¿Se pudo hacer más para evitar el apagón? Claves y posibles soluciones

  • El apagón del 28 de abril puso de manifiesto debilidades en el sistema eléctrico y la gestión de renovables.
  • Expertos coinciden en que la transición energética requiere adaptación normativa, inversiones y mejoras en la gestión de la red.
  • El almacenamiento con baterías y una regulación adecuada aparecen como medidas clave para evitar crisis similares.
  • La coordinación internacional y la participación de la sociedad en la resiliencia ante crisis energéticas ganan relevancia.

Imagen apagón eléctrico

El gran apagón que paralizó la península ibérica el pasado 28 de abril ha desencadenado una intensa reflexión sobre si se podrían haber tomado medidas adicionales para impedirlo o, al menos, minimizar su impacto. Aunque la certeza absoluta y el riesgo cero no existen en el sector eléctrico, los acontecimientos han vuelto a poner sobre la mesa la pregunta: ¿se pudo hacer más para evitar esta situación?

A raíz de lo sucedido, miles de personas se vieron afectadas de formas diversas: incomunicados por la falta de cobertura, atrapados en trenes o ascensores y obligados a desplazarse a pie durante horas. La caída del suministro evidenció hasta qué punto la vida cotidiana depende de la electricidad. Este tipo de episodios revela que, aunque el sistema eléctrico español es robusto, la transición hacia las energías renovables exige todavía una adaptación considerable tanto a nivel técnico como en la gestión y regulación.

¿Por qué se produjo el apagón? Fallos y retos del sistema

Red eléctrica apagón

Las investigaciones apuntan a una concatenación de sobrecargas e inestabilidad en la red eléctrica como causas principales del colapso. Diversos expertos señalan que los sistemas de protección y cortafuegos previstos no fueron capaces de aislar el problema a tiempo, provocando lo que técnicamente se denomina un «cero peninsular»: la generación no pudo igualar a la demanda y la red sencillamente se desplomó.

La integración masiva de energías renovables, en particular de fotovoltaica y eólica, está transformando el sistema. Estas fuentes, que dependen de la electrónica de potencia y no aportan la inercia de las convencionales, requieren tecnologías específicas para estabilizar frecuencia y tensión. Además, gran parte de la red y sus normativas no estaban completamente adaptadas para gestionar este nuevo mix energético. Se suman retrasos en la implementación de sistemas de almacenamiento y en la regulación de la capacidad de respuesta y desconexión de esas instalaciones.

En el caso concreto de este apagón, semanas antes ya se habían detectado advertencias sobre la necesidad de adaptar las redes y actualizar los estándares de protección, tanto desde organismos técnicos como desde el propio operador del sistema. Sin embargo, la actualización de la normativa y la inversión en infraestructuras clave avanzaron de forma lenta.

El papel de las renovables y la importancia de la planificación

Energía renovable y apagón

La expansión de las energías renovables es un objetivo ampliamente compartido, pero requiere profundas transformaciones para garantizar el suministro. El cierre progresivo de centrales de carbón y la restricción de las de gas han incrementado el peso de la eólica y la solar, lo cual complica la gestión de la red. Los expertos insisten en que la integración de renovables debe ir acompañada de inversiones en redes inteligentes y mecanismos de respaldo adecuados (como mantener parte de la capacidad nuclear o incrementar el almacenamiento energético), además de una regulación que obligue a dotar a instalaciones renovables de tecnologías de estabilización.

El apagón ha puesto en el foco la necesidad de que las nuevas plantas cumplan requisitos estrictos para evitar sobrecargas e inestabilidad. Según algunos ingenieros, la falta de planificación y la lentitud en adaptar la normativa a las nuevas realidades han sido factores determinantes para que se produjera una incidencia de esta magnitud.

¿Se puede evitar que vuelva a ocurrir?

