La reforestación estĆ” tomando un papel protagonista en los planes de restauración ambiental y lucha contra el cambio climĆ”tico en EspaƱa. Tanto administraciones pĆŗblicas como entidades privadas y colectivos sociales estĆ”n promoviendo distintas iniciativas para plantar Ć”rboles, recuperar masa forestal autóctona y concienciar sobre los beneficios ecosistĆ©micos que aportan los bosques, desde la mejora de la calidad del aire hasta la protección del suelo frente a la erosión. Estos esfuerzos no solo buscan sumar hectĆ”reas de vegetación, sino tambiĆ©n fomentar una relación mĆ”s estrecha entre ciudadanĆa y naturaleza, especialmente en Ć”reas urbanas y rurales afectadas por la degradación ambiental.
En AndalucĆa, la red de viveros pĆŗblicos juega un papel esencial al suministrar especies vegetales autóctonas adaptadas a mĆŗltiples hĆ”bitats. El vivero de San Jerónimo, en Sevilla, es uno de los mayores de la región y produce anualmente mĆ”s de 500.000 ejemplares destinados tanto a actuaciones de restauración forestal como a proyectos sociales y educativos. En la campaƱa 2024-2025, el centro generó 514.700 plantas, mientras que la red completa de viveros andaluces ha alcanzado una producción de 3,3 millones de ejemplares desde 2019. Parte de estas plantas han tenido como destino la recuperación de Ć”reas emblemĆ”ticas, como el Espacio Natural de DoƱana, afectado por incendios forestales en 2017. Las inversiones superan los 8 millones de euros hasta 2029, lo que permitirĆ” seguir produciendo millones de Ć”rboles y modernizando instalaciones para aumentar la eficiencia y el impacto positivo en el medioambiente.

Proyectos urbanos y educativos: el ejemplo de MƔlaga y Lanzarote
El Ć”mbito urbano y periurbano tambiĆ©n estĆ” siendo escenario de notables estrategias de reforestación. El Ayuntamiento de MĆ”laga ha lanzado un plan para restaurar cerca de treinta parques forestales y rutas verdes en distintos distritos de la ciudad, incluyendo zonas como Monte Victoria, Gibralfaro, el Monte San Antón o La Virreina. El contrato, dotado con un presupuesto de un millón de euros y una duración de cuatro aƱos, contempla desde la preparación del terreno hasta la plantación, protección y riego de las especies vegetales, con el objetivo de crear una cubierta arbórea que mejore la diversidad ecológica, aumente la captación de dióxido de carbono y recupere Ć”reas mediterrĆ”neas degradadas. AdemĆ”s, se busca combatir la erosión y favorecer la recarga de acuĆferos gracias al incremento de vegetación.

En las islas, iniciativas de sensibilización ambiental como el proyecto Bosque Ecopilas en Lanzarote estÔn acercando la restauración de paisajes a los mÔs jóvenes. Mediante campañas que combinan el reciclaje de pilas con la plantación de flora autóctona y frutales tradicionales, cientos de escolares participan cada año en jornadas de plantación y talleres sobre biodiversidad local. Solo en la edición 2024/2025, mÔs de cuarenta centros educativos han intervenido en la restauración de espacios emblemÔticos como la Casa Peraza, contribuyendo ademÔs a la recogida acumulada de mÔs de 19.000 kilos de pilas. Gracias al apoyo de entidades públicas y la financiación vinculada a la recogida de residuos, el proyecto ya ha ejecutado cinco acciones de reforestación en distintas localizaciones insulares, fomentando la educación ambiental y la mejora real de los entornos naturales.
Reforestación responsable: criterios cientĆficos y sociales
La eficacia de la reforestación depende de una adecuada selección de zonas y especies, asà como de la integración de criterios ecológicos, sociales y climÔticos. Un informe reciente publicado en la revista Nature Communications advierte que solo una fracción reducida de la superficie terrestre es realmente idónea para la reforestación con sentido climÔtico. Factores como la protección de ecosistemas únicos (praderas o sabanas), el impacto sobre el albedo terrestre y los potenciales conflictos de uso del suelo, hacen necesario afinar los mapas y priorizar aquellos emplazamientos en los que plantar Ôrboles no derive en perjuicios para la biodiversidad ni para las comunidades locales.
Este nuevo enfoque, impulsado por investigadores de The Nature Conservancy, estima que en torno a 195 millones de hectĆ”reas en todo el mundo se consideran óptimas para la restauración forestal sin afectar a poblaciones ni fauna. La restauración de estas Ć”reas podrĆa absorber mĆ”s de 2.000 millones de toneladas de COā al aƱo, equivalente a las emisiones anuales de la Unión Europea. Junto a la plantación de nuevos Ć”rboles, se destaca la importancia de proteger los bosques existentes y combinar la reforestación con polĆticas de transición energĆ©tica y descarbonización industrial.

Iniciativas municipales y alianzas: ejemplos en todo el paĆs
Numerosos municipios han puesto en marcha proyectos de envergadura para restaurar antiguos espacios degradados y transformarlos en bosques pĆŗblicos. Es el caso del municipio de Rivas, que tras 12 aƱos de trabajo ha culminado el denominado bosque Scania, en el que se han plantado casi 45.000 Ć”rboles en 81 hectĆ”reas junto a la autovĆa de Valencia, integradas en el Parque Regional del Sureste. El proyecto, coordinado por la empresa municipal Rivamadrid y desarrollado con el apoyo de operarios locales, ha implicado tanto la expropiación de terrenos privados como la participación ciudadana. Destacan especies como pinos, almendros, olivos o carrascas, seleccionadas con el visto bueno de tĆ©cnicos del parque para favorecer la diversidad y el valor ecológico del entorno.
Otro tipo de campañas, como la promovida por la Fundación Ecopilas, demuestran la creciente cooperación público-privada y la vinculación entre reciclaje y restauración ambiental en entornos escolares. Incluso grandes empresas y aseguradoras han lanzado retos de reforestación, como el de Bupa Global Latinoamérica, que financia la plantación de decenas de miles de Ôrboles en la región a través de acciones colectivas vinculadas a la salud y hÔbitos sostenibles.
En conjunto, la reforestación en España estÔ evolucionando hacia una visión mÔs integral, en la que la producción de plantas autóctonas, la restauración de bosques urbanos y rurales, la y la implicación social se combinan para multiplicar los beneficios ambientales, climÔticos y educativos a largo plazo.

