Burlington, la primera ciudad de EE.UU alimentada por energías renovables

Estado de Vermont. EEUU

Aunque parezca algo extraño, en el país de la negación académica del cambio climático, el aumento de los presupuestos armamentísticos, en el país del fracking liberal… es decir, en el “país de Donald Trump” existe una pequeña luz de esperanza.

Dicha luz no es más que una ciudad pequeña, de algo más de 42.000 habitantes que se abastece sólo de energías renovables.Esta ciudad denominada Burlington, se encuentra en el estado de Vermont, al noreste de Estados Unidos y dando a la frontera con Canadá.

Burlington aflora en numerosas guías como uno de los mejores lugares para vivir en Estados Unidos y sus habitantes se muestran orgullosos de ello, al haber construido una ciudad que muchas otras miran con envidia.

Miro Weingberger, su actual alcalde, quiere cambiar la ciudad a un futuro más limpio desde la leyenda de Sanders y su defensa del ambientalismo sobre la ciudad.

“Hay que remontarse una docena de años, a 2004, cuando se tomó la decisión de dejar de comprar electricidad a la única planta nuclear que hay en Vermont”.

Esta decisión estaba llena de coraje e imaginación a partes iguales puesto que la mayor parte de la energía consumida por aquellos años en Burlington provenía de aquella central precisamente.

A día de hoy, esta ciudad echada para adelante, puede presumir de una magnífica combinación energética dando lugar a un 45% de biomasa, un 30% de hidroelectricidad, un 24% de energía eólica y tan sólo un 1% de energía solar, pero apuesto a que no se quedará aquí la cosa.

Político Magazine resaltó en noviembre del año pasado en un artículo sobre la propuesta energética de Burlington

“La decisión de las administraciones de apostar por las energías limpias impregna todo el estilo de vida de sus habitantes.

Han crecido explotaciones agrícolas en forma de cooperativas que también practican la agricultura sostenible y venden sus productos de temporada en la ciudad, y los usuarios de apuestan por contadores inteligentes que recogen datos del consumo eléctrico minuto a minuto para que ellos mismos puedan adoptar las medidas más consecuentes con el gasto que realizan”.

Taylor Ricketts, profesor de Economía Ecológica de la Universidad de Vermont, asegura que esto son sólo dos ejemplos que muestran que puede haber otra forma posible de hacer las cosas y además…

“No hay nada mágico en Burlington. La naturaleza no nos ha regalado más horas de sol, vientos más fuertes o ríos más poderosos que en otros lugares. Así que, si nosotros podemos hacerlo, también pueden los demás”.

Lo importante después de todo, se encuentra en la simple razón de dejar a un lado los intereses económicos y apostar por un cambio para asegurar nuestro futuro y el de nuestro planeta.


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  1.   Daniel Palomino dijo

    Gracias por el aporte Carmen.

    Un saludo.