables, así como a cooperativas y ayuntamientos locales. Entre ellas se encuentran el instituto soriano CEDER-Ciemat (Centro de Desarrollo de Energías Renovables), la Asociación de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom), Gestamp, Biomasa Forestal, la cooperativa Agresta y el Ayuntamiento de Fabero, en León.
En concreto, el proyecto buscaba determinar si era factible y rentable aprovechar los 10 millones de hectáreas de matorrales en España, que representan un 18,5% del terreno forestal no arbolado del país. A nivel global, los matorrales representan alrededor del 20% de la superficie forestal mundial, según Naciones Unidas, lo que convierte a esta biomasa en un recurso que hasta ahora ha tenido poco o nulo valor económico.
Objetivos del proyecto
Uno de los mayores enfoques de Enerbioscrub fue la idea de que la recolección de matorrales debería ser tanto técnica como económicamente viable. Para estos fines, se llevaron a cabo pruebas con maquinaria que permitía el desbroce y la recolección de la biomasa de manera simultánea, lo cual es crucial para reducir los costos operativos.
Entre los objetivos primordiales del proyecto destacaron los siguientes:
- Reducir la dependencia de los combustibles fósiles y participar en la construcción de una economía baja en carbono, favoreciendo así la transición hacia las energías renovables.
- Disminuir los riesgos de incendios forestales al reducir la cantidad de combustible disponible en los bosques mediante el desbroce y limpieza de los matorrales.
- Fomentar la gestión forestal sostenible y económicamente viable en áreas marginales, demostrando que el aprovechamiento de estos recursos puede crear puestos de trabajo en las comunidades rurales.
- Rentabilizar los matorrales como una fuente de energía, dándoles valor en el mercado energético y reduciendo la necesidad de repoblaciones forestales.
A través de este enfoque, Enerbioscrub no solo buscaba generar energía renovable, sino también mitigar el riesgo de incendios forestales, un problema recurrente en España. Los matorrales densos incrementan el riesgo de incendios devastadores, por lo que su aprovechamiento como biomasa representa una solución doble: disminuye la carga de combustible inflamable y genera energía.
Proceso de recolección y ensayos
Uno de los puntos más importantes del proyecto Enerbioscrub fue la realización de pruebas de viabilidad mediante el uso de maquinaria especializada para desbrozar y recolectar simultáneamente. Se llevaron a cabo pruebas en diversas localizaciones, incluyendo Galicia, Castilla y León, y otros puntos de la península ibérica, recolectando matorrales como escobas, brezo, jara y tojo.
Posteriormente, la biomasa recolectada fue procesada en diferentes instalaciones, como en la fábrica de pélets de Biomasa Forestal en As Pontes (Galicia), donde se evaluó la eficiencia de los materiales extraídos al convertirlos en pélets. Igualmente, se realizaron ensayos de combustión en calderas industriales y domésticas, comparando su rendimiento con otros tipos de biomasa como la madera y los residuos agrícolas.
Los matorrales, tras su recolección y procesamiento, fueron clasificados según su contenido en cenizas, contenido mineral y otros factores para determinar su rendimiento energético. Se comprobó que muchos tipos de matorrales, como el brezo o la jara, tienen una calidad media-alta en términos energéticos. Aunque la densidad energética es inferior en comparación con la madera, los matorrales poseen características competitivas en términos de coste y abundancia.
Beneficios medioambientales y económicos
Aparte de los beneficios obvios de la reducción de incendios y la creación de energía renovable, el aprovechamiento de matorrales para biomasa ofrece múltiples ventajas ambientales. Al favorecer la limpieza de montes y espacios forestales marginales, se reduce el riesgo de erosión del suelo, se mejora la biodiversidad al permitir la regeneración vegetal, y se aprovechan espacios que de otro modo quedarían abandonados o propensos a degradarse.
Desde un punto de vista económico, el uso de matorrales como recurso de biomasa abre una nueva vía de ingresos para propietarios de tierras y gestores forestales, al mismo tiempo que contribuye a la descarbonización del sistema energético europeo. En consonancia con los objetivos de la UE sobre economía verde y reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, este tipo de proyectos ayudan a crear un sistema energético más sostenible y menos dependiente de los combustibles fósiles.
Además, al producirse de manera local, el transporte de la biomasa recolectada tiene un impacto mínimo en la huella de carbono, un aspecto crucial para mantener los beneficios ambientales de este tipo de energía.
Conclusiones del proyecto y futuro de la bioenergía
Tras varios años de ensayos, quedó demostrado que los matorrales pueden ser una opción viable para la producción de energía mediante biomasa, siempre que se realice una gestión adecuada y se tengan en cuenta las dinámicas locales de los ecosistemas. Los resultados mostraron que el desbroce ordenado y planificado no solo es sostenible, sino que puede mejorar la calidad del suelo y prevenir incendios, minimizando el riesgo en el corto y largo plazo.
El proyecto Enerbioscrub también subrayó la necesidad de que las administraciones públicas apoyen estos proyectos a través de inversiones que permitan la adquisición de maquinaria más eficiente y la implementación de políticas que fomenten el aprovechamiento integral del matorral. Asimismo, se puso de relieve la importancia de combinar esta práctica con otros usos tradicionales como la apicultura, la silvicultura y la producción de setas.
La capacidad de los matorrales para fijar carbono y regenerar biomasa a ritmos elevados también los convierte en una opción clave para la lucha contra el cambio climático. A medida que las políticas de bioeconomía se expanden y gana importancia la descarbonización, es probable que el uso de matorrales como biomasa siga siendo un campo en expansión dentro del sector energético.
El éxito de proyectos como Enerbioscrub abre la puerta a que más áreas actualmente desaprovechadas puedan contribuir al mix energético europeo, favoreciendo una transición hacia formas de energía más sostenibles y accesibles.