2016: El año más caluroso y sus devastadoras consecuencias a nivel global

  • 2016 fue el año más caluroso desde que se tienen registros, con un incremento de 1,1°C sobre los niveles preindustriales.
  • El fenómeno de El Niño exacerbó las temperaturas, sumándose a las emisiones de gases de efecto invernadero.
  • El deshielo del Ártico y la acidificación oceánica fueron algunas de las dramáticas consecuencias del aumento de temperatura.

Aumento de temperaturas globales 2016

El aumento de las temperaturas globales en 2016 es uno de los fenómenos climáticos más destacados en la historia reciente. Con el cambio climático avanzando a un ritmo alarmante, 2016 se ha considerado un punto de ruptura, marcando un nuevo nivel de preocupación en torno a las emisiones de gases de efecto invernadero y sus consecuencias. Tanto la NASA como la NOAA confirmaron que 2016 fue el año más caluroso registrado desde que se iniciaron las mediciones en 1880. Este análisis acerca del aumento de las temperaturas globales nos ofrece una visión clara de los efectos del cambio climático y de lo que podemos esperar en el futuro cercano si no se toman medidas inmediatas.

Este escenario recuerda a un día de la marmota climático, similar al argumento de la película ‘Atrapado en el tiempo’, donde los eventos parecen repetirse sin cesar. Cada año en la última década ha superado los récords de temperatura establecidos por el anterior. Desde 2014, todos los años han registrado nuevas máximas, siendo 2016 el punto culminante. En el presente artículo, exploramos los factores detrás de este alarmante récord de calor, los impactos en diversas regiones del planeta y las proyecciones que los expertos hacen respecto al cambio climático.

La NASA y la NOAA: confirmaciones del año más caluroso

NASA y NOAA confirman aumento de temperaturas globales

La NASA y la NOAA, las principales entidades mundiales en monitoreo de temperaturas globales y otros indicadores climáticos, concluyeron que durante 2016, la temperatura media global fue 0,99 grados celsius superior a la media del siglo XX. Además, revelaron un aumento global de cerca de 1,1°C respecto a los niveles preindustriales, lo que representa una seria amenaza para el futuro climático del planeta.

Este ascenso está vinculado, principalmente, a la acción humana. La Revolución Industrial marcó el comienzo de un incremento sostenido de gases de efecto invernadero como el CO2, producto del uso de combustibles fósiles. Lo más preocupante es que 2016 no fue un caso aislado. Los años 2014 y 2015 también habían marcado récords de temperatura, pero 2016 superó ampliamente esos valores, registrando que ocho de los meses más calurosos ocurridos hasta la fecha tuvieron lugar entre 2015 y 2016. Esto significa que el año 2016 fue el tercer año consecutivo de incremento récord.

¿Por qué 2016 fue el año más caluroso?

placas solares para enfriar casa en verano

Existen varios factores que explican el aumento de las temperaturas en 2016. Aunque el cambio climático y las emisiones de gases de efecto invernadero son causas predominantes a largo plazo, el fenómeno cíclico conocido como El Niño tuvo un papel crucial al desencadenar un aumento adicional de las temperaturas globales.

El Niño es un evento climático que provoca que las aguas del Océano Pacífico se calienten más de lo habitual, alterando los patrones climáticos y potenciando fenómenos como sequías, lluvias extremas y olas de calor. En 2016, El Niño fue uno de los más intensos registrados y contribuyó al calor extremo observado en la primera mitad del año, amplificando el impacto del cambio climático continuo.

Por otro lado, la concentración de CO2 alcanzó niveles históricos sin precedentes. Durante ese año, la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera superó las 402,9 partes por millón (ppm). Esta alarmante cifra puso de relieve la necesidad urgente de reducir las emisiones globales.

Los efectos se observaron en todas las partes del mundo, siendo las regiones polares de las más afectadas. En diciembre de 2016, la temperatura del Ártico se situó cerca de 25 grados por encima de lo normal, lo que aceleró el preocupante deshielo de los casquetes polares. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) advirtió que el deshielo podría elevar el nivel del mar en hasta un metro para finales de siglo, afectando gravemente a ciudades costeras como Nueva York, Shanghái y Venecia.

Consecuencias del aumento de las temperaturas en 2016

El incremento de las temperaturas en 2016 tuvo efectos devastadores en todo el mundo. Varias regiones experimentaron olas de calor extremas y sequías, mientras que otras sufrieron lluvias torrenciales poco comunes, afectando gravemente a la población y la agricultura.

