Expediciones y ciencia con el trineo eólico de Ramón Larramendi

  • El trineo eólico es una innovación sostenible que permite la exploración polar sin emisiones.
  • Las expediciones científicas a Groenlandia y la Antártida recogen datos clave sobre el cambio climático.
  • El trineo es capaz de recorrer grandes distancias utilizando únicamente la energía del viento para transportar materiales y científicos.

El cambio climático está provocando el deshielo de los casquetes polares más grandes del planeta. En Groenlandia se está observando una disminución preocupante del volumen total ocupado por estos glaciares, con un ritmo de deshielo sin precedentes. Estudios recientes, como los llevados a cabo por el climatólogo estadounidense Jason Box, han demostrado que Groenlandia está perdiendo aproximadamente 286 gigatoneladas de hielo al año, lo que supone una contribución significativa al aumento del nivel del mar a nivel global.

Es fundamental para la comunidad científica medir la cantidad exacta de hielo que se derrite anualmente para pronosticar el aumento futuro del nivel del mar y sus impactos globales si continúan los efectos del calentamiento global. Para abordar este desafío, el explorador Ramón Hernando de Larramendi y su equipo de expedición científica se dirigen a Groenlandia para perforar y recoger muestras de hielo, analizando el balance de masa de los glaciares.

La importancia de las expediciones científicas

La información obtenida durante estas expediciones es crucial para evaluar cómo podrían verse afectados los niveles de los océanos si las temperaturas continúan aumentando. Este tipo de estudios no solo revelan la cantidad de hielo que se está perdiendo, sino que también ayudan a explicar cómo interactúa el hielo con el clima a nivel planetario.

En la expedición mencionada, un equipo compuesto por un climatólogo estadounidense, junto con otros expertos de varios países, llevará a cabo perforaciones en el hielo de hasta 25 metros de profundidad en una extensa área de más de 2.000 kilómetros. Estos científicos tendrán la misión de recoger muestras que servirán para evaluar las condiciones atmosféricas pasadas y actuales y analizar compuestos como el carbono negro o los microplásticos, que también influyen en el proceso de fusión del hielo.

El trabajo realizado por este tipo de equipos no solo contribuye a entender el estado del hielo en Groenlandia, sino que también ayuda a generar modelos más precisos de predicción climática y a proyectar cómo cambiarán los fenómenos meteorológicos en otros lugares del planeta.

El trineo eólico: una innovación única

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Un elemento clave que diferencia esta expedición de muchas otras es el uso del trineo eólico, una creación de Ramón Larramendi. Este vehículo es una innovación tecnológica única en su tipo, ya que se alimenta de la energía del viento y permite recorrer largas distancias sin necesidad de utilizar combustibles fósiles. Esta ventaja no solo lo convierte en un transporte ecológico, sino que también reduce drásticamente el costo de las expediciones científicas en comparación con el uso de vehículos motorizados o helicópteros.

El trineo está compuesto por varios módulos, dependiendo de la expedición y de la carga que deba transportarse. En su configuración más avanzada, el trineo de Larramendi cuenta con cuatro módulos que suman 20 metros de largo y pueden llevar hasta 3.000 kilos de materiales, incluidos equipos científicos, alimentos y alojamientos para los expedicionarios. Cada módulo tiene su función específica: el primero es el módulo de pilotaje desde donde se manejan los controles de las cometas, que son las que impulsan el trineo; otro módulo es utilizado para el descanso de la tripulación; y el último módulo lleva la carga.

El ingenio detrás del trineo eólico

El trineo eólico utiliza cometas de diferentes tamaños para aprovechar al máximo la fuerza del viento. Las cometas más pequeñas, de unos 5 metros cuadrados, son ideales para vientos fuertes, mientras que las cometas más grandes, de hasta 150 metros cuadrados, se emplean cuando el viento es más débil. Una de las grandes innovaciones de este trineo es que sus módulos están fabricados con elementos flexibles como la madera de fresno o arce, que se ensambla mediante cordinos flexibles en lugar de clavos. Esto permite que el trineo se ajuste a las ondulaciones del terreno sin romperse.

