Hoy en día, durante la construcción de edificios, es fundamental tener en cuenta la eficiencia energética. El aprovechamiento de la energía tiene que venir acompañado de una buena arquitectura para llevarse a cabo. La relación entre eficiencia energética y una buena arquitectura está cada día más vinculada.
Se intenta aprovechar al máximo los recursos energéticos en los edificios para minimizar el consumo y el impacto que se produce en el medioambiente. Para ello, es de vital importancia organizar y llevar a cabos planificaciones en las que la eficiencia energética se encuentre como una prioridad. ¿Quieres saber más sobre ello?
Estrategias energéticas
Existen un tipo de viviendas que son diseñadas para consumir muy poca energía y garantizar un buen uso y conservación de los recursos. Se trata de las llamadas «passive house«. Estas casas están construidas para que consuman muy pocos recursos, aprovechando al máximo la energía generada por la radiación solar, aprovechando las corrientes de aire naturales para refrescar y ventilar la vivienda, un buen aislamiento, instalaciones de recuperación de calor, etc.
Todo esto provoca una minimización de los recursos y un buen aprovechamiento de la energía. Pero el mundo de la eficiencia energética no se queda en estas casas, sino que avanza aún más.
Edificios zero
Se trata de la revolución en la eficiencia energética en los edificios. Estas construcciones consumen exactamente la misma cantidad o menor que la que producen por sí mismo. De esta forma su consumo es tan pequeño, que tiene total autosuficiencia. De hecho, su capacidad energética puede ir incluso un poco más allá, abasteciendo también a otros edificios cercanos. Así, todo esto es posible gracias a las energías renovables.
Un edificio zero tiene que cumplir ciertas condiciones para ser tan eficiente. Lo primero es reducir al máximo la demanda energética. Con medidas de reducción del consumo reduciremos también los costes de las instalaciones propiamente dichas.
Una vez la vivienda consuma muy poco, solo nos queda igualar la proporción entre el gasto y la producción de energía. Así, nuestra vivienda será capaz de generar su propia energía usando las renovables.
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