Soria ha sido pionera en España al establecerse como una de las primeras ciudades en contar con una red de calor eficiente alimentada por energías renovables, en este caso, la biomasa. Desde el 2015, la ciudad ha trabajado en un ambicioso proyecto para que las comunidades de propietarios, hoteles, hospitales, colegios, entre otros, puedan beneficiarse de la red de calor centralizada que gestiona la compañía soriana Rebi, perteneciente al grupo Amatex Bie. Este proyecto no solo responde a la necesidad de minimizar el impacto ambiental, sino también de optimizar el ahorro económico para los usuarios conectados a la red.
Un proyecto ambicioso respaldado por el ICO
El proyecto de la Red de Calor de Soria se inició con un presupuesto de 14 millones de euros, de los cuales, cuatro millones fueron financiados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) y la empresa Suma Capital con sede en Barcelona. La iniciativa ha permitido la sustitución progresiva de calderas de gas y gasóleo en la ciudad, reemplazándolas por calderas de biomasa en edificios como hoteles, organismos públicos, residencias de ancianos y piscinas.
En la primera fase del proyecto, la red abastecía ya a más de 8.000 usuarios con energía térmica renovable, evitando así la emisión de 16.000 toneladas de CO2 anuales. El éxito ha impulsado a Rebi a extender la red hacia el centro y sur de la ciudad, incrementando la cifra de usuarios conectados hasta 16.000 inmuebles cuando la segunda fase esté completada.
Una red de 28 kilómetros subterráneos
El sistema se basa en un circuito cerrado de 28 kilómetros de tuberías subterráneas que distribuyen agua caliente a los usuarios conectados. Esta agua se calienta en la central de biomasa a partir de la combustión de materia forestal, de la cual se consumen anualmente unas 16.000 toneladas para generar un total de 45 millones de kilovatios hora al año.
La planta cuenta con tres calderas de biomasa de seis megavatios cada una. Según los responsables del proyecto, el cribado y filtrado de la materia forestal asegura que ninguna rama o elemento pueda atascar el sistema. De esta forma, el agua calentada en la planta se distribuye hacia los edificios de la ciudad, donde la compañía instala subestaciones de intercambio que separan el agua del sistema de la que se utiliza en los domicilios y oficinas permitiendo un ahorro de entre el 10% y el 25% en calefacción y agua caliente.
Expansión del proyecto hacia nuevas áreas
La expansión de la red también incluye la instalación de un acumulador de inercia que almacena la energía térmica para hacer frente a la demanda creciente, y un sistema de rebombeo para mejorar la eficiencia energética. En lugar de instalar un nuevo equipo de combustión, esta estrategia busca optimizar el uso de los recursos disponibles y reducir el consumo excesivo de biomasa.
Este modelo ha demostrado ser replicable en otras ciudades. De hecho, la empresa comenzó su andadura en 2009 en la localidad soriana de Ólvega, ampliando luego su red a la Universidad de Valladolid y actualmente continúa expandiéndose. Uno de los proyectos más recientes es la red en Aranda de Duero, Burgos, que abastecerá a 3.000 viviendas a través de una inversión de 8 millones de euros.
Biomasa como motor de desarrollo local: la planta de Garray
Aparte de la red de calor en Soria, la planta de biomasa en Garray, operada por ENSO, ha sido otra pieza clave en la estrategia energética de la provincia. Esta planta, que comenzó su operación en 2013, valoriza anualmente unas 130.000 toneladas de restos forestales y agrícolas, generando 112.500 MWh de electricidad al año, lo que equivale al consumo eléctrico del 85% de los hogares de la provincia de Soria.
La planta evita la emisión de 24.100 toneladas de CO2 anualmente y es considerada una instalación crítica para la red eléctrica por su gestionabilidad. Además, la colaboración con proyectos como LIFE CO2 Int Bio, que captura y reutiliza el CO2 emitido en la planta, demuestra el compromiso de la planta de Garray con la sostenibilidad.
Evolución de la biomasa en España
El crecimiento del uso de biomasa en España es notorio. En 2015, por ejemplo, había más de 160.000 instalaciones de biomasa, un 25% más que en 2014. Esto es una clara indicación de que la biomasa ha dejado de ser una tecnología marginal para consolidarse como una de las principales fuentes renovables del país.
Con el crecimiento sostenido del número de instalaciones, la potencia instalada también ha aumentado. Para 2015, la potencia total instalada de biomasa en España superaba los 7 millones de kW, lo que representaba un incremento del 381% respecto a 2008, cuando la cifra apenas era de 1,5 millones de kW.
Además, la producción de energía con biomasa alcanzó los 12.570 GWh en 2015, lo que representa un 318% más que en 2008. Estos números confirman la tendencia ascendente de esta tecnología en el país, y la integración cada vez mayor de la biomasa como una fuente clave para la generación de energía renovable.
Soria ha demostrado ser un ejemplo a seguir en la utilización de biomasa para calefacción y generación de calor, posicionándose como uno de los focos más importantes de energía renovable en España. La expansión de su red de calor continúa marcando un antes y un después en cuanto a transición energética y modelos sostenibles locales que podrían inspirar a otras ciudades del país.