Las Islas Canarias tienen un potencial enorme para el desarrollo de las energías renovables. Sin embargo, existen varios factores que han ralentizado su progreso, a pesar de los avances iniciales. El archipiélago, que cuenta con abundantes recursos naturales como el viento y el sol, no ha logrado maximizar su capacidad para generar energía limpia. A lo largo de los últimos años, la región ha mostrado signos de estancamiento en la adopción de tecnologías limpias, lo que ha provocado una cobertura muy baja del consumo energético a partir de fuentes renovables.
Durante el año 2017, solo un 7,7% de la electricidad consumida en Canarias fue generada a partir de fuentes renovables. ¿Por qué ha ocurrido este estancamiento en una región con tanto potencial para las energías limpias?
Retraso en las renovables
El desarrollo de las energías renovables en las Islas Canarias no ha seguido el ritmo que se esperaba. A pesar de disponer de recursos naturales idóneos como el viento y el sol, el crecimiento de estas energías ha sido lento. El principal motivo de este retraso ha sido un conjunto de trabas judiciales, normativas y de ordenación que han afectado a la implementación de proyectos. Además, la falta de una infraestructura energética moderna ha jugado un papel relevante en el estancamiento de la transición energética de la región.
Este retraso ha tenido repercusiones ambientales y socioeconómicas. La mayor parte de la energía consumida en Canarias sigue proviniendo de fuentes contaminantes como el gasóleo y el gas natural, lo que agrava la huella de carbono de la región. Además, la población sigue sufriendo los altos costes de generación a través de combustibles fósiles, en contraste con el potencial ahorro que las fuentes renovables podrían ofrecer.
Impacto de la ausencia de renovables
El impacto de la limitada integración de energías renovables en las Islas Canarias es palpable. De acuerdo con los datos de Red Eléctrica de España (REE), en 2017 tan solo el 7,7% de la demanda eléctrica se cubrió con fuentes renovables, principalmente mediante energía eólica y fotovoltaica. Este porcentaje es muy inferior a la media peninsular, que roza el 25% sin incluir la energía hidráulica.
El ejemplo más destacable en Canarias es la isla de El Hierro, que ha logrado abastecerse solo con energía renovable durante más de 50 horas consecutivas gracias a su proyecto hidroeólico Gorona del Viento, un hito que refleja el inmenso potencial del archipiélago. Sin embargo, la falta de inversión y ajustes normativos ha provocado que el avance sea demasiado lento en comparación con el resto de España.
El escaso peso de las energías renovables no solo afecta al medio ambiente. También se percibe en el bolsillo de los consumidores, que pagan una de las facturas eléctricas más altas de Europa. La dependencia de combustibles fósiles importados genera altos costes, lo que incrementa el precio de la electricidad en las islas.
Origen del problema
El problema de la baja penetración de energías renovables en Canarias radica, en parte, en la escasa potencia instalada. En 2017, el archipiélago solo contaba con 319,5 megavatios (MW) de energía renovable instalada, lo que representaba el 11,6% del total de la potencia eléctrica instalada en la región. Este porcentaje es significativamente más bajo que el de la Península, donde las renovables cubren un 51% de la capacidad instalada.
La falta de recursos hídricos en Canarias también es un factor a tener en cuenta. A diferencia de la Península, donde la energía hidráulica contribuye de manera importante, las Islas Canarias carecen de grandes recursos de agua para generar electricidad a partir de esta fuente.
Potencial de las energías renovables en Canarias
A pesar de estos retos, el archipiélago posee un enorme potencial para las energías renovables. Con su clima soleado y ventoso, las Islas Canarias están particularmente bien posicionadas para aprovechar tanto la energía solar como la energía eólica. El viento constante de los alisios y los altos niveles de radiación solar podrían cubrir gran parte de la demanda energética de las islas si se invirtiera más en infraestructura y políticas de apoyo.
De hecho, algunos progresos ya se han hecho en los últimos años. En 2022, la potencia renovable instalada aumentó a 802 MW, representando el 25% del total de la capacidad instalada en Canarias. Este incremento se debe, en gran medida, al crecimiento de la energía eólica y, en menor medida, la solar fotovoltaica.
Proyectos en desarrollo y futuro
Gracias a los fondos de recuperación de la Unión Europea, las Islas Canarias han recibido una inyección de financiación destinada a proyectos renovables. Con esta ayuda, se han puesto en marcha iniciativas para la expansión de parques eólicos y fotovoltaicos. También se ha hecho un esfuerzo por aumentar la capacidad de autoconsumo en hogares y empresas, con el objetivo de lograr 534 MW de autoconsumo fotovoltaico en 2030.
Otro proyecto en curso es la interconexión entre islas, como la conexión submarina entre La Gomera y Tenerife. Este tipo de iniciativas ayudarán a optimizar la distribución de energía en el archipiélago y a reducir las limitaciones derivadas de su aislamiento geográfico. Además, se están explorando las posibilidades de desarrollo de la energía eólica marina dado que las islas tienen acceso a vastas áreas oceánicas con fuertes vientos.
Finalmente, a pesar de los desafíos, el panorama para las energías renovables en Canarias parece estar mejorando. Con un compromiso firme de parte de las autoridades locales y el apoyo de la Unión Europea, es probable que el desarrollo de estas energías se acelere en los próximos años, permitiendo a las islas reducir su dependencia de los combustibles fósiles y avanzar hacia un futuro más sostenible.
El esfuerzo por mejorar los sistemas de almacenamiento también será clave para garantizar que la energía renovable pueda ser utilizada de manera eficiente, especialmente en un entorno insular donde la variabilidad en la producción de energías renovables es un desafío constante.
Conclusión
El progreso de Canarias hacia un modelo energético más limpio ha sido lento, pero hay motivos para el optimismo. Con su inmenso potencial eólico y solar, el archipiélago tiene la oportunidad de convertirse en un referente en la transición hacia las energías renovables. Para lograrlo, es fundamental seguir invirtiendo en infraestructura, mejorar las políticas de apoyo y fomentar la investigación en nuevas tecnologías como la energía eólica marina y los sistemas de almacenamiento eficientes.