Se habla a menudo de la energía gris para demostrar que el impacto medioambiental de un producto, por ejemplo, o un material, no se limita a sus componentes. En efecto, la energía gris «embodied energy» en inglés, designa a la energía que no se ve, y que está incluida en ese material.
La energía gris corresponde pues a la cantidad de energía necesaria para producir un bien industrial o un material, y se presenta en varios niveles:
- En la fabricación de un producto o de un material;
- en el momento de la extracción de las materias primas;
- en el momento del transporte de estas materias primas;
- en la transformación de las materias primas y de la fabricación del producto final;
- en el momento de la comercialización del servicio;
- en el uso del producto o en su utilización;
- en el momento del reciclaje.
La energía gris de un material, equipamiento o servicio, está constituido de dos energías grises en todo el ciclo de duración de vida o después de ella. La energía gris no renovable, es decir una energía procesada (aporte de energía necesaria en los procesos de fabricación y mantenimiento durante el ciclo de vida) de origen no renovable, y la energía gris renovable, es decir una energía procesada de origen renovable.
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