El trineo no solo es robusto y eficiente, sino que es capaz de alcanzar velocidades de hasta 80 km/h en buenas condiciones de viento, lo que permite atravesar grandes distancias en poco tiempo. Su movilidad autónoma significa que los expedicionarios pueden operar en áreas sin necesidad de apoyo externo, lo que reduce los costos y los riesgos asociados a las expediciones.

¿Cuál es el propósito científico de estas expediciones?

Las expediciones que se realizan con el trineo de viento no son simples hazañas geográficas, sino que responden a objetivos científicos de primer nivel. Uno de los principales propósitos es la realización de estudios sobre la dispersión de microorganismos en la atmósfera polar. Estos microorganismos, que son transportados por los vientos, pueden colonizar nuevas áreas del Ártico previamente cubiertas de hielo. Durante la expedición, se instalarán colectores de partículas que permitirán recoger muestras biológicas y estudiar cómo se propagan estas especies en estos entornos extremos.

Además, se llevarán a cabo mediciones de la radiación cósmica en la atmósfera. En las regiones polares, la atmósfera es más delgada, lo que permite que los rayos cósmicos, partículas subatómicas de alta energía provenientes del espacio, penetren a niveles más bajos que en otras partes del mundo. Mediante el uso de equipos como dosímetros Geiger-Müller de alta precisión, los científicos pueden evaluar los niveles de radiación natural y realizar correlaciones con la actividad solar.

Otro aspecto que se explora en estas expediciones son los efectos del cambio climático en las capas de nieve y hielo. Durante el recorrido, se tomarán muestras de nieve a diferentes profundidades para analizar su composición isotópica. Estas muestras proporcionarán información clave sobre la acumulación de nieve en el inlandsis de Groenlandia y permitirán a los científicos comprender los patrones de cambio en las últimas décadas.

Un medio de transporte con cero emisiones

El trineo eólico ha demostrado ser el medio más eficiente y ecológico para la exploración de las regiones polares. Desde su primera expedición exitosa en el año 2000, se han realizado más de 20.000 kilómetros con este vehículo en diferentes travesías tanto en Groenlandia como en la Antártida, y siempre con resultados positivos. A diferencia del uso de vehículos convencionales como motos de nieve o helicópteros, el trineo no contamina y es completamente autosuficiente, lo que minimiza el impacto sobre el frágil ecosistema ártico.

Además, uno de los grandes éxitos que se ha alcanzado con este trineo es su capacidad para transportar toda la infraestructura necesaria para realizar proyectos científicos multimodales sin depender del transporte aéreo para llevar suministros o equipos. Esto genera un ahorro significativo de recursos y permite que las investigaciones polar se realicen de manera más continua y con una menor huella de carbono.

El futuro del trineo eólico en las expediciones científicas

Ramón Larramendi y su equipo están comprometidos con la idea de usar el trineo eólico como una plataforma científica versátil y sostenible que pueda ser adoptada por otras naciones en sus propias investigaciones polares. Con el tiempo, se espera que esta tecnología se convierta en un estándar para la exploración polar sostenible, especialmente en las áreas más remotas de la Antártida y el Ártico, donde el costo y la logística de los convoyes motorizados ha sido prohibitivo.

De hecho, se ha proyectado que en 2025, el trineo eólico volverá a la Antártida en una misión científica internacional de mayor envergadura, lo que marcará el siguiente gran capítulo en la exploración polar. Esta expedición, que se está planificando en colaboración con la Agencia Espacial Europea, permitirá pruebas en condiciones extremas y continuará recogiendo datos valiosos para comprender mejor el cambio climático, la atmósfera y el impacto de la radiación cósmica en la Tierra.

El último viaje de la expedición SOS Arctic WindSled 2024 demostró que es posible avanzar incluso bajo condiciones de viento muy desfavorables. Durante 23 jornadas, Larramendi y su equipo consiguieron superar vientos de hasta 40 grados bajo cero y aguantaron tormentas de nieve importantes, lo que subraya la versatilidad y resiliencia del trineo eólico.

Este tipo de innovación, que combina tecnología vintage con innovación avanzada, no solo es un hito para la ciencia polar, sino que abre la puerta a un futuro de exploración más sostenible y accesible. Con cada expedición, se refuerza la posibilidad de que la humanidad puede explorar los rincones más extremos del planeta sin sacrificar su compromiso con la preservación del medio ambiente.


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