La Argentina es uno de los países con mayor extensión y desarrollo económico del campo.
Pero como en la mayoría de los países al tener grandes áreas aisladas y lejanas a centros urbanos, es frecuente la falta o son insuficientes los servicios básicos como luz, gas, electricidad y agua potable.
Ante esta situación desde ya hace unas décadas se ha comenzado a utilizar biodigestores en estas zonas rurales. Esta creciendo mucho el uso de esta tecnología simple pero efectiva.
Se calcula que en toda la Argentina existen más de 50 biodigestores distribuidos en tambos, granjas porcinas, campos ganaderos y otros emprendimientos agrícolas industriales.
La razón por la cual se esta expandiendo y multiplicando rápidamente el uso de biodigestores es por la gran ventaja que tiene esta tecnología, que permite producir gas para calefaccionar, generar electricidad para consumo familiar y para abastecer las necesidades de la actividad agropecuaria así como para la extracción por medio de bombas del agua potable y además aprovechar como fertilizantes.
El funcionamiento es muy simple y resulta muy conveniente por la cantidad de materias primas que generan en estos emprendimientos como estiércol, residuos de cosechas, etc.
El costo no es elevado por lo que es una opción muy rentable económicamente y sustentable ambientalmente.
Ya que disminuye la cantidad de residuos notablemente, se reducen las emisiones de dióxido de carbono y metano generadas por los animales y se puede utilizar fertilizantes naturales para los cultivos. Además de no depender de los sistemas de servicios públicos que son deficientes o inexistentes en ciertas zonas y complican las actividades económicas.
Estos sistemas están muy desarrollados en zonas rurales de Alemania y Brasil debido a las ventajas que tienen y a los beneficios que aporta como ser electricidad, biogás y fertilizantes a bajo costo, lo que permite ser mas competitivos en la actividad agrícola.
En Argentina seguramente la tendencia de utilizar biodigestores seguirá ampliándose.