Argentina es uno de los países más extensos y destacados por su desarrollo en el sector agrícola. Sin embargo, como sucede en muchos países con vastas zonas rurales, muchas áreas están alejadas de los centros urbanos y, en consecuencia, enfrentan problemas con el acceso a servicios básicos como luz, electricidad, gas y agua potable.
Ante esta situación, desde hace unas décadas ha comenzado a utilizarse una tecnología clave: los biodigestores. En los últimos años, su uso ha crecido significativamente en zonas rurales, especialmente debido a la facilidad de implementación y a los beneficios tanto económicos como ambientales que ofrecen. Los biodigestores se han convertido en parte fundamental de la gestión de desechos en tambos, granjas y otros emprendimientos agropecuarios en Argentina.
¿Qué es un Biodigestor?
El biodigestor es un dispositivo que trata residuos orgánicos de origen animal o vegetal para generar dos productos valiosos: el biogás y el biofertilizante. Al depositar desechos como estiércol o residuos vegetales dentro del biodigestor, bajo un ambiente cerrado y sin oxígeno (proceso de digestión anaeróbica), las bacterias descomponen la materia orgánica, produciendo biogás y un fertilizante rico en nutrientes.
El biogás producido es una mezcla de gases, principalmente metano (CH4) y dióxido de carbono (CO2), que puede utilizarse de diversas maneras: para cocinar, calentar agua, y generar electricidad mediante generadores a gas. Este gas es similar al gas natural y puede almacenarse o utilizarse de inmediato.
El residuo sólido o líquido que queda tras el proceso de digestión es lo que se denomina biofertilizante. Este es un efluente rico en nitrógeno, fósforo y potasio, lo que lo convierte en un excelente fertilizante para suelos agrícolas, incrementando la productividad de los cultivos de manera natural.
Beneficios de los Biodigestores en el Campo Argentino
En Argentina, los biodigestores no solo resuelven problemas de gestión de residuos en zonas rurales, sino que ofrecen una serie de ventajas clave que explican su creciente popularidad. A continuación, presentamos algunos de los beneficios más destacados:
- Producción de biogás de uso multifuncional: Usando desechos orgánicos de origen animal y vegetal, los biodigestores generan biogás, el cual puede utilizarse para cocinar, calefaccionar hogares e incluso para la generación de electricidad a pequeña escala.
- Sustentabilidad ambiental: Al reducir la cantidad de residuos orgánicos que terminan en basureros o vertederos, disminuyen las emisiones de gases de efecto invernadero como el metano, que tiene un impacto 25 veces mayor sobre el calentamiento global en comparación con el CO2.
- Fertilizante natural: El subproducto del biodigestor es un biofertilizante que puede volver al campo para enriquecer los suelos agrícolas, evitando el uso de fertilizantes químicos.
- Independencia energética: En zonas rurales donde el acceso a la electricidad es limitado o inexistente, los biodigestores ofrecen una fuente confiable de energía renovable.
Estos beneficios han sido ampliamente reconocidos en otras partes del mundo. En países como Alemania y Brasil, el uso de biodigestores está muy desarrollado en zonas rurales, generando electricidad, biogás y fertilizantes de bajo costo que contribuyen a mejorar la competitividad del sector agrícola.
Implementación de Biodigestores en Argentina
En Argentina, los biodigestores están siendo cada vez más utilizados en tambos, granjas porcinas y otras explotaciones agropecuarias. Se estima que en el país existen más de 50 sistemas de este tipo distribuidos en diversas provincias. Sin embargo, esta cifra sigue aumentando a medida que los productores toman conciencia de los beneficios económicos y ambientales que ofrecen.
Los costos de instalación de un biodigestor varían dependiendo del tamaño y de la capacidad, pero en general, la relación costo-beneficio es muy favorable, ya que se amortiza en pocos años debido al ahorro en insumos energéticos y fertilizantes.
