La muerte de animales, especialmente grandes mamíferos, se ha vuelto más frecuente debido a la industrialización, la disminución de hábitats naturales y la expansión humana. Recientemente en Asturias se encontró el cadáver de un oso pardo. ¿Qué llevó a su muerte?
La intervención humana sigue siendo un factor determinante en la reducción de la biodiversidad. Son muchos los factores que impactan a las especies en peligro, y entre ellos, las actividades humanas tienen efectos devastadores. El caso del oso pardo asturiano es un claro ejemplo.
Factores que afectan a la biodiversidad
La pérdida de biodiversidad es un proceso complejo que puede estar motivado por numerosos factores. En el caso de grandes mamíferos como el oso pardo, uno de los factores clave es la pérdida de diversidad genética. Cuando el número de individuos de una especie es reducido, la capacidad de adaptación disminuye, lo que pone en peligro la supervivencia de la especie.
Otro factor importante es la fragmentación del hábitat. La construcción de infraestructuras, el desarrollo turístico y la tala de bosques dividen los ecosistemas en partes más pequeñas y aisladas, lo que dificulta la movilidad y supervivencia de animales como el oso pardo, que dependen de grandes territorios para cazar y reproducirse.
La contaminación y pérdida de recursos alimentarios también son perjudiciales. Cuando las presas o fuentes de alimento del oso se ven afectadas por fenómenos como la contaminación o la desaparición de otras especies, su capacidad de subsistencia se reduce considerablemente.
Finalmente, uno de los factores más graves es la degradación del medioambiente. Los ecosistemas que se ven alterados por la contaminación, la minería o la agricultura intensiva pueden deteriorar las interacciones naturales entre los habitantes del entorno, afectando no solo a las presas del oso pardo, sino al propio equilibrio del ecosistema.
El caso del oso asturiano
En un corto periodo de solo cuatro meses, se han encontrado dos osos muertos en Asturias. El más reciente fue en el entorno de Muniellos, una zona que supuestamente tiene el mayor nivel de protección como Reserva Integral. El cadáver fue hallado cerca de uno de los senderos principales por unos turistas de Cantabria, y los indicios apuntan a que el animal había sido devorado parcialmente por otros carnívoros antes de ser encontrado.
El estado de conservación del cadáver era deficiente, pero algunos aspectos claves, como la cabeza del animal, permitieron identificarlo como un oso adulto. Sin embargo, una mayor preocupación es el contexto en el que estos hallazgos han ocurrido repetidamente en una de las áreas más protegidas del país.
El factor humano ha vuelto a estar en el centro de las investigaciones. En septiembre pasado, otro cadáver de oso fue encontrado en Asturias y tras una investigación, se descubrió que la causa de la muerte fue una herida de bala, señalando una acción de caza furtiva.
El caso más reciente sigue bajo investigación, pero la Fundación para la Protección de los Animales de Asturias ha mostrado gran preocupación por la falta de diligencia en la protección de la fauna en esta área. Han exigido mayores esfuerzos por parte de las autoridades regionales para evitar que este tipo de incidentes se repitan.
Uno de los problemas principales que enfrenta el oso pardo en Asturias es el furtivismo, que sigue siendo una amenaza para la conservación de la especie. A pesar de los esfuerzos por controlar esta actividad ilícita, aún persisten casos de caza ilegal, como el uso de lazos de acero, que son métodos no selectivos y crueles.
El gobierno regional ha intentado implementar estrategias para controlar estos delitos, como la instalación de collares de radio-seguimiento en algunos ejemplares de oso. Sin embargo, el reclamo de las organizaciones ambientalistas es que las medidas no están funcionando adecuadamente, como quedó demostrado en el caso del oso radiomarcado encontrado muerto en el concejo de Ibias en julio, lo que sugiere que aún hay deficiencias en los sistemas de seguimiento y protección.
El oso pardo está catalogado por el Real Decreto 139/2011 como una especie en peligro de extinción, y su caza furtiva está tipificada como delito en el Código Penal. A pesar de esto, los recientes incidentes de muerte por lazos ilegales y otras causas violentas indican que queda mucho por hacer para garantizar la supervivencia de esta especie en Asturias.
La Fundación para la Protección de los Animales de Asturias continúa luchando para que las muertes de osos en la región no queden impunes, exigiendo que las necropsias se realicen de manera efectiva y las investigaciones sean transparentes. La desaparición del oso pardo no es solo una pérdida irreparable para la biodiversidad, sino también un reflejo de las carencias en las políticas de protección ambiental.