La energía gris: Impacto ambiental y estrategias de reducción en productos y materiales

  • La energía gris es toda la energía oculta en la fabricación, transporte y ciclo de vida de productos y materiales.
  • Es posible reducir la energía gris mediante el uso de materiales reciclados y optimizando el diseño.
  • El impacto de la energía gris es significativo, especialmente en los edificios y productos electrónicos.

Materiales

Se habla a menudo de la energía gris para demostrar que el impacto medioambiental de un producto o material no se limita a sus componentes visibles. Este impacto oculto está representado por la energía gris, o «embodied energy» en inglés, que designa la cantidad de energía utilizada en todo el ciclo de vida del producto, desde la extracción de las materias primas hasta su disposición final o reciclaje. Aunque no es evidente para el consumidor final, el impacto de esta energía es muy significativo, especialmente en los procesos industriales.

¿Qué es la energía gris?

La energía gris es toda la energía involucrada en la producción, transporte, transformación y uso de un producto o material. Este concepto incluye desde la energía necesaria para extraer las materias primas hasta la energía utilizada en el reciclaje o disposición final del producto. Es comúnmente incluida en análisis de ciclo de vida de productos para medir el impacto ambiental global, y es clave para comprender el verdadero coste energético de los productos que consumimos.

Niveles de la energía gris

La energía gris puede considerarse en varios niveles:

  • La fabricación del material o producto.
  • La extracción de las materias primas.
  • El transporte de esas materias primas hacia las plantas de producción o ensamblaje.
  • La transformación de las materias primas en productos acabados.
  • La comercialización y distribución de dichos productos.
  • El uso o la utilización del producto a lo largo de su vida útil.
  • El reciclaje o la disposición final del producto.

Impacto ambiental de la energía gris

Diferencias entre energía gris renovable y no renovable

El concepto de energía gris puede desglosarse en dos categorías, dependiendo de si proviene de fuentes renovables o no renovables. La energía gris no renovable se refiere a la energía procesada que proviene de combustibles fósiles u otras fuentes no renovables, mientras que la energía gris renovable proviene de energías como la solar, eólica o hidroeléctrica. En muchos casos, la diferencia entre ambas es crucial para evaluar el impacto ambiental de un producto, ya que el uso de energía gris no renovable contribuye de manera directa a las emisiones de gases de efecto invernadero.

El impacto de la energía gris en los edificios

Uno de los sectores donde más se utiliza el concepto de energía gris es en la construcción. De hecho, cada vez más se observa cómo los edificios pueden ser grandes consumidores de energía gris antes incluso de comenzar a operar. La extracción de materias primas como el cemento y el acero, y su posterior transporte, así como la construcción del edificio, requieren una enorme cantidad de energía. Se estima que en algunos edificios, el uso de energía gris puede representar hasta el 30% del consumo total del inmueble en un período de 50 años.

La energía gris en los edificios no se limita a la fase de construcción; también incluye la energía utilizada en el mantenimiento, reparación y renovación a lo largo de su vida útil. Además, cuando llega el momento de la demolición, la energía necesaria para desmantelar y gestionar los residuos de construcción también forma parte de la carga de energía gris de un edificio. Esto pone de relieve la importancia de seleccionar materiales con menor energía gris y de diseñar edificaciones que utilicen menos recursos a lo largo de su vida.

¿Cómo reducir la energía gris?

Para reducir el impacto de la energía gris de los productos y edificios, hay varias estrategias clave que se pueden implementar:

  • Usar materiales reciclados: Elegir materiales que ya han sido reciclados reduce la cantidad de energía requerida para la extracción y el procesamiento de materias primas.
  • Optimizar el diseño: Diseñar edificios y productos que usen menos materiales o que cuenten con una mayor durabilidad puede reducir considerablemente la energía gris asociada.
  • Fomentar el uso de energías renovables: En la medida de lo posible, las fábricas y plantas de producción deben optar por el uso de fuentes de energía renovable durante la fabricación de productos.
  • Transporte eficiente: Elegir fuentes de materias primas cercanas a los centros de producción y minimizar el transporte innecesario.

La energía gris y la eficiencia energética en productos

Un aspecto interesante de la energía gris es que muchas veces supera en impacto a la energía que un producto consume durante su uso. Esto es especialmente visible en los productos electrónicos y electrodomésticos. En Europa, los electrodomésticos consumen en promedio el doble de energía gris que energía directa durante su vida útil. Un excelente ejemplo son los automóviles modernos, que aunque disminuyen el consumo de combustible, requieren una gran cantidad de energía gris para fabricar los sistemas tecnológicos avanzados que incorporan, como GPS y ordenadores de a bordo. Por ello, cualquier estrategia de eficiencia energética debe tener en cuenta el balance completo de la energía gris involucrada.

¿Es posible calcular toda la energía gris?

Aunque existen herramientas y metodologías para calcular la energía gris, hacer un cálculo preciso puede ser muy complejo debido a la globalización de las cadenas de suministro. Un producto aparentemente simple puede tener componentes fabricados en diferentes países, cada uno con su propio consumo energético. Por ejemplo, un smartphone está compuesto por cientos de piezas y materiales, cuyas materias primas han sido extraídas en distintas partes del mundo, procesadas en plantas diferentes, y luego ensambladas y distribuidas desde otra ubicación. Este proceso implica una enorme cantidad de transporte y, por lo tanto, de energía gris.

A pesar de la dificultad de calcular cada componente de la energía gris, existen bases de datos como Ecoinvent que permiten tener una idea general de la huella energética que ciertos productos o servicios pueden tener.

En definitiva, tener en cuenta la energía gris en nuestro consumo diario es crucial para avanzar hacia un futuro más sostenible. Al tomar decisiones informadas y optar por productos que requieren menos energía gris o que son reciclables, podemos reducir nuestro impacto ambiental y contribuir al ahorro energético global. Dar prioridad a los productos locales, reutilizar materiales y apostar por la eficiencia energética en todas las fases productivas se vuelven esenciales en esta tarea.


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