Reciclaje de baterías de vehículos eléctricos: logística, tecnología y políticas en juego

  • CEVA despliega una red europea de logística inversa para baterías, con hasta 15 centros en 10 países y trazabilidad integral.
  • Un material electrolítico propuesto por el MIT podría facilitar el reciclaje de baterías de estado sólido bajo condiciones más suaves.
  • España arrastra falta de inversión en reciclaje y componentes clave; se proponen políticas para atraer proyectos de alto valor añadido.
  • Se prevé un fuerte aumento de baterías al final de su vida útil en Europa, impulsando la economía circular del sector.

Reciclaje de baterías de vehículos eléctricos

La llegada masiva de baterías de coches eléctricos a su fin de vida ha puesto el foco en cómo gestionarlas con seguridad y eficiencia. Con normativas ambientales cada vez más estrictas y la previsión de que en Europa millones de baterías de iones de litio se retiren en los próximos años, el reciclaje de baterías deja de ser una opción para convertirse en un eslabón imprescindible de la cadena.

En este contexto han surgido dos movimientos clave: por un lado, una ofensiva logística que busca ordenar la recogida, el traslado y el tratamiento de estos equipos; por otro, avances científicos que prometen abaratar y simplificar los procesos de reciclaje. A ello se suma el debate sobre política industrial en España, donde se reclama más inversión en actividades de alto valor añadido como el reciclaje. Estos procesos de reciclaje reciben seguimiento internacional por sus implicaciones ambientales y económicas.

Logística inversa para baterías al final de su vida útil

CEVA Logistics ha presentado una solución integral de logística inversa que cubre transporte, almacenamiento y procesamiento de baterías de vehículos eléctricos al final de su ciclo. El objetivo es dar respuesta a fabricantes y gestores cumpliendo los requisitos de seguridad y normativa, y fomentando la reutilización y el reciclaje dentro de una cadena de valor circular. Esta propuesta se complementa con soluciones tecnológicas y aplicaciones específicas para el reutilización y el reciclaje de módulos y celdas.

La compañía prevé un despliegue progresivo con una inversión multimillonaria y centros dedicados en una decena de países europeos. Según su plan, la solución se implantará inicialmente en Francia, Reino Unido y España, para luego ampliarse a Alemania, Italia, Polonia, Suecia, Suiza, Países Bajos y República Checa entre 2026 y finales de 2027. En total, el proyecto contempla hasta 15 centros logísticos especializados, en línea con la apuesta por las baterías que se observa en el mercado español.

Esta red se apoya en la experiencia del operador en automoción y en infraestructuras ya operativas. Cada centro se ubica en áreas designadas dentro de plataformas de logística de vehículos e integra zonas de almacenamiento específico y unidades de contención seguras en contenedores con control de temperatura, con equipos de monitorización de humedad y sistemas de alarma 24/7, lo que permite una gestión segura de baterías usadas.

El flujo operativo abarca la recogida de baterías en concesionarios, compraventas y centros de VFU (vehículo fuera de uso), el diagnóstico técnico para determinar si procede desmantelar o reacondicionar, y el envío posterior a recicladores o instalaciones de segunda vida tras un almacenamiento temporal controlado. El uso de transporte ADR y protocolos de trazabilidad en tiempo real garantiza control y transparencia de extremo a extremo.

Tres ejes de la oferta

El servicio pivota sobre tres pilares operativos, diseñados para escalar en toda Europa y cumplir con los estándares más exigentes de seguridad y calidad.

  • Recogida y transporte paneuropeo: capacidad para retirar baterías a nivel continental y entregarlas a plantas autorizadas tras su procesamiento.
  • Servicios de valor añadido: diagnóstico, descarga profunda, desmantelamiento, regeneración y reacondicionamiento para maximizar la recuperación de valor.
  • Trazabilidad y datos: seguimiento en tiempo real de cada unidad y gestión documental para asegurar conformidad regulatoria y visibilidad total.

La empresa enmarca esta iniciativa en el avance del vehículo eléctrico y en los retos que plantea su posventa. En palabras de su dirección, el sector necesita soluciones sólidas que refuercen la economía circular apoyándose en capacidades logísticas contrastadas. Este impulso industrial conecta con el avance tecnológico e industrial del sector.

