La utilización de tierras marginales para el cultivo de biomasa sostenible representa una oportunidad única para mejorar la sostenibilidad ambiental y diversificar la producción agrícola, especialmente en el actual contexto de cambio climático. Tierras marginales son aquellas áreas con baja fertilidad, o afectadas por factores físicos o químicos, como la salinidad, que las hacen inapropiadas para la producción de cultivos convencionales.
Producción de biomasa en tierras marginales
El aprovechamiento de tierras marginales para la producción de biomasa ofrece una solución alternativa a la utilización de tierras agrícolas fértiles que, de otro modo, se emplearían para la producción de alimentos. En lugar de competir con el sector agroalimentario, estas tierras pueden utilizarse para cultivar plantas tolerantes a condiciones adversas, como la salinidad o la falta de nutrientes. Este enfoque no solo optimiza el uso de tierras subutilizadas, sino que también mejora la biodiversidad.
El estudio de plantas lignocelulósicas como la caña común (Arundo donax) ha demostrado ser particularmente prometedor. Estas especies no solo son resistentes a la salinidad, sino que producen grandes cantidades de biomasa lignocelulósica, lo que las convierte en una opción rentable y sostenible para la producción de biocombustibles y otros productos industriales.
El papel de la salinidad en la producción de biomasa
Uno de los principales factores que definen a las tierras marginales es su alto nivel de salinidad, que puede afectar negativamente a la mayoría de los cultivos agrícolas convencionales. Sin embargo, diversos estudios han demostrado que ciertas plantas, como la caña común, pueden desarrollarse adecuadamente en condiciones salinas. Según la investigadora Dolores Curt, del grupo GA-UPM, “la salinidad en el suelo o en el riego es un limitante para muchos cultivos agrícolas, pero puede ser una oportunidad para producir biomasa que no compita con el sector agroalimentario”.
En este sentido, el uso de plantas tolerantes a la salinidad en tierras marginales es una solución eficiente que convierte un problema en una oportunidad. Además, estas plantas pueden aprovecharse sin necesidad de modificar genéticamente las especies, lo que mejora la sostenibilidad y reduce la huella ambiental.
Investigaciones y Proyectos en curso
Diversos proyectos financiados por la Unión Europea, como MarginUp, han estado investigando cómo las tierras marginales pueden utilizarse para el cultivo de biomasa sostenible. Estos proyectos buscan no solo aumentar la producción de biomasa sin competir con la producción agroalimentaria, sino también promover la economía circular y mejorar la resiliencia de los ecosistemas locales.
El proyecto MarginUp!, por ejemplo, se basa en los resultados de varios casos de estudio en Europa, como en Grecia, donde se están reutilizando tierras mineras abandonadas, o en España, donde se están utilizando tierras agrícolas marginales en Extremadura para la producción de kenaf y cáñamo. Estas plantas son particularmente útiles ya que se adaptan bien a zonas de baja productividad y pueden generar biomasa para la producción de paneles de construcción.
Beneficios socioeconómicos y medioambientales
El cultivo en tierras marginales no solo ayuda a mejorar la biodiversidad local, sino que también puede generar importantes beneficios económicos. La producción de bioproductos derivados de la biomasa, como biocombustibles o materiales de construcción, puede convertirse en un motor para las economías rurales. Además, el uso de tierras marginales reduce la presión sobre las tierras agrícolas fértiles, permitiendo que estas se dediquen exclusivamente a la producción de alimentos.
Un ejemplo de estos beneficios es la mejora de la estructura del suelo que estas plantas pueden generar, gracias a su capacidad de fijar carbono y mejorar la fertilidad a largo plazo. También fomentan la restauración de ecosistemas, ayudando a controlar la desertificación y mejorando la resiliencia frente a los efectos del cambio climático.
En resumen, el uso de tierras marginales para la producción de biomasa sostenible es una estrategia eficiente para aprovechar suelos improductivos, sin comprometer la seguridad alimentaria.