Deforestación y su relación con la agricultura: causas y soluciones

  • Desde 1990, el planeta pierde 51.600 km² anuales de bosques, agravado por la agricultura.
  • La expansión agrícola, especialmente en los trópicos, es la principal causa de deforestación.
  • África y Asia sufren una alta pérdida de bosques debido a los monocultivos como el aceite de palma.

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Desde 1990, el planeta pierde cada año 51.600 kilómetros cuadrados de bosques, una cifra equivalente al tamaño de regiones bastante amplias de Europa. Esta cifra proviene del informe sobre evaluación de Recursos Forestales Mundiales 2015, publicado el 7 de septiembre en Durban, Sudáfrica, durante el XIV Congreso Forestal Mundial.

José Graziano da Silva, director general de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, autor del informe, destacó una tendencia positiva en la ralentización del ritmo de la deforestación y de las emisiones de carbono procedentes de los bosques. También mencionó un aumento en las capacidades para gestionar los bosques de manera sostenible. Entre 2010 y 2015, la superficie forestal global creció a un ritmo anual de 0,08%, comparado con el 0,18% entre 1990 y 2000.

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Impacto de la deforestación a escala global

Pese a algunos avances en la reforestación, la deforestación sigue siendo un gran problema en todo el mundo. Según el informe de la FAO, la tasa de pérdida neta de bosques ha caído un 50%, pero la expansión agrícola sigue siendo su principal causa, especialmente en regiones tropicales como América del Sur y África. Esto se debe principalmente a la creciente demanda de productos agrícolas como la soja, el aceite de palma y la carne de res.

El caso de Brasil es emblemático, ya que es uno de los países más afectados por la deforestación, debido a la tala ilegal y la expansión agrícola. Este país alberga una gran parte del bosque amazónico, por lo que su pérdida de cubierta forestal tiene un impacto global. Países como Indonesia, también enfrentan grandes problemas relacionados con la pérdida de sus bosques tropicales, desencadenada además por la producción de aceite de palma.

Por otro lado, existen países como China que han logrado revertir la tendencia a la pérdida de bosques, implementando políticas de reforestación. A pesar de ello, la expansión de monocultivos sigue siendo una amenaza emergente para la biodiversidad y los ecosistemas forestales en muchas regiones.

Relación entre agricultura y deforestación

Es indiscutible que la agricultura comercial es uno de los principales motores de la deforestación. Según estimaciones del IPCC, el cambio de uso del suelo, principalmente impulsado por la conversión de bosques a tierras agrícolas, causa cerca del 12% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero.

La expansión agroindustrial para cultivos como la soja y la palma, además de la ganadería intensiva, contribuye a la destrucción de bosques en todo el mundo. Especialmente en América Latina, la expansión agrícola es una de las principales causas de la deforestación. En países como Brasil y Paraguay, grandes extensiones del Gran Chaco y la Amazonía han sido destruidas para cultivos de soja y pastizales.

En Brasil, se ha aplicado la «Moratoria de la Soja» en un intento por detener la expansión de los cultivos en áreas de selva amazónica. Sin embargo, esta moratoria ha tenido un éxito limitado, ya que otros ecosistemas como el Cerrado aún enfrentan una gran presión por la expansión agrícola.

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África y Asia: La expansión de los monocultivos y sus consecuencias

La expansión de los monocultivos en África y Asia sigue siendo un tema crítico. En estos continentes, los monocultivos de productos como el aceite de palma en Indonesia y Malasia han generado una pérdida significativa de selvas tropicales. Indonesia ha perdido aproximadamente 10 millones de hectáreas de bosque desde 2002.

La tala masiva para la agricultura y productos como la pulpa de papel no solo afecta a la biodiversidad, sino que también interrumpe los ciclos de agua y libera grandes cantidades de CO2 a la atmósfera, exacerbando el cambio climático. La deforestación en estas regiones también amenaza a varias especies animales, entre ellas el orangután, cuya supervivencia está gravemente comprometida por la destrucción de su hábitat.

Consecuencias medioambientales de la deforestación

Las consecuencias de la deforestación no se limitan a la pérdida de árboles. Va mucho más allá, afectando tanto al medio ambiente como a las poblaciones humanas dependientes de los bosques. Entre las principales consecuencias de la deforestación están:

  • Pérdida de biodiversidad: Los bosques son los ecosistemas terrestres más ricos en biodiversidad, albergando el 80% de las especies. La deforestación amenaza miles de especies.
  • Erosión del suelo: Los árboles ayudan a mantener el suelo en su lugar. La pérdida de cobertura arbórea deja el suelo susceptible a la erosión, degradando su fertilidad.
  • Impacto en las comunidades locales: Alrededor de 1,6 millones de personas dependen directamente de los bosques. La pérdida de estos recursos afecta gravemente su capacidad de sobrevivir.
  • Emisiones de carbono: Los bosques actúan como sumideros de carbono, absorbiendo CO2. La deforestación provoca que ese carbono almacenado se libere a la atmósfera.

Además, la deforestación también puede exacerbar los fenómenos climáticos extremos. Dado que los árboles desempeñan un papel clave en el ciclo del agua, la pérdida de bosques puede alterar los patrones de precipitación, aumentando el riesgo de sequías y tormentas en algunas regiones.

Medidas para frenar la deforestación

Para combatir la deforestación, es crucial adoptar una gestión forestal sostenible y promover prácticas agrícolas que minimicen la destrucción de ecosistemas. Algunas soluciones claves impulsadas por organizaciones como la FAO y varias ONG internacionales incluyen:

  • Políticas de reforestación y restauración de ecosistemas dañados. Varios países están implementando programas de reforestación a gran escala para reponer áreas afectadas por la deforestación.
  • Moratorias y restricciones a la tala ilegal, como el acuerdo de la «Moratoria de la Soja» en Brasil, aunque se necesitan medidas más estrictas para garantizar su eficacia.
  • Fomentar la certificación de productos sostenibles que no provienen de áreas devastadas. Certificaciones como RSPO para el aceite de palma ayudan a garantizar prácticas responsables de cultivo.

A nivel global, aún queda mucho por hacer para detener la destrucción de los bosques. Los consumidores tienen un papel importante al elegir productos responsables y apoyar causas que luchen contra la deforestación. Sin embargo, los esfuerzos más significativos provendrán de la cooperación internacional y el compromiso de las empresas para reducir su huella en los ecosistemas forestales.

El aumento de la conciencia sobre las consecuencias ambientales y sociales de la deforestación está impulsando cambios en las políticas globales. Los recientes acuerdos en convenciones internacionales, como el Acuerdo de París, colocan a la protección forestal como un componente central para abordar la crisis climática y la preservación de la biodiversidad.


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