Red europea y despliegue por fases

Antes del lanzamiento, CEVA probó el concepto en su centro FVL de Ghislenghien (Bélgica), lo que permitió validar procesos y dimensionar la red. Esta fase piloto ha sido clave para ajustar la operativa en entornos reales: desde la evaluación del estado de los módulos hasta su clasificación para segunda vida o reciclaje.

Los centros integran estanterías y zonas específicas para contener incidentes, además de equipos de control térmico y de humedad y protocolos de seguridad que son críticos para evitar riesgos operativos y responder a incidentes con rapidez. La experiencia en gestión de riesgos y protocolos de seguridad es un pilar en la operativa.

Con la puesta en marcha en Francia, Reino Unido y España, y la extensión a otros siete países europeos entre 2026 y 2027, el operador aspira a posicionarse como referencia en la logística de retorno de baterías. La meta declarada es consolidar una red con hasta 15 centros para dar cobertura a fabricantes y a la posventa en múltiples mercados.

Innovación científica que puede facilitar el reciclaje

En paralelo a los avances logísticos, un equipo del MIT ha descrito un nuevo material electrolítico para baterías de estado sólido basado en anfífilos de aramida que se autoensamblan en agua y se combinan con segmentos de polietilenglicol. Este sistema formaría nanocintas capaces de conducir iones de litio y, lo más relevante, podría deshacerse con solventes orgánicos bajo condiciones suaves, abriendo puertas a procesos de reciclaje menos agresivos que los habituales. Estos desarrollos suponen una importante innovación en baterías con potencial reciclable.

Los ensayos de prueba de concepto muestran que el material soporta las tensiones típicas de fabricación y uso, aunque persisten limitaciones de rendimiento, especialmente en carga y descarga rápidas. Los investigadores plantean utilizarlo como parte del electrolito (una o dos capas) para iniciar el reciclaje con mayor facilidad, manteniendo el resto de componentes convencionales. Si se valida a escala, esta línea de trabajo ayudaría a recuperar litio y otros materiales con menor coste y toxicidad.

Diseñar baterías con la reciclabilidad en mente desde el principio rompe con la inercia de optimizar solo el rendimiento. Aunque todavía está lejos de los estándares industriales, su potencial encaja con la necesidad de gestionar de forma segura y eficiente el volumen de baterías al final de vida que el mercado europeo espera en los próximos años.

España ante el reto: inversión y cadena de valor del reciclaje

En el plano de las políticas públicas, una investigación del grupo VALOR de la Universidad de Vigo, con apoyo del Ministerio de Ciencia, propone reorientar las ayudas hacia actividades de mayor valor añadido dentro de la cadena de la batería del vehículo eléctrico, con énfasis en reciclaje y componentes clave. El estudio señala una fuerte dependencia de proveedores extranjeros y limitada capacidad de decisión en España. También alerta sobre las importaciones de litio y su efecto en la cadena.

Según este análisis, instrumentos como el PERTE VEC no han logrado captar inversiones en extracción de minerales críticos ni en instalaciones de reciclaje de baterías en el país. Se recomienda priorizar proyectos de empresas domésticas, ayudas selectivas por actividad y el impulso de agrupaciones público‑privadas de I+D, aceleradoras y plataformas de inversión que especialicen la administración de fondos.

De materializarse, este viraje permitiría reducir la dependencia externa en suministros estratégicos, ganar peso en la toma de decisiones y generar empleo cualificado. Todo ello resultaría especialmente relevante si se tiene en cuenta el crecimiento sostenido del parque de vehículos eléctricos y el consecuente aumento de baterías destinadas a segunda vida o reciclaje.

Un sector en movimiento

Otros operadores también se preparan para el incremento del flujo de baterías fuera de uso. Empresas como DHL han inaugurado centros especializados en movilidad eléctrica en Europa y otros mercados, un signo de que la cadena posventa se está reorganizando para absorber el aumento de transporte, clasificación y tratamiento de baterías que demanda la transición hacia la electrificación. Estas dinámicas encajan con los nuevos desafíos y oportunidades del sector.

Con infraestructuras que escalan, avances científicos orientados a simplificar la recuperación de materiales y un debate abierto sobre cómo atraer inversión en actividades de alto valor, el reciclaje de baterías de vehículos eléctricos se consolida como pieza clave de la economía circular del automóvil. La combinación de redes logísticas seguras, trazabilidad y tecnologías más reciclables apunta a una gestión más eficiente y transparente, alineada con los objetivos ambientales y regulatorios de la UE.

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