Soluciones técnico-regulatorias

Todos los expertos consultados coinciden en que el sistema eléctrico nunca estará libre de riesgos, pero sí puede minimizarse la probabilidad de futuros apagones. Proponen varias vías para fortalecer el sistema:

  • Mejorar y actualizar los sistemas de protección y desconexión controlada de la red, especialmente para que respondan con mayor rapidez ante incidencias.
  • Incrementar la inversión en almacenamiento energético, tanto a gran escala (baterías) como en infraestructuras locales, para equilibrar la oferta y la demanda y dotar de flexibilidad al sistema.
  • Actualizar la normativa para exigir equipamiento avanzado en nuevas instalaciones renovables y promover la regulación que remunere los servicios de estabilización que pueden prestar las baterías.
  • Reforzar la formación social y la concienciación para responder de manera efectiva ante crisis energéticas, minimizando el impacto social y económico.
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La reacción política y la necesidad de coordinación

Colaboración institucional

Mientras avanzan las investigaciones técnicas, la clase política también debate sobre responsabilidades y reformas necesarias. El Gobierno español ha convocado comités de análisis, ha creado grupos de trabajo en materia de ciberseguridad y operación eléctrica y ha cooperado con Portugal, país igualmente afectado. En paralelo, desde diferentes partidos y organizaciones se exhorta a reformar la gestión del sistema, separar funciones y aumentar la transparencia para evitar conflictos de intereses.

Además, la colaboración internacional se considera fundamental. España y Portugal han acordado compartir datos y coordinar acciones con organismos europeos y vecinos como Francia y Marruecos, con el propósito de identificar el origen del incidente y mejorar la respuesta conjunta.

Qué soluciones técnicas se barajan: el almacenamiento con baterías y la gestión inteligente

Almacenamiento energético

Una de las propuestas más repetidas es la implantación de sistemas de almacenamiento energético a gran escala, principalmente mediante baterías. Estos sistemas pueden absorber el excedente de producción renovable y liberarlo en momentos de alta demanda o cuando hay caídas inesperadas, mejorando la estabilidad y flexibilidad de la red. Aunque la tecnología está disponible, su regulación y remuneración sigue siendo mejorable en España, algo clave para atraer la necesaria inversión privada.

Además del almacenamiento, se plantea la modernización de la red eléctrica con más nodos inteligentes, una mayor digitalización y el aprovechamiento de la generación distribuida y el autoconsumo. Esta evolución permitiría actuar de manera más ágil ante situaciones de emergencia, creando «islas eléctricas» que aseguren el suministro en determinadas zonas y facilitando una recuperación más rápida del servicio.

Causas y recuperación: cómo se restauró la energía

Recuperación energía tras apagón

Para devolver la energía a la red, los operadores tuvieron que recurrir a las centrales de base con generadores síncronos (como nucleares e hidroeléctricas) y apoyarse en las interconexiones internacionales con Francia y Marruecos. El proceso de recuperación se realizó de forma gradual, zona a zona, para evitar nuevas caídas y garantizar la estabilidad de frecuencia y tensión.

El restablecimiento progresivo del servicio priorizó zonas críticas y hospitales, y se evitó actuar con demasiada rapidez para no poner en riesgo la recuperación. La experiencia ha demostrado que, aunque la teoría sugería tiempos mucho mayores para reestablecer la electricidad, la respuesta fue más ágil de lo esperado, aunque no exenta de dificultades e impacto social.

La respuesta social y el papel de la ciudadanía

Impacto social apagón

La crisis eléctrica del 28 de abril puso a prueba la capacidad de reacción de la sociedad. Muchas personas tuvieron que reinventar su día a día, recurriendo a la movilidad en bicicleta o a pie, y adaptando su rutina sin acceso a tecnologías o servicios básicos. Las encuestas reflejan que buena parte de la población demandó más información y transparencia por parte de las autoridades durante la crisis. Expertos insisten en que fomentar una cultura de resiliencia energética es esencial para que la sociedad maneje con serenidad y sentido común futuras emergencias.

Por supuesto, el apagón ha puesto en marcha un profundo debate sobre las prioridades en la transición energética, la modernización de la red y el papel tanto de los responsables políticos como de la ciudadanía. Aunque no se puede garantizar que no ocurran más incidentes, sí es posible reducir su impacto y frecuencia a través de una mejor planificación, más inversión y una respuesta coordinada entre todos los actores implicados.


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