La radiación de los alimentos, oficialmente llamada ionización, consiste en someter a un alimento a una radiación ionizante, rayos gamma y rayos X. Este procedimiento, inventado en los años 40 por científicos franceses, para necesidades de intercambios internacionales, permite descontaminar los alimentos, suprimir ciertos microorganismos e insectos, ralentizar la maduración, inhibir la germinación y conservar mejor los alimentos. También permite un mejor transporte en largas distancias, y un almacenamiento a largo plazo.
Ventajas de la radiación de los alimentos
La radiación de alimentos no hace que un alimento sea radioactivo. No se debe confundir con la contaminación radioactiva. Normalmente presentada como menos nociva que otros modos de conservación industriales, esa tecnología permite evitar el uso de productos químicos.
Además es más fácil de usar que la congelación, y puede ser aplicada prácticamente a todos los productos, incluidos los productos frescos, a la inversa de los tratamientos a base de calor.
Los partidarios de la radiación de alimentos la presentan como una solución milagro contra enfermedades de origen alimenticio. Por desgracia, muchos estudios científicos muestran igualmente los límites y los riesgos de la radiación para la salud.
Los riesgos de la radiación
Algunas asociaciones en defensa de los consumidores y del medio ambiente destacan el empobrecimiento del valor nutritivo de las vitaminas contenidas en los alimentos. A pesar de que la radiación sea suficiente para matar los organismos superiores, no elimina las toxinas liberadas por las bacterias y los hongos. Sin embargo, puede destruir las vitaminas y provocar la formación de sustancias neoformadas o de radicales libres perjudiciales para la salud de los alimentos.
Algunas bacterias son muy útiles puesto que actúan sobre la apariencia de los alimentos y permiten así a los consumidores descubrir los alimentos sospechosos. Los alimentos radiados parecen mas sanos, pero no siempre lo son. Por esta razón, la radiación se puede utilizar para enmascarar a los consumidores productos demasiado viejos y que no deberían ser consumidos, y por lo tanto se pueden sustituir por unas buenas prácticas sanitarias o por el reciclaje de productos que alcanzan la fecha de caducidad.
Los alimentos ionizados podrían contener elementos sospechosos de ser cancerígenos. A este nivel, animales de laboratorio nutridos con alimentos irradiados en largos periodos sufren muchas enfermedades genéticas, problemas de reproducción, deformaciones y mortalidad precoz.
Los riesgos para el medio ambiente
Desde un punto de vista medioambiental, podemos citar los riesgos relacionados con el funcionamiento de las instalaciones y del transporte de las materias nucleares. Además, esta técnica favorece modos de producción y de distribución industriales deslocalizados donde el transporte, fuente de contaminación, ha dejado de ser un problema para la conservación de los alimentos.
Esto tiene consecuencias, porque la radiación, alargando la duración de la conservación de los alimentos, corre el riesgo de acentuar la deslocalización de los productos agrícolas donde las normas medioambientales y sociales pueden ser deplorables para cultivos que pueden ser producidos localmente.