En materia de energías limpias, la energía solar, en detrimento de un desarrollo muy rápido desde hace 5 años, sigue siendo relativamente marginal a nivel mundial, lejos por detrás de la energía eólica, la biomasa y sobre todo la energía hidraúlica. Gracias a recientes avances técnicos y a rupturas tecnológicas en curso, la energía solar es probablemente aquella de las energías limpias y renovables que posee el mayor margen de progresión de aquí a los próximos decenios, y el más fuerte potencial para convertirse en la primera fuente de energía de la humanidad, antes de mediados de este siglo.
En materia de paneles solares fotovoltaicos, la tasa de conversión de la luz en electricidad constituye un factor clave en materia de desarrollo y de rentabilidad. Este umbral máximo acaba de pasar a 46%, un nuevo récord mundial. Esta tasa ha sido alcanzada por una célula solar desarrollada conjuntamente por el CEA-Leti, la empresa francesa Soitec, y el Instituto Fraunhofer para los sistemas energéticos solares en Alemania.
Contrariamente a los paneles fotovoltaicos que se utilizan ampliamente hoy en día, estas nuevas células no se fabrican en silicio, pero utilizan otros semiconductores, procedentes de materiales llamados III-V porque están compuestos de elementos químicos clasificados entre la tercera y quinta columna del cuadro periódico de Mendeleiev.
Estos nuevos captadores solares de alto rendimiento están constituidos de una superposición de varias capas, de las que cada una reacciona a la luz en una cierta longitud de onda. Otra ventaja, este nuevo tipo de célula solar puede ser producida con ayuda de una tecnología perfectamente dominada por la industria desde hace 20 años. Estas células III-V pueden por lo tanto ser utilizadas a gran escala en las grandes centrales solares situadas en las regiones tropicales o desérticas que disponen de sol directo.
En uso real, sobre el terreno, el rendimiento será ligeramente inferior, pero debería superar el 40%. Una tasa de conversión energética bien superior a la tasa media actual del 25% de los últimas células en silicio.
Por su lado, el grupo Armor presentó hace algunas semanas su última innovación, una película fotovoltaica delgada y orgánica que debería permitir a largo tiempo, transformar muchas superficies, hoy en día inexplotadas, en paneles solares productores de electricidad.
Basándose en su dominio de la química de las tintas y de las tecnologías de impresión, Armor ha desarrollado en asociación con Cambrios Technologies, una película orgánica fotovoltaica. Muy delgada, puede adaptarse a cualquier tipo de superficie. Ciertamente, esta película solar de momento tiene un rendimiento dos veces y medio inferior al de un panel clásico, pero este hándicap se ve ampliamente compensado por su facilidad de producción y de instalación.
Con estas películas solares flexibles, podemos imaginarnos que cada cual podrá, de aquí a sólo dentro de unos años, producir fácilmente y en permanencia la energía eléctrica necesaria para pequeños consumos, como los de los terminales y aparatos electrónicos por ejemplo. Además, contrariamente a los paneles actuales rígidos de silicio, estas películas flexibles no utilizan tierras raras, cuya extracción corre el riesgo de quedar agotada en pocos años.