La República Dominicana está enfrentando una crisis energética significativa, que ha resaltado la necesidad urgente de mejorar y diversificar su mix energético. El país requiere una gran cantidad de electricidad para satisfacer las demandas de su población y economía en crecimiento, lo que hace fundamental encontrar formas más eficientes y sostenibles de generar energía a costos accesibles, especialmente a través de fuentes renovables.
La crisis energética y las soluciones iniciales en República Dominicana
Una de las primeras medidas adoptadas por el gobierno de la República Dominicana fue recurrir al carbón mineral, a pesar de que esta es una fuente de energía no renovable y altamente contaminante. Sin embargo, para mitigar este impacto, el país ha incluido la energía hidroeléctrica en su estrategia, creando un mix energético que combina fuentes convencionales con renovables. Esta es una solución temporal para estabilizar el suministro eléctrico, pero no exenta de controversias debido a los problemas medioambientales que genera el carbón.
A pesar de ser una fuente no renovable, el uso del carbón ha sido necesario debido a la urgencia de la situación. Las plantas de generación a carbón como Punta Catalina juegan un papel fundamental en la estabilización eléctrica del país. Sin embargo, este enfoque debe equilibrarse con la necesidad de seguir desarrollando la infraestructura de energías limpias.
El futuro de la energía renovable en República Dominicana
El gobierno dominicano tiene como objetivo diversificar su matriz energética, integrando más fuentes renovables, como la solar y la eólica, en el suministro de energía del país. Según el Proyecto de Mejora de la Eficiencia de la Distribución y Fortalecimiento del Servicio, aprobado recientemente por el Banco Mundial, el país planea mejorar considerablemente su red eléctrica en los próximos años. Se estima que este proyecto beneficiará a más de 813,000 consumidores, tanto en zonas urbanas como rurales, modernizando la distribución eléctrica y reduciendo las pérdidas causadas por infraestructuras obsoletas o defectuosas.
En línea con estos esfuerzos, el gobierno ha implementado la Ley 57-07 de Incentivo a las Energías Renovables, que establece que, para el año 2025, el 25 % de la energía consumida en el país debe proceder de fuentes renovables. Además, el Plan Energético Nacional incluye la construcción de nuevas plantas solares y de energía eólica, con el objetivo de reducir la dependencia de combustibles fósiles y acercarse a una matriz energética mucho más limpia.
Inversiones para mejorar la eficiencia energética
Uno de los mayores problemas que enfrenta el sistema eléctrico dominicano es la ineficiencia en la distribución de la energía. Durante mucho tiempo, las empresas distribuidoras han acumulado pérdidas significativas debido a la falta de mantenimiento de las infraestructuras y las conexiones ilegales. El proyecto del Banco Mundial, con una inversión de 225 millones de dólares, busca remediar esta situación mediante la rehabilitación de 1,342 kilómetros de líneas y la regularización de más de 225,000 clientes que actualmente consumen electricidad pero no pagan su consumo.
Otro aspecto clave de este plan es la instalación de medidores inteligentes y la mejora de los sistemas de gestión de datos de las empresas distribuidoras. Esto permitirá una mejor facturación y control del consumo, lo que se traducirá en mayores ingresos para las empresas y menor dependencia de subsidios gubernamentales. El objetivo final de estas medidas es reducir las pérdidas y lograr una red más eficiente y viable financieramente.
Crisis eléctrica y el reto de las fuentes no renovables
A pesar de los avances hacia un futuro más renovable, la República Dominicana sigue enfrentándose al reto de depender en gran medida de fuentes no renovables. Actualmente, el país genera una parte importante de su electricidad a partir de térmicas, que son plantas que utilizan combustibles fósiles. Esto no solo incrementa las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también contribuye a la contaminación ambiental y pone en riesgo la sostenibilidad del sistema energético.
En este sentido, las autoridades dominicanas han comenzado a licitar proyectos de energías renovables, como plantas solares y parques eólicos, con el objetivo de integrar 1,000 megavatios adicionales de fuentes renovables al sistema energético de aquí al 2028. Aunque este es un paso en la dirección correcta, la dependencia de los combustibles fósiles sigue siendo un desafío complejo que tomará tiempo resolver.
El impacto económico de los apagones en la industria
Los frecuentes apagones en la República Dominicana no solo afectan a los consumidores domésticos, sino también a las empresas e industrias, generando importantes costos adicionales. Muchas industrias se han visto obligadas a implementar soluciones temporales, como generadores y plantas de emergencia, para suplir la falta de electricidad, lo que incrementa sus gastos operativos debido al consumo de combustibles como el gasoil.
De acuerdo con informes de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD), los apagones han generado una disminución en la competitividad de las industrias locales, que deben destinar recursos significativos a garantizar un suministro constante de electricidad. Esto afecta no solo la producción, sino también el crecimiento económico del país.
A pesar de estos desafíos, el gobierno ha tomado medidas para incrementar la oferta energética, como la entrada en funcionamiento de nuevas plantas y la licitación de proyectos para añadir un total de 2,000 megavatios al sistema en los próximos cinco años. Estos esfuerzos buscan no solo estabilizar el suministro, sino también reducir la brecha entre la oferta y la demanda de electricidad, que ha sido uno de los factores detrás de los constantes apagones.
Proyecciones futuras para el mix energético de República Dominicana
El futuro energético de la República Dominicana está estrechamente relacionado con su capacidad para integrar más energías renovables en su matriz de generación. Con una planificación adecuada y la inversión en infraestructuras modernas, el país podría lograr una energía menos dependiente del carbono y más sostenible. Esto no solo ayudaría a mitigar los efectos del cambio climático, sino que también fomentaría la independencia energética del país.
Un aspecto clave en la estrategia del país es la incorporación de sistemas de almacenamiento de energía en baterías, que permitirán una mayor integración de energías renovables como la solar y la eólica. Estos sistemas ayudarán a superar el desafío de la intermitencia de estas fuentes de energía, almacenando el exceso de producción durante horas de mayor irradiación solar o viento, para ser utilizado cuando la demanda lo requiera.
Con la implementación de estos proyectos y la modernización de la red eléctrica, República Dominicana está en camino de convertirse en un ejemplo para otros países en desarrollo que buscan transformar sus sistemas energéticos hacia un modelo más sostenible y eficiente. Reducir las pérdidas energéticas, mejorar la infraestructura y avanzar en la electrificación de sectores clave de la economía son algunas de las metas a largo plazo que el país ya ha comenzado a abordar.
En última instancia, la combinación de esfuerzos del gobierno, la industria privada y organizaciones internacionales puede llevar a la República Dominicana a superar su actual crisis eléctrica y a crear un sistema energético robusto y resiliente para el futuro.