Este cambio de tendencia en lo relativo a los costes ya ha empezado a notarse. En 2016 se instaló un 9% más de potencia, en cambio se invirtió un 23% menos que el año anterior en energías renovables.
En estos últimos años, las mejoras tecnológicas han contribuido en gran medida a la reducción del montante necesario para poner en marcha nuevos proyectos renovables. La eólica y la solar fotovoltaica han sido las más beneficiadas por estas ‘rebajas’ que, a golpe de innovación (como las turbinas eólicas con doble rotor), han permitido que se obtenga una mayor capacidad ‘verde’ pagando bastante menos.
De hecho, en 2016 se invirtió menos en instalaciones de este tipo en todo el mundo que en 2015 (un total de 227.575 millones de euros, lo que supone un descenso del 23%) y, sin embargo, se añadió más potencia renovable que cualquier otro año previo de los que se tienen registros (138,5 GW, un 9% más que en 2015), según los datos de un informe elaborado por la ONU, la Frankfurt School of Finance & Management y Bloomberg.
Otro estudio, también firmado por la ONU, confirma que esta ‘positiva’ tendencia a la baja de los precios de las energías limpias se mantendrá durante los próximos años y que, en apenas una década, resultará más barato apostar por ellas que por cualquier otro tipo de fuente en todo el mundo.
Enormes diferencias
Ahora bien, esto no implica que la ‘fiebre verde/revolución renovable’ contagie a todo el planeta. En el informe se señala que lo más probable es que los mercados emergentes -como India o la mayoría de los países de África- , estén tan centrados en crecer económicamente que sólo tengan como meta abastecer toda su demanda energética lo más rápido posible, sin pararse a pensar dos veces si lo hacen o no con renovables o si sus elecciones en este campo tendrán una repercusión negativa en el medio ambiente.
La ONU también considera que habrá bastantes diferencias entre Europa y Australia, volcadas completamente con las fuentes ‘limpias y renovables’, y EEUU y Japón, más «reticentes«.
En el caso del país del sol naciente, el problema principal es el espacio, ya que cuenta con poca superficie para instalar plantas eólicas o solares y, mucho menos, para albergar las voluminosas centrales hidroeléctricas. Además, señala el estudio, es poco probable que la «tradicional» industria eléctrica japonesa se decida a apoyar un viraje ‘verde’ de buenas a primeras. De hecho una posible solución al problema del espacio, es la instalación de paneles solares flotantes, vamos a hablar de ellos en el final del articulo.
Estados Unidos vs renovables
EEUU también sufre el problema del lobby de la industria tradicional y de materiales fósiles, potenciado, a día de hoy, por la ideología del partido que ostenta el poder «recordemos que el presidente Donald Trump que, incluso, ha negado el cambio climático, ha emprendido una particular cruzada anti renovable».
Por su parte, China , aunque vive una situación parecida a la de India en cuanto a su creciente economía y a su gran población en constante aumento, ha decidido marcar la diferencia, apostar por una red energética más ‘limpia’ y alejarse, en la medida de lo posible, de los combustibles fósiles.
Paneles solares flotantes
Desde 2011 la compañía francesa Ciel&Terre trabaja para crear paneles solares flotantes a gran escala. Su sistema, llamado Hydrelio Floating PV permite que paneles solares comunes se instalen sobre grandes masas de agua como lagos,embases y canales de agua para riego y similares, así como presas para generación de energía fotovoltaica. Se trata de crear una alternativa sencilla y asequible a los parques solares terrestres, pensando especialmente en industrias que emplean grandes superficies de agua y que no tienen por qué renunciar a darles más uso.
Según la empresa, son fáciles de montar y desmontar, se pueden adaptar a distintas configuraciones eléctricas, son escalables y no hace falta equipamiento o herramientas pesadas. Las primeras instalaciones de este tipo se han construido en Reino Unido y Japón.
Turbinas eólicas con doble rotor
Según los ingenieros Anupam Sharma y Hui Hu, del Iowa Energy Center, la base de los generadores eólicos tiene dos grandes problemas que limitan su eficienca: uno, que son grandes piezas redondas que en sí mismas no generan energía, y la segunda, que causan una perturbación en el viento que reduce también la energía de cualquier generador situado tras ellas entre un 8 y un 40% según las condiciones.
Su solución es añadir un segundo rotor, más pequeño, a cada turbina. Según sus simulaciones y las puebas realizadas en túneles de viento, las aspas añadidas aumentan la energía generada hasta un 18%. El plan es desarrollar una turbina con doble rotor lo más eficiente posible, determinando dónde es el mejor lugar para situar el segundo, cómo de grande debería ser, qué forma debería tener su base y si debería rotar en la misma dirección que el rotor principal, o justo en la contraria.
El problema es de ahora hasta entonces.