No son pocas las noticias que lanzamos desde esta página relacionadas con todo tipo de animales que cohabitan con nosotros en este planeta. Muchos de ellos se encuentran en un estado alarmante debido a que sus hábitats están siendo golpeados gravemente por la mano del hombre.
Un ejemplo desgarrador de esto ocurrió en la costa de Noruega, donde una ballena fue encontrada varada con 30 bolsas de plástico en su estómago. Las autoridades que encontraron al cetáceo decidieron ayudarla, pero resultó imposible que sobreviviera debido a la enorme cantidad de plástico que había consumido.
Este incidente nos coloca de nuevo ante los graves problemas que la contaminación plástica está causando en nuestros océanos. El impacto en la fauna marina, especialmente en grandes animales como las ballenas, es devastador.
La contaminación plástica en los océanos
El Foro Económico Mundial reportó en diciembre de 2016 que existen cerca de 5,25 billones de piezas de plástico en el océano. De ese total, 269.000 toneladas flotan en la superficie, mientras que otros miles de millones de microfibras de plástico contaminan el suelo marino. Según estimaciones, para 2050 el plástico en el océano podría superar en peso al total de peces que habitan nuestros mares.
Organizaciones como Plastic Change, que luchan contra la contaminación por plástico, advierten que los niveles de desechos plásticos en los océanos podrían duplicarse en la próxima década si no se implementan medidas drásticas para reducir el uso de este material y mejorar su gestión.
El caso de la ballena Cuvier
La ballena encontrada en Noruega pertenecía a la especie Cuvier, conocida por su capacidad de bucear a grandes profundidades para alimentarse de calamares y peces. Este cetáceo puede alcanzar longitudes de hasta 6,7 metros, y generalmente habita en aguas frías, como las del Pacífico Norte y el Atlántico.
El ejemplar en cuestión fue visto primero en la isla de Sotra. Los científicos notaron que el animal estaba extremadamente delgado y carecía de grasa, lo que indicaba que había estado hambriento durante mucho tiempo. Uno de los científicos noruegos principales, el doctor Terje Lislevand, expresó su tristeza al comentar que la ballena sufrió enormemente debido al plástico ingerido, lo cual le causó un gran dolor y finalmente, la muerte.
Este caso no es desafortunadamente un hecho aislado. En muchas necropsias realizadas a ballenas y otros cetáceos, se han encontrado grandes cantidades de plásticos en sus estómagos. Esto bloquea su sistema digestivo, impidiendo que el animal pueda alimentarse correctamente, lo que les provoca enfermedades graves y, en muchos casos, la muerte.
Un triste recordatorio
La acumulación de residuos plásticos en los océanos se ha convertido en uno de los problemas más importantes para la conservación de los ecosistemas marinos. La ingesta accidental de plásticos por parte de criaturas marinas es un recordatorio claro de los daños irreparables que el ser humano está causando en la naturaleza debido a la mala gestión de residuos.
Además, piezas tan pequeñas como microplásticos, aunque invisibles al ojo humano, están afectando a muchas otras especies marinas. La contaminación por microplásticos es más difícil de combatir, ya que este tipo de plástico se degrada lentamente y se acumula en los cuerpos de los animales.
En resumen, la muerte de esta ballena en Noruega es solo uno de los muchos casos que reflejan la grave urgencia de tomar medidas más estrictas para controlar el alcance de la contaminación plástica en los océanos. La comunidad científica y las organizaciones medioambientales urgen a los gobiernos a implementar políticas más eficaces para reducir el uso de plásticos y fomentar el reciclaje.