En los últimos años, la tecnología de la pila de hidrógeno ha dado pasos importantes, consolidándose como una de las alternativas más prometedoras para la reducción de emisiones contaminantes en diferentes sectores. Aunque su despliegue aún es limitado, diversos fabricantes, proyectos educativos e iniciativas pioneras están mostrando el potencial real que tiene el hidrógeno tanto en el transporte como en la industria.
El uso de la pila de combustible de hidrógeno no solo suscita interés en empresas de automoción, sino que también forma parte de programas de formación, competiciones deportivas y proyectos de investigación aplicada. Sin embargo, la viabilidad práctica de esta tecnología sigue condicionada por varios aspectos, desde los costes de producción del hidrógeno renovable hasta la infraestructura de repostaje.
La irrupción de la pila de hidrógeno en coches y educación técnica
El Gobierno, en colaboración con compañías punteras, está fomentando la enseñanza sobre vehículos con pila de combustible de hidrógeno entre los estudiantes de formación profesional. Así, se han impulsado acuerdos que permiten a los alumnos practicar con motores y vehículos equipados con esta tecnología, y se incorporan contenidos sobre hidrógeno verde en los ciclos formativos superiores de automoción. Estas acciones buscan anticiparse a los desafíos de la movilidad sostenible y formar personal cualificado para un futuro donde el hidrógeno ganará protagonismo en la descarbonización del transporte.
En este contexto, se pone el acento en la diferencia fundamental entre los coches eléctricos a batería y los de pila de hidrógeno. En los segundos, la electricidad se genera a partir del hidrógeno almacenado en depósitos, mediante un proceso electroquímico que solo produce vapor de agua como residuo. Modelos como el Hyundai Nexo o el Toyota Mirai ilustran las posibilidades de esta tecnología, ofreciendo autonomías comparables a las de los coches convencionales —en torno a 600/700 km— y tiempos de repostaje muy competitivos.
Sin embargo, estos avances se ven limitados por la escasez de estaciones de hidrógeno en mercados como España y por el elevado coste de la obtención de hidrógeno renovable. A ello se suma que la mayoría del hidrógeno producido hoy en día proviene de fuentes que todavía generan emisiones, lo que pone de manifiesto la necesidad de apostar por métodos más limpios como la electrólisis alimentada con energía renovable.
Nuevos modelos y proyectos aplicados: desde prototipos hasta vehículos de producción
La apuesta por la pila de hidrógeno se traduce, también, en la llegada de modelos reales al mercado. El caso del Hyundai Nexo, presentado en el Salón de la Movilidad de Seúl, es representativo: un SUV capaz de recorrer más de 700 km con una sola carga de hidrógeno, ofreciendo una conducción suave y manteniendo un perfil ecológico. Hyundai destaca que, si la producción de hidrógeno fuera totalmente renovable, el proceso completo sería más “limpio” incluso que el de los eléctricos alimentados por baterías, ya que evita los procesos contaminantes ligados a la minería y fabricación de grandes acumuladores.
En paralelo, Honda ha puesto en escena su CR-V Fuel Cell, que competirá en la histórica subida de Pikes Peak en Colorado: será el primer SUV propulsado por hidrógeno en participar en la prueba. Este modelo combina una pila de combustible de segunda generación, dos depósitos de hidrógeno y una batería que permite conducción eléctrica adicional. Honda busca demostrar así la robustez y eficacia de su tecnología, subrayando la recarga rápida y la buena respuesta del hidrógeno en condiciones de frío extremo. El CR-V e:FCEV, con autonomía combinada de más de 400 km y prestaciones propias de un vehículo familiar, pretende consolidar la viabilidad del hidrógeno más allá de los prototipos de laboratorio.
Por otro lado, Proteus Energy ha desarrollado una solución modular de pila de combustible destinada al sector marítimo, orientada a puertos, embarcaciones costeras y de navegación interior. Sus sistemas permiten sumar módulos de hasta 75 kW para adaptarse a distintas necesidades, minimizando ruidos y vibraciones, y ofreciendo ventajas frente a baterías tradicionales, como el almacenamiento de combustible por largos periodos sin pérdidas. Esta tecnología avanza hacia la certificación y se espera que esté disponible en el sector a partir de 2026.
La pila de hidrógeno en competición: Le Mans, Pikes Peak y el futuro de la resistencia
El mundo de la competición también está experimentando con el hidrógeno como vector de innovación. Un ejemplo destacado es el proyecto Alpenglow de Alpine, que investiga tanto la pila de combustible como los motores de combustión interna alimentados por hidrógeno, con vistas a la próxima entrada de la categoría de vehículos de hidrógeno en las 24 Horas de Le Mans. Alpine ha presentado varios prototipos —Hy4 y Hy6— con motores especialmente desarrollados, depósitos presurizados y carrocería optimizada para gestionar los desafíos del almacenamiento y la disipación térmica.
Los ingenieros de Alpine subrayan que la pila de combustible es más eficiente a baja carga y revoluciones, mientras que el motor de combustión interna de hidrógeno aporta mejor rendimiento a alta carga. En ambos casos, persisten retos específicos: desde el diseño de los inyectores para un caudal volumétrico adecuado hasta la gestión de la fragilización de materiales y la minimización de emisiones de NOx. En competición, el almacenamiento de hidrógeno líquido —aunque desafiante por temperatura y presión— se perfila como opción viable para recortar los tiempos de repostaje respecto a la versión gaseosa en carreras de resistencia.
La seguridad sigue siendo una prioridad principal, tanto por el riesgo de inflamación como por la necesidad de desarrollo continuo en materiales y sistemas de almacenamiento. Adicionalmente, fabricantes como Toyota colaboran en el desarrollo de prototipos híbridos y adaptan modelos existentes como base para vehículos impulsados por hidrógeno destinados a competición, con el objetivo de replicar los tiempos de vuelta de los actuales Hypercar con ayudas híbridas y repostajes rápidos.
Desafíos presentes y perspectivas de futuro para el hidrógeno en movilidad
A pesar del avance tecnológico y la voluntad de grandes grupos industriales y equipos de competición, la pila de hidrógeno sigue enfrentando barreras considerables para su adopción masiva. La principal es la producción sostenible de hidrógeno a un precio competitivo y bajo impacto ambiental. Además, la escasa infraestructura de repostaje —especialmente en mercados europeos— limita el atractivo de los vehículos para el gran público.
La formación específica en institutos y la colaboración con empresas del sector buscan generar conocimiento y mano de obra cualificada, mientras que los fabricantes continúan afinando tanto la eficiencia de la pila de combustible como las normativas de seguridad y homologación. El hidrógeno verde —obtenido mediante electrólisis renovable—, junto a nuevas soluciones modulares y almacenamiento avanzado, definirán el ritmo de expansión de esta tecnología.
La pila de hidrógeno se mantiene como una de las opciones más prometedoras para descarbonizar el transporte y la industria pesada, desde vehículos particulares y comerciales hasta barcos y prototipos de competición. Los modelos disponibles, la investigación en marcha y los logros en campeonatos y ferias tecnológicas anticipan un futuro donde la movilidad se diversificará, combinando baterías, combustibles electrónicos y, cada vez más, el uso del hidrógeno como fuente energética limpia y eficiente.