Uso de las tierras marginales para la producción de biomasa

Se plantea la utilización de tierras marginales para el cultivo de algunas plantas que se dedicaran exclusivamente a la producción de biomasa sostenible.

Con muchas opiniones diversas sobre la plantación de cultivos para uso de bioenergía sostenible pudiendo aprovechar esas hectáreas para la utilización de cultivos agro-alimentarios, con aprobaciones de medidas regulatorias, la Unión Europea las está llevando a cabo para limitar el uso de este último tipo de cultivo (los agro-alimentarios) y poder así llevarlos a través de un uso de la tierra totalmente distinto a a producción de bioenergía.

Ayudándose a su vez con el impulso que se está haciendo a la producción de biocombustibles sostenibles con biomasas lignocelulósicas como lo son la caña común o el panizo de la pradera.

La investigadora Dolores Curt del grupo GA-UPM sostiene que  “ la salinidad en el suelo o en el riego es un limitante para muchos cultivos agrícolas, pero puede ser una oportunidad para producir biomasa que no compita con el sector agro-alimentario y así mejorar su sostenibilidad. La caña común es un cultivo energético tolerante a la salinidad y apoyado por la Unión Europea. Por todo ello, es importante conocer dónde se podría promover y lo que representaría su producción”.

Como comenta esta investigadora, la salinidad es un factor muy importante (existen varios factores de este tipo) a tener en cuenta a la hora hacer apta una tierra para cultivos agro-alimentarios ya que la salinidad afecta tanto directa como indirectamente en el crecimiento de las plantas, bien por el daño que ocasiona la salinidad o bien por la disminución de la absorción de agua por las raíces, algo vital para la supervivencia de las plantas.

Por esta misma razón y para que no queden mermados los cultivos agro-alimentarios (con una escasa producción) o queden unas tierras abandonadas, se optan por utilizar estas tierras marginales, tierras salinas, para el cultivo de ciertas especies de plantas que son resistentes o mejor dicho, tienen tolerancia a la salinidad.

Un ejemplo claro y el despertar del interés de la mayoría de los investigadores en esta área esta puesto en la caña común puesto que no solo tiene esa tolerancia a la salinidad, sino que además es una herbácea perenne (planta no leñosa que es capaz de vivir más de dos años), se adapta a condiciones edafoclimáticas, es decir, condiciones pertenecientes al suelo y al clima.

Igualmente nos aporta una alta productividad en cuanto a cosechas anuales de biomasa lignocelulósica se refiere.

Con este objetivo, los investigadores del GA-UPM han desarrollado una metodología específica para estimar la producción de biomasa que podría suponer la utilización de tierras marginales salinas y tierras marginalizadas con posibilidad de riego con aguas salinas, para la producción de biomasa con la caña común.

Esta metodología desarrollada consiste en funciones empíricas de respuesta a la disponibilidad de agua y al rendimiento de la caña común a la salinidad, además de la obtención  de información geo-referenciada. Teniendo en cuenta los distintos niveles variables de salinidad que se puedan encontrar en el territorio y obviamente en el agua de riego.  Siguiendo asimismo los criterios de sostenibilidad que se puedan encontrar.

Javier Sánchez, autor principal del trabajo, nos dice; “ esta metodología se ha aplicado al caso de la España peninsular pero también podría emplearse en otras áreas mediterráneas con información geográfica disponible”, al encontrarnos con unos datos verdaderamente asombrosos, y es que según las cifras obtenidas podemos ver que en España existen cerca de 34.500 hectáreas de tierras agrícolas marginalizadas por la salinidad donde el cultivo de caña común sería una muy buena opción para el uso adecuado de estas tierras además de sostenible.

Por todo ello, se lograría tener  una producción potencial de biomasa de 597.400 toneladas de materia seca anuales, en lo que se refiere a un rendimiento eléctrico del 25%, por supuesto variable, si cada habitante consumo por año 730 KWh, lo que correspondería de una energía primaria al año de alrededor de unos 10.5 millones de gigajulios (GJ)

Gracias a este trabajo y al esfuerzo del grupo GA-UPM  España podría ser pionera en la producción de biomasa sostenible aprovechando tierras marginales salinas en lugar de tener aproximadamente 35.000 hectáreas de suelo no apto para el cultivo agro-alimentario.


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