Para evitar el uso de combustibles fósiles que provocan un aumento del calentamiento global debido a las emisiones de gases de efecto invernadero, cada vez son más los esfuerzos en investigar y desarrollar energías alternativas. Entre estas alternativas destacan las energías renovables como la solar, eólica, geotérmica, hidráulica y de biomasa. Dentro de la biomasa, encontramos los biocombustibles, que son un tipo de energía renovable que se obtiene a partir de la materia orgánica, y que tienen el potencial de sustituir a los combustibles fósiles. Esto genera gran interés debido a sus beneficios tanto medioambientales como económicos. A continuación, exploramos en detalle qué son los biocombustibles, sus orígenes, tipos y ventajas.
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Orígenes e historia de la energía biocombustible
Los biocombustibles no son una invención moderna. Su historia se remonta a más de un siglo. En los primeros días de la tecnología de motores, grandes innovadores como Rudolf Diesel y Henry Ford ya pensaban en alternativas al petróleo. Diesel creó en 1893 un motor que funcionaba con aceite de cacahuete, que con el tiempo derivaría en el uso del gasóleo debido a la conveniencia y bajo costo del petróleo. En paralelo, Henry Ford fabricó su famoso modelo T en 1908, el cual utilizaba etanol como combustible. Incluso grandes compañías como Standard Oil promovieron la mezcla de gasolina con etanol (25% de etanol en sus estaciones de servicio en la década de 1920).
Sin embargo, tras la crisis del petróleo en la década de 1970, los biocombustibles retomaron su relevancia. En EEUU, la mezcla de gasolina con etanol volvió a ganar popularidad gracias a incentivos gubernamentales. A finales de los años 80, se comenzó a experimentar con combustibles de segunda generación, basados en cultivos no alimentarios. Más recientemente, en la actualidad han surgido los biocombustibles de tercera generación, impulsados por materias primas alternativas como las algas, que no compiten con los recursos alimenticios.
El biocombustible como energía renovable
Una de las principales razones para apostar por los biocombustibles es que son una fuente de energía renovable, es decir, se producen a partir de biomasa vegetal o residuos orgánicos, en lugar de combustibles fósiles que tardan millones de años en formarse. Los biocombustibles pueden renovarse mediante cultivos específicos y su producción se integra en el ciclo natural de captura y emisión de dióxido de carbono. Como resultado, su uso ayuda a mitigar el calentamiento global además de contribuir a una menor dependencia de recursos no renovables como el petróleo o el carbