Recientemente, la Agencia Internacional de la Energía junto con organismos como el Banco Mundial y la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), publicaron un informe titulado “Sustainable Energy for all. Global Tracking Framework. Progress toward sustainable energy. 2017”. Dicho informe se enfoca en la necesidad de optimizar tres áreas clave de la energía global para alcanzar los objetivos marcados para 2030:
- El acceso a la electricidad.
- Las energías renovables.
- La eficiencia energética.
Además, la Unión Europea y otros organismos han fijado ambiciosos planes para el año 2030, donde la energía renovable juega un papel crucial en la reducción de emisiones y en la transformación hacia una economía verde.
Acceso a la electricidad: Un reto aún pendiente
El acceso a la electricidad sigue siendo un desafío mundial, especialmente en regiones de África y Asia. En la actualidad, más de 1.000 millones de personas aún carecen de acceso a la electricidad. En África, la falta de infraestructura energética es crítica en países como Angola, la República Democrática del Congo, Kenia, Sudán, Uganda y Zambia, lo que afecta gravemente su desarrollo económico y social.
En Asia, si bien la situación mejora ligeramente gracias a los sistemas solares fotovoltaicos autónomos, todavía millones de personas no tienen acceso completo a la energía eléctrica. Según el informe de la IEA, de no realizarse cambios drásticos, para el año 2030 un 8% de la población permanecerá sin electricidad. Esta situación subraya la importancia de continuar aumentando los esfuerzos para expandir las redes de distribución de electricidad, impulsar el autoconsumo y mejorar la infraestructura energética local y nacional.
La iniciativa de acceso a energía sostenible para todos (SEforALL) promovida por la ONU, tiene como meta erradicar la pobreza energética mediante la electricidad en todos los países. Además, se busca apoyarse en las energías renovables para acelerar este proceso, lo que también se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 7 y 13.
Energías renovables: Un crecimiento con gran potencial
En todo el mundo, las energías renovables han experimentado un crecimiento sostenido, pero todavía queda mucho por hacer. Sectores como la energía solar fotovoltaica y la energía eólica han crecido notablemente, y esto es en gran parte gracias a la disminución de los costes tecnológicos y la mayor inversión en investigación y desarrollo de tecnologías verdes.
Por otro lado, sectores clave como el transporte y la edificación han comenzado a absorber un porcentaje mayor de energía renovable. Estos dos sectores representan una gran parte del consumo energético a nivel mundial. De hecho, la Unión Europea ha establecido que el transporte debe reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 16% para el año 2030. Esto se logrará principalmente a través de la utilización de biocombustibles avanzados y combustibles de origen no biológico como el hidrógeno.
El sector del transporte tiene también una meta de aumento del uso de energías renovables en 1,9 puntos porcentuales anuales, lo que ayudará a disminuir la dependencia de los combustibles fósiles en favor de un sistema de transporte más limpio, eficiente y sostenible.
Por su parte, el sector de la calefacción, sobre todo la urbana, también tiene metas prometedoras. Se espera que para 2030 esta área aumente su uso de energías limpias en 2,3 puntos porcentuales anuales, según las estimaciones de la Unión Europea. Esto, unido a las inversiones en infraestructura y tecnologías como las bombas de calor y la geotermia, pueden cambiar radicalmente cómo se gestiona la energía térmica en ciudades y áreas rurales.
En el contexto europeo, la Comisión Europea ha propuesto que las energías renovables alcancen al menos el 45% del total de energía consumida para 2030, fortaleciendo significativamente el papel de las renovables en la descarbonización de la economía. Este esfuerzo se enmarca en el paquete legislativo “Fit for 55”, que busca reducir un 55% de las emisiones netas de gases de efecto invernadero en comparación con los niveles de 1990.
Eficiencia energética: Clave para un consumo responsable
El ahorro energético es uno de los pilares fundamentales para la sostenibilidad del sistema energético global. Países como Australia, China, México y Reino Unido han logrado reducir su intensidad energética en más del 2% anual, principalmente en el sector industrial. Esto se ha logrado mediante políticas de fomento a la eficiencia energética y el uso racional de los recursos.
No obstante, el consumo energético en el sector residencial está aumentando en muchos países debido a la creciente demanda de aparatos electrodomésticos y un estilo de vida más dependiente de la tecnología. Este comportamiento es contrario al objetivo de reducción, lo que hace que deba reforzarse la actuación en este sector.
En la Unión Europea, se está trabajando en la aplicación de la Directiva de Eficiencia Energética (DEE), la cual establece que el consumo de energía final deberá reducirse hasta un 40% para el año 2030. Esta directiva también promueve iniciativas para el autoconsumo y la renovación de edificios, lo que permitirá a los Estados reducir su demanda energética con proyectos innovadores y sostenibles a nivel local, regional y nacional.
Además, es importante mencionar que las medidas de eficiencia energética no solo están enfocadas en sectores residenciales, sino también en empresas, centros de datos y edificios públicos, como parte de un compromiso europeo para optimizar el uso de la energía.
Edificios de consumo casi nulo: El futuro de la construcción
Los edificios que cumplen con el certificado Passivhaus son un ejemplo de eficiencia energética en el sector de la construcción. Estos edificios limitan su demanda de energía primaria a menos de 120 kWh/m² al año, lo que prácticamente los convierte en cero emisiones. En países como España, ya existen más de 40 edificios certificados bajo este estándar.
Este modelo de construcción es clave para los procesos normativos que se implementarán en la próxima década. La Unión Europea aspira a que los edificios de nueva construcción sean prácticamente de cero consumo para 2030, apoyando la transición hacia una economía descarbonizada y sostenible.
El modelo Passivhaus no solo se alinea con las metas de reducción de emisiones de CO2, sino que también garantiza un entorno saludable y confortable para sus habitantes, logrando un impacto positivo tanto en el medio ambiente como en la salud pública, al reducir la cantidad de fuentes de contaminación.
La transición hacia una economía sostenible y descarbonizada para 2030 depende de la inversión en energías renovables, un incremento en la eficiencia energética y una mayor cobertura en el acceso a la electricidad. Estos factores son esenciales para limitar el calentamiento global a niveles aceptables y, al mismo tiempo, generar beneficios económicos y sociales para los países en desarrollo y las economías emergentes.
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