En Canadá y Estados Unidos, el aumento de las temperaturas favoreció la aparición de incendios forestales de grandes dimensiones. Un ejemplo dramático fue el incendio registrado en Fort McMurray, Canadá, que arrasó más de 600,000 kilómetros cuadrados y provocó el desplazamiento de decenas de miles de personas.

En India, una ola de calor alcanzó los 51°C en la ciudad de Phalodi, afectando la vida cotidiana de millones de personas y causando múltiples muertes. En Europa, países como España y Portugal registraron temperaturas récord, con Córdoba liderando con un pico de 45,4°C.

Los ecosistemas también sufrieron las consecuencias del calentamiento global de ese año. Las temperaturas extremas afectaron la agricultura a nivel global, destruyendo millones de hectáreas de cultivos y poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de muchas áreas alrededor del mundo.

El deshielo del Ártico y su impacto en 2016

Una de las consecuencias más alarmantes del calentamiento global en 2016 fue el acelerado deshielo del Ártico. En octubre de ese año, la extensión de hielo en el Océano Ártico alcanzó uno de sus mínimos históricos, con niveles hasta un 28% menores de lo habitual para esa época del año.

El hielo polar juega un papel clave en la regulación térmica del planeta debido a su capacidad de reflejar la luz solar. La pérdida de este hielo no solo contribuye al aumento del nivel del mar, sino que también reduce la capacidad del Planeta Tierra para reflejar calor, acelerando aún más el ritmo del cambio climático.

El deshielo no solo afectó al Ártico, sino que masivas capas de hielo en Groenlandia y la Antártida también se vieron perjudicadas. Zonas tradicionalmente ricas en biodiversidad marina, como los bancos de hielo, comenzaron a perder especies a una velocidad alarmante por la pérdida de habitats adecuados.

Se proyecta que si no se toman medidas drásticas para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, la desaparición total del hielo polar en verano podría producirse antes de lo esperado, lo que agravará el impacto del cambio climático en regiones costeras habitadas.

Impacto en los ecosistemas marinos

Impacto en los ecosistemas marinos

El calentamiento de los océanos como consecuencia del cambio climático en 2016 tuvo un fuerte impacto negativo en los ecosistemas marinos. Uno de los casos más estudiados es el de la Gran Barrera de Coral en Australia, el sistema de coral más grande del mundo. La subida en la temperatura del agua provocó un blanqueamiento masivo del coral, afectando a más del 67% de los arrecifes en la región.

El aumento de la temperatura no solo causa que los corales pierdan su color, sino que interrumpe la simbiosis con las algas que los ayudan a obtener nutrientes. Esto no solo pone en peligro a las comunidades de coral, sino también a las numerosas especies que dependen de ellas para su supervivencia.

Aparte del blanqueamiento de corales, otro proceso destructivo que se intensificó en 2016 fue la acidificación de los océanos. Este fenómeno ocurre cuando los océanos absorben grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, lo que provoca un aumento de la acidez en el agua. La acidificación afecta gravemente a muchas especies de moluscos, crustáceos y a organismos que dependen de la formación de carbonato de calcio en sus estructuras, como los corales y ciertos tipos de fitoplancton.

El futuro del cambio climático: ¿qué podemos esperar?

Perspectivas del cambio climático

El aumento drástico de las temperaturas globales en 2016 es una advertencia clara de que, si no se toman acciones decididas, el futuro podría estar marcado por un calentamiento aún más severo. Las proyecciones del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) estiman que, para fines de siglo, el planeta podría alcanzar un calentamiento de más de 3°C si no se logran implementar políticas efectivas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

El Acuerdo de París, que entró en vigor en 2016, establece como objetivo fundamental limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2°C, siendo el ideal no superar los 1.5°C. Sin embargo, los expertos advierten que, aunque el acuerdo representa un paso importante, las medidas actuales no son suficientes para cumplir con este objetivo.

A nivel global, las emisiones de dióxido de carbono han seguido creciendo, aunque es cierto que en algunos países como China se han visto señales alentadoras de reducción. No obstante, el desafío es enorme y la crisis migratoria climática que puede desencadenarse en las próximas décadas amenaza con afectar gravemente a millones de personas alrededor del mundo.

El año 2016 marcó un punto de inflexión, y a partir de este momento, el cambio climático ya no puede ser ignorado. Es crucial que tanto los gobiernos como las personas tomen conciencia y actúen para frenar el cambio climático antes de que sea demasiado tarde.


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