La muerte del sol y de la Tierra

Sol y tierra

El fin del mundo, un proceso lento a escala humana, ya ha comenzado y terminará con la desaparición de la vida en la Tierra, dentro de unos 500 millones de años.

Se afirma normalmente que la Tierra será destruida con la muerte del sol, de aquí a 7 mil millones de años. En efecto, los investigadores especializados sobre la evolución de las estrellas saben que estas nacen y mueren adoptando nuevas formas y características que engendran profundos cambios en el entorno espacial. El sol brilla porque quema un combustible, el hidrógeno, que se transforma en helio en un proceso de fusión nuclear.

De aquí a varios miles de millones de años, esta reserva empezará a faltar, el sol tomará entonces el hidrógeno de la envoltura exterior de su núcleo, en una capa cercana a la superficie del sol. Por consiguiente, las capas externas del sol se dilatarán progresivamente, inflando considerablemente la estrella cuyo tamaño se multiplicará por 200.

El helio acumulado en el corazón del sol comenzará después a fusionarse formando carbono y oxígeno, mientras que en la periferia, en la cáscara que envuelve el corazón, el hidrógeno se mantendrá en fusión. La energía liberada será entonces considerable, y la estrella se convertirá en un camino gigante diez mil veces más luminoso que el sol actual.

El diámetro del sol continuará inflándose y englobará a los primeros planetas del sistema, Mercurio y Venus, que serán de 7 desintegrados, mientras que la Tierra y probablemente Marte serán definitivamente quemados.

Después de 12.000 millones de años de existencia, nuestro planeta será absorbido por el sol, convertido en un gigante que destruirá cualquier traza de presencia humana y dispersará moléculas y átomos de la antigua Tierra a través del espacio.

En cuanto al sol, su equilibrio, en tanto que gigante rojo, será muy inestable, y el núcleo solar terminará por fundirse proyectando en el espacio intersideral las capas externas del sol muriente en forma de nebulosa.

Las consecuencias sobre la tierra serán desastrosas. Progresivamente las temperaturas de la tierra se volverán insoportables, y las criaturas terrestres buscarán refugio en el agua. Sólo las únicas que puedan adaptarse a un medio acuático sobrevivirán durante algún tiempo. Pero a largo plazo, los océanos se volverán tan calientes que matarán cualquier forma de vida compleja. Al final, los seres vivos serán consumidos y los océanos literalmente vaporizados. De esta forma, el fin del hombre debería llegar mucho antes que ocurra el final de la Tierra en sí misma.


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