Casos de Éxito en Argentina
En localidades rurales como Los Pinos, un pequeño pueblo con apenas 300 habitantes, se ha implementado una planta de biogás que transforma los residuos agropecuarios en energía y biofertilizantes. Este esfuerzo conjunto entre la comunidad, INTA, CONICET y el INTI ha permitido que el biogás generado se utilice para proveer de electricidad a instalaciones críticas como bombas de agua potable y para el alumbrado público.
Otro ejemplo se puede encontrar en la Cooperativa Agrícola y Ganadera de Monje en la provincia de Santa Fe. Esta cooperativa utiliza un biodigestor instalado en 2018 para tratar los efluentes de un criadero de cerdos y convertirlos en biogás y biofertilizantes. El biogás producido alimenta un motor que genera electricidad para la planta aceitera y otros equipos de la cooperativa. Este biodigestor también ha contribuido a reducir significativamente las emisiones de metano en la región.
¿Cómo funciona un Biodigestor?
Un biodigestor funciona a través de la descomposición anaeróbica. Esto significa que la materia orgánica, como los desechos animales (estiércol) o vegetales (residuos de cosecha), es descompuesta por bacterias en un ambiente libre de oxígeno. Este proceso genera biogás y deja como residuo biofertilizante líquido y sólido.
La instalación de un biodigestor implica tres componentes principales:
- Cámara de digestión: Este es el tanque sellado herméticamente donde se depositan los desechos orgánicos junto con agua para iniciar el proceso de descomposición.
- Cámara de almacenamiento de biogás: A medida que las bacterias descomponen la materia, el metano se libera y se almacena en una cámara superior para su posterior uso.
- Salida de biofertilizante: Después de que el proceso de digestión ha finalizado, el biofertilizante se extrae del biodigestor para ser utilizado en los campos agrícolas.
El tiempo necesario para producir biogás dentro de un biodigestor puede variar según el tipo de desecho utilizado y las condiciones de temperatura, pero generalmente toma entre 15 y 40 días.
Tipos de Biodigestores en el Campo Argentino
Existen varios tipos de biodigestores adecuados para diferentes tipos de explotaciones agropecuarias. Algunos de los más comunes son:
- Biodigestores de pequeña escala: Estos son ideales para granjas familiares o pequeñas explotaciones. Su capacidad puede generar suficiente biogás para cocinar o calefaccionar.
- Biodigestores de mediana y gran escala: Son utilizados en criaderos de ganado y tambos grandes donde la producción de desechos animales es alta. Su capacidad permite generar energía suficiente para alimentar instalaciones más grandes, como equipos eléctricos y bombas.
En zonas como la provincia de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe, varios criaderos de cerdos ya utilizan biodigestores a gran escala. En el caso de criaderos con más de 1000 madres, como en Marcos Paz, la energía generada con el biogás producido es suficiente para alimentar toda la instalación.
Impacto Medioambiental
El uso de biodigestores también tiene un importante impacto sobre el medio ambiente. Se ha demostrado que estos sistemas reducen significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente metano, que es liberado en grandes cantidades por los residuos orgánicos en descomposición si se depositan en vertederos o lagunas a cielo abierto.
Además, al tratar adecuadamente los residuos, contribuyen a mejorar la calidad del aire y el agua en las zonas rurales, minimizando la proliferación de plagas y evitando la contaminación de acuíferos con lixiviados.
Por último, el uso de biofertilizantes produce un ciclo virtuoso en la agricultura, reduciendo la dependencia de fertilizantes químicos y fomentando prácticas más sustentables en los suelos.
En general, los biodigestores en Argentina están jugando un papel vital en la promoción de una agricultura más sustentable mientras proporcionan soluciones prácticas para las áreas rurales con limitaciones energéticas. Con el apoyo adecuado, tanto en términos de financiamiento como de políticas públicas, esta tecnología podría ser clave para alcanzar objetivos más amplios de sostenibilidad y autosuficiencia en el sector agropecuario del país.