El futuro de la energía eólica en Catalunya tras años de parón

  • Catalunya estuvo sin instalar nuevos parques eólicos desde 2013 hasta 2023.
  • Nuevos proyectos eólicos en 2023 prometen retomar el crecimiento en energías renovables.
  • El marco regulador debe adaptarse para facilitar la instalación de fuentes renovables.

parón eólico en Catalunya 2

La energía eólica ha sido una de las principales apuestas para el desarrollo energético sostenible de Catalunya. Sin embargo, el progreso de esta manera de producir energía ha sido bastante irregular debido a diversos factores administrativos, normativos y económicos.

En este artículo, exploraremos las razones de este parón, la situación actual y las esperanzas para el futuro en cuanto a energías renovables en la región.

El parón eólico en Catalunya: Cuatro años de inactividad

Desde la inauguración del parque eólico de Serra de Vilobí II en enero de 2013 en la comarca de Les Garrigues, Catalunya no ha visto la puesta en marcha de ningún otro megavatio eólico. Los proyectos que han intentado aprovechar la energía del viento han enfrentado numerosos obstáculos, en muchos casos, de carácter administrativo.

En particular, el proyecto de Gas Natural Fenosa en la Terra Alta, muy avanzado en su momento, ha sufrido un retraso de varios años y aún hoy no ha salido a información pública.

El Plan Nacional para la Transición Energética de Catalunya establece objetivos ambiciosos: para el año 2050, se proyecta que el 100% de la energía final en la región sea de origen renovable, mientras que para 2030 se prevé que al menos el 50% de la electricidad provenga de fuentes limpias. Pero con el actual ritmo de implantación de proyectos, cumplir con estos plazos parece cada vez más complicado.

Los problemas normativos y administrativos

parque eólico canarias

Un gran escollo para el desarrollo eólico en Catalunya ha sido la rigidez del marco regulador. Por un lado, las asociaciones empresariales como APPA y EolicCat exigen la modificación del mapa eólico de Catalunya, un documento que delimita las zonas del territorio donde se puede aprovechar el viento. Algunas áreas, consideradas incompatibles, podrían revisarse para impulsar el desarrollo de nuevos parques eólicos.

Más allá de la normativa territorial, otro problema es el sistema de adjudicación. Actualmente, los proyectos eólicos sólo pueden ser promovidos mediante subastas que otorgan las licencias al mejor postor, limitando la viabilidad para muchos promotores. Según la Asociación Empresarial Eólica, sería más beneficioso permitir la «libre promoción» de proyectos.Uno de los ejemplos más notables del impacto de este sistema es el desarrollo de las Zonas de Desarrollo Prioritario (ZDP), creadas por el Govern hace más de una década con el fin de fomentar la implantación de parques eólicos.

Se habían planificado siete zonas, con una capacidad total de 769 MW y una inversión de 1.200 millones de euros. Sin embargo, sólo la ZDP de Terra Alta, adjudicada a Gas Natural Renovables y Alstom Wind, sigue en pie, aunque acumula varios años de retraso.

Proyectos de futuro y nuevas esperanzas

A pesar de estos desafíos, parece que 2023 y 2024 podrían marcar un giro. Naturgy ha puesto en marcha los primeros parques eólicos después de diez años de parón en la región. Los parques «Els Barrancs» y «Punta Redona» suman una potencia conjunta de 50 MW y han supuesto una inversión de más de 58 millones de euros. Estos parques tienen la capacidad de abastecer el consumo anual de más de 44.000 viviendas.En paralelo, también se están evaluando propuestas para la instalación de nuevos parques en Catalunya, algunas de ellas en la Terra Alta y en otras comarcas como Anoia.

Proyectos como el parque de Tramuntana, promovido por la compañía Sener, o el de Solans, desarrollado por Eolia en la comarca de La Granadella, cuentan con potencias significativas e inversiones millonarias.El desarrollo eólico en Catalunya también atraviesa una etapa clave para la repotenciación. Esto consiste en la modernización de aerogeneradores antiguos, instalados hace más de 25 años, reemplazándolos por modelos más modernos y eficientes. Este proceso podría revitalizar muchos de los primeros parques eólicos que ya están empezando a sufrir de obsolescencia.

Nueva normativa y el futuro energético de Catalunya

Para que estos proyectos prosperen, es necesario un marco regulador adecuado. El Decreto Ley 16/2019 ha introducido cambios en la normativa, facilitando la instalación de paneles solares y reduciendo las limitaciones para proyectos renovables en suelos no urbanizables. Esta normativa, junto con la eliminación de ciertas barreras para la obtención de permisos, ha permitido a Catalunya replantear su estrategia.

En 2023, el Govern aprobó una cincuentena de nuevas instalaciones de energías renovables que suman más de 1.000 MW. Si bien parece un paso adelante, las asociaciones empresariales como Unefcat consideran que sigue siendo insuficiente para cumplir con el objetivo de 12.000 MW de energías renovables en 2030. Según estimaciones actuales, la potencia instalada para esa fecha podría quedar por debajo de los 4.000 MW.

El papel de la energía fotovoltaica

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Catalunya no depende únicamente de la energía eólica para alcanzar sus metas energéticas. También se ha registrado un aumento considerable en las instalaciones de autoconsumo fotovoltaico. En los últimos dos años, las plantas solares en tejados han sumado más de 91.000, una cifra que está generando una capacidad de energía equiparable a la de una pequeña central nuclear.Según el Pla d’Energia i Canvi Climàtic 2012-2020, el crecimiento de la energía fotovoltaica en los tejados es clave para descentralizar el modelo energético. Y con el apoyo de baterías domésticas y el impulso del vehículo eléctrico, la aspiración de alcanzar un sistema 100% renovable en 2050 toma cada vez más forma.

Después de años de parálisis, el sector de las energías renovables en Catalunya parece estar encontrando nuevos caminos. Sin embargo, el éxito a largo plazo dependerá no solo de la inversión, sino de una regulación adecuada y un consenso social que permita el despliegue de nuevas infraestructuras. Con ello, Catalunya podrá alinearse con sus objetivos energéticos a medio y largo plazo.


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