Es posible que en las noticias hayáis escuchado acerca del Proyecto Castor, pero no sepas muy bien de qué trata o cuál es su impacto. Este proyecto consiste en la construcción de un depósito estratégico artificial de gas natural. Su ubicación está frente a las costas de Castellón y Tarragona, en el Mar Mediterráneo. Al ser una explotación de recursos naturales fósiles, es una actividad que, lamentablemente, es contaminante y ha producido varios impactos ambientales.
En este artículo vamos a desglosar todos los aspectos clave del Proyecto Castor, desde su capacidad hasta los efectos que este ha provocado, además de analizar algunos de los datos más alarmantes que han surgido a raíz de su puesta en marcha.
Capacidad del Proyecto Castor
Para entender la magnitud de este proyecto, primero debemos abordar su capacidad. La infraestructura creada tiene la capacidad de almacenar hasta 1.900 millones de metros cúbicos de gas natural. En términos prácticos, esto equivale a poder suministrar gas natural a toda España durante aproximadamente 50 días.
Este es el quinto y más grande de los depósitos de gas natural en España, y su construcción se debió a la necesidad de asegurar el suministro energético del país. En aquellos años, España experimentaba un cese de importaciones de gas natural provenientes de algunos de los principales proveedores internacionales, lo que justificaba la creación de esta reserva estratégica.
No obstante, este proyecto se llevó a cabo en un contexto en el que España también tiene un alto potencial para las energías renovables, particularmente la solar y la eólica. Lo lógico habría sido impulsar estos sectores, pero en lugar de ello, el gobierno decidió apostar por las energías fósiles. Esta decisión resulta controvertida no solo por los impactos medioambientales, sino también por el daño añadido a la atmósfera y los ecosistemas marinos.
A nivel global existen 627 almacenes subterráneos de gas natural en lugares como acuíferos salados profundos; el Proyecto Castor se unió a esa lista al aprovecharse de un antiguo yacimiento petrolífero.
Cómo funciona el Proyecto Castor
El Proyecto Castor fue estratégicamente ubicado para aprovechar el antiguo yacimiento petrolífero de Amposta, un lugar clave gracias a sus características geológicas. La forma en que funciona el almacenamiento de gas es mediante la inyección de gas natural de la red estatal, la cual se desvía hacia una estación situada en Vinarós (Castellón). Desde esta estación, el gas es transportado a la plataforma marina a través de un gaseoducto.
Una vez en la plataforma, el gas es inyectado a gran presión en capas de rocas impermeables ubicadas en las profundidades del antiguo yacimiento. Las rocas que se encuentran por encima del depósito funcionan como una barrera natural, lo que asegura que el gas quede adecuadamente almacenado. Para extraer este gas, posteriormente se inyecta agua a alta presión, lo cual expulsa el gas hacia la superficie.
El almacenamiento subterráneo de gas en yacimientos agotados como este es una técnica común en varios países, aunque no está exenta de riesgos. Uno de los problemas más graves que puede surgir es la generación de movimientos sísmicos debido a los cambios de presión en las formaciones subterráneas.
Efectos producidos por el Proyecto Castor
El objetivo del Proyecto Castor era proporcionar al sistema de energía español la capacidad para cubrir picos de demanda, interrupciones del suministro o cualquier eventualidad, especialmente en los meses de verano, cuando la afluencia de turistas aumenta considerablemente el consumo de agua y electricidad. Sin embargo, después de que comenzara la inyección de gas en el yacimiento, comenzaron a registrarse numerosos terremotos en las costas cercanas.
Estos movimientos sísmicos variaban en intensidad, pero su aparición fue suficiente para generar alarma entre la población cercana a la infraestructura. Los terremotos provocados se correlacionaron directamente con la presión ejercida por la inyección de gas en las capas subterráneas. Al aumentar la presión en las profundidades, las capas de roca impermeable se ven sometidas a tensiones que pueden provocar desplazamientos inducidos.
Numerosos estudios científicos han confirmado la relación entre la inyección de gas en almacenamiento subterráneo y la aparición de seísmos. No solo en España, sino en otras partes del mundo, esta técnica ha demostrado tener una correlación directa con los movimientos sísmicos.
A pesar de estos impactos, que incluyen daños ambientales y sociales, el proyecto continuó operando hasta que los riesgos evidentes obligaron a detener las operaciones. La comunidad científica y varios expertos ya habían exigido anteriormente que se revisara el modelo de energía empleado en el país, apostando por energías más limpias como la solar o eólica.
Datos alarmantes del Proyecto Castor
El desarrollo del Proyecto Castor sigue siendo una historia llena de contradicciones y decisiones alarmantes. En primer lugar, la población afectada por la construcción y las operaciones del proyecto supera las 80.000 personas, distribuidas principalmente en el sur de Tarragona y el norte de Castellón.
El proyecto fue aprobado inicialmente en 2008, siendo en ese momento una infraestructura clave para la estrategia energética nacional. Sin embargo, desde su entrada en operación en 2013, han surgido consecuencias imprevistas. Durante sus primeras semanas de actividad, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) registró más de 500 movimientos sísmicos en las localidades costeras más cercanas. Esto fue suficiente para que el Gobierno decidiera decretar la hibernación de las instalaciones en octubre de 2014.
Un informe del IGN determinó que las operaciones del Proyecto Castor estaban directamente vinculadas con los seísmos registrados, y lo que es peor, reveló la presencia de una falla geológica en la zona, la cual no había sido correctamente estudiada ni considerada en el diseño original del proyecto.
Uno de los sismos más fuertes registrados alcanzó los 4,3 grados en la escala de Richter, lo que generó pánico entre la población local y serias preocupaciones sobre la seguridad de continuar con las operaciones. Esto finalmente llevó a la hibernación de las instalaciones y a la paralización del proyecto hasta nuevo aviso.
Además de los problemas sísmicos, el Proyecto Castor conllevó consecuencias económicas significativas. En una decisión muy controvertida, el Consejo de Ministros aprobó una indemnización de 1.350 millones de euros a la empresa que gestionaba las instalaciones, Escal UGS, una compensación que los consumidores de gas en España terminarán pagando en su factura durante los próximos 30 años.
El proyecto ha sido objeto de investigaciones judiciales, y hasta la fecha, veinte personas han sido imputadas por prevaricación ambiental y por delitos contra el medio ambiente y los recursos naturales. Este episodio también ha reabierto el debate sobre la idoneidad del modelo energético en nuestro país, con críticas que apuntan a la falta de apuesta por las energías renovables.
La historia del Proyecto Castor es un recordatorio claro de los riesgos asociados a la explotación de recursos naturales y la importancia de adoptar un enfoque sostenible, que priorice las energías renovables sobre los combustibles fósiles en un país con tanto potencial solar y eólico.
Es evidente que la transición hacia energías limpias es urgente, no solo por el impacto ambiental, sino también por las consecuencias económicas y sociales que pueden derivarse de proyectos como este.