Las energías renovables han demostrado tener una gran utilidad y versatilidad a la hora de emprender nuevas ideas en diversos sectores. Grandes innovaciones tecnológicas se implementan hoy día en los mercados gracias a las energías renovables. Desde pequeñas empresas que se autoabastecen eléctricamente hasta nuevas maneras de enfocar los negocios agrícolas pueden surgir con estas energías, abriendo oportunidades que antes eran impensables.
Quién iba a decir que se podrían cultivar tomates en mitad del desierto, sin contaminar y sin emitir gases de efecto invernadero a la atmósfera. Pues esto ya es una realidad llevada a cabo gracias a una granja pionera en Australia. Esta innovadora tecnología ha permitido no solo el cultivo de alimentos en condiciones extremas, sino que lo hace de forma completamente sostenible.
La tecnología detrás del gran avance
La tecnología utilizada en esta granja es fruto del trabajo de la empresa danesa Aalborg CSP, pionera en el uso de la energía solar concentrada (CSP, por sus siglas en inglés) para aplicaciones agrícolas. Este innovador sistema no solo se encarga de generar la energía suficiente para climatizar los invernaderos, sino que también permite desalinizar agua, un recurso escaso en estas zonas áridas.
Los invernaderos se encuentran en Sundrop Farms, una instalación de vanguardia en el sur de Australia, específicamente en Port Augusta. El complejo, que se extiende a lo largo de 20.000 metros cuadrados, es uno de los mayores ejemplos de agricultura sostenible en zonas áridas. La energía que alimenta este sistema proviene de 23.000 helióstatos, colocados estratégicamente en el suelo del desierto. Estos espejos recolectan los rayos solares y los redirigen a una torre solar de 127 metros de altura ubicada en el centro de la instalación.
Energía solar concentrada para el cultivo de alimentos
El sistema CSP de Sundrop Farms no solo genera energía suficiente para las operaciones de la granja, sino que también contribuye a la desalinización del agua de mar. Esta agua se utiliza para regar los cultivos de tomates, eliminando la dependencia de fuentes de agua dulce, que son limitadas en estas regiones. La granja puede llegar a producir hasta 15 millones de kg de tomates ecológicos al año, lo que equivale al 15% del consumo total de tomates de Australia.
Este innovador sistema aprovecha la energía solar durante la mayor parte del año, ya que la región disfruta de más de 300 días de sol al año. Gracias a ello, se ha eliminado la necesidad de utilizar combustibles fósiles para el funcionamiento de los invernaderos.
El agua salada, proveniente del cercano Golfo de Spencer, es desalinizada mediante energía solar, lo que permite generar hasta un millón de litros de agua dulce al día. Esta tecnología no solo garantiza el abastecimiento de agua para los cultivos, sino que también reduce considerablemente la huella de carbono, ya que tiene la capacidad de evitar la emisión de hasta 16.000 toneladas de CO2 al año, lo que equivale a retirar más de 3.000 coches de la carretera.
Adaptación estacional y sostenibilidad
El sistema de Sundrop Farms ha sido diseñado para adaptarse a las distintas estaciones del año. Durante el invierno, la energía solar concentrada se utiliza para calentar los invernaderos, asegurando que los tomates crezcan en las mejores condiciones. En los meses más fríos, incluso las noches pueden tener temperaturas extremadamente bajas en el desierto, por lo que este sistema es crucial para mantener el clima adecuado dentro de las instalaciones.
Además, el sistema permite la producción de energía equilibrada durante todo el año, ajustando las necesidades energéticas según la época del año. Esta combinación de tecnologías no solo permite producir alimentos de manera sostenible, sino que también minimiza los costes operativos, garantizando la viabilidad económica del proyecto a largo plazo.
El proyecto ha demostrado ser un gran éxito tanto a nivel tecnológico como económico. No solo asegura una producción continua de tomates, sino que también ha creado numerosos empleos locales en la región de Port Augusta, con alrededor de 175 trabajadores empleados en la granja.
Oportunidades globales: Otros ejemplos
El éxito de Sundrop Farms ha servido de inspiración para otras regiones áridas del mundo, donde la escasez de agua y las altas temperaturas representan grandes desafíos para la agricultura. Uno de los ejemplos más destacados es el desierto de Atacama en Chile, donde se han sembrado tomates utilizando un sistema similar, apoyado por energía solar fotovoltaica. Los tomates cultivados en Atacama no solo se aprovechan para el consumo local, sino que se transportan en vehículos eléctricos, eliminando completamente la huella de carbono.
En los Emiratos Árabes Unidos, la empresa Pure Harvest ha desarrollado invernaderos con control climático para cultivar alimentos en condiciones extremadamente áridas. Estos invernaderos utilizan iluminación LED y sistemas de riego eficientes, como el goteo y la aspersión, reduciendo así el impacto ambiental a nivel hídrico.
A nivel global, la agricultura vertical y el uso de sistemas hidropónicos han demostrado ser soluciones viables para producir alimentos en regiones con estrés hídrico. Estas tecnologías permiten el crecimiento de hortalizas en capas apiladas, utilizando técnicas de riego que consumen hasta un 95% menos de agua en comparación con la agricultura tradicional.
El uso de energías renovables, como la solar, es clave para el éxito de estos proyectos y representa una solución a largo plazo para enfrentar el cambio climático y la creciente demanda mundial de alimentos.
Estos proyectos pioneros han demostrado que es posible transformar zonas áridas en regiones productivas, utilizando tecnologías avanzadas e integrando energías limpias como parte fundamental del proceso agrícola.
El futuro de la agricultura, especialmente en regiones con condiciones extremas, dependerá de la capacidad de adaptar estas tecnologías y hacerlas accesibles a nivel global, especialmente en aquellas áreas más afectadas por el cambio climático y la escasez de recursos naturales.