La central nuclear de Fukushima sigue siendo un tema clave debido a la inestabilidad de sus reactores tras el accidente nuclear de 2011. Aún hoy, los altos niveles de radiación en las instalaciones representan un desafío para el desmantelamiento de los reactores. Con el fin de evaluar el estado de estos y planear los trabajos futuros, se han venido empleando diversos robots diseñados específicamente para este entorno hostil.
El último dispositivo introducido en uno de los reactores tuvo que ser abandonado por descomponerse en su interior debido a los altos niveles de radiación. A pesar de eso, las compañías continúan desarrollando nuevas tecnologías robóticas con la esperanza de lograr investigar y desmantelar de manera segura los reactores. ¿Cuál es el estado actual de la situación en Fukushima y qué avances han realizado los robots?
Nuevo robot para investigar Fukushima
El nuevo robot introducido recientemente en los reactores es un dispositivo autopropulsado y controlado a distancia, equipado con cámaras de vídeo, un termómetro y un dosímetro para medir las condiciones de temperatura y radiación en el interior del reactor. Su misión principal es proporcionar información precisa acerca del estado del núcleo dañado y de los posibles residuos radioactivos que podrían aún estar presentes en la vasija de contención de los reactores.
El responsable del desarrollo y manejo del robot es TEPCO (Tokyo Electric Power Company), la empresa encargada de la central nuclear de Fukushima. La compañía espera que los datos obtenidos con este dispositivo proporcionen información clave sobre el combustible fundido presente en el reactor y las posibles fugas de radiación que puedan estar produciéndose. Hasta el momento, la radiación en el interior ha sido tan extrema que cualquier persona que ingrese manualmente podría perecer en cuestión de minutos.
Este robot es parte de una serie de intentos por mejorar las condiciones de trabajo en la central de Fukushima. Dos dispositivos previos fueron introducidos en el reactor 1, pero ambos quedaron inoperativos. Uno de ellos se atascó y el otro sucumbió a la radiación extrema. No obstante, la importancia de estos robots es crucial, ya que permiten evaluar el estado de las barras de combustible nuclear y planificar su retirada.
Robots anteriores y sus desafíos
Desde el accidente del 11 de marzo de 2011, los reactores 1, 2 y 3 han sufrido fusiones parciales en sus núcleos, lo que ha dificultado enormemente el trabajo de desmantelamiento. En este proceso, varias máquinas fueron abandonadas dentro del complejo nuclear, mientras que otras lograron recoger información fundamental para los técnicos.
Uno de los primeros robots empleados fue el PackBot, desarrollado por la empresa estadounidense iRobot. Este robot, diseñado inicialmente para operaciones militares, fue uno de los primeros en entrar a los reactores durante las semanas posteriores al accidente. Equipado con cámaras y sensores de radiación, permitió obtener imágenes y datos que no habrían sido posibles de otro modo debido a los altos niveles de radiación. Sin embargo, el PackBot no estaba preparado para soportar las condiciones extremas dentro del reactor, lo que limitó su operación.
Otro robot relevante en la historia de Fukushima es el robot Quince, el primer robot japonés en ser desplegado en la central nuclear. Este dispositivo fue diseñado para buscar supervivientes en desastres y escalar escombros, pero también fue adaptado para manejar condiciones de radiación. No obstante, sufrió problemas de comunicación con sus operadores, lo que finalmente resultó en su pérdida dentro del reactor.
Nuevas tecnologías robóticas en Fukushima
En los últimos años, ha habido avances significativos en el desarrollo de robots que puedan soportar el entorno hostil de Fukushima. En 2018, TEPCO y las instituciones tecnológicas de Japón introdujeron el robot teleoperado “Telesco”, diseñado para recolectar muestras de combustible derretido dentro de los reactores. Con una capacidad para extenderse hasta 22 metros, este robot pudo alcanzar zonas previamente inaccesibles dentro de la vasija del reactor y recolectar fragmentos de combustible para su posterior análisis.
Además, se han desarrollado robots submarinos, utilizados en la unidad 3 para inspeccionar el agua altamente radiactiva que se ha acumulado en el núcleo del reactor. Estos dispositivos, como el robot acuático diseñado por Toshiba, cuentan con cámaras y luces LED para iluminar las áreas sumergidas y recopilar información sobre el estado del reactor bajo el agua.
Los desafíos del desmantelamiento de Fukushima
A pesar de los avances en tecnología robótica, el desmantelamiento de la central nuclear de Fukushima Daiichi sigue siendo un proceso largo y complicado. Los expertos estiman que pasarán entre 30 y 40 años antes de completar el desmantelamiento completo. Uno de los mayores desafíos es la retirada segura del combustible radiactivo fundido, una tarea sin precedentes y extremadamente peligrosa debido a los niveles de radiación en el sitio.
Los robots seguirán desempeñando un papel fundamental en este proceso. Cada uno de ellos está diseñado para cumplir una función específica, desde la toma de muestras en áreas de difícil acceso hasta la limpieza de superficies contaminadas. Sin embargo, incluso con estos avances, muchos robots no pueden operar durante mucho tiempo debido a la destrucción de su electrónica por los elevados niveles de radiación.
Además de los robots desarrollados específicamente para Fukushima, se ha trabajado en la adaptación de modelos existentes para misiones especiales. El Warrior, un robot más grande y robusto que el PackBot, ha sido utilizado para mover escombros y objetos pesados en el interior del reactor. Este robot, también desarrollado por iRobot, tiene la capacidad de levantar hasta 100 kilogramos, facilitando el trabajo de otros dispositivos más pequeños.
Otro ejemplo de robot diseñado para la descontaminación de Fukushima es el Raccoon, un dispositivo con la forma de una aspiradora gigante que se utiliza para recoger polvo radiactivo de los edificios del reactor 1 de Fukushima. Este aparato, junto con los robots que emplean agua a alta presión e hielo seco, han sido fundamentales para reducir la radiación en áreas que posteriormente han sido visitadas por humanos con equipos de protección.
Conforme se continúan desarrollando nuevas tecnologías, los robots desempeñarán un papel cada vez más importante en la descontaminación de Fukushima y en la resolución de los desafíos únicos que el sitio plantea.
Fukushima representa el mayor desafío en la historia moderna de la energía nuclear en términos de desmantelamiento. Aunque los robots fallan ocasionalmente, los avances han sido significativos en los últimos años, y TEPCO y sus aliados tecnológicos en Japón continúan buscando tecnologías innovadoras que permitan acelerar el proceso y garantizar la seguridad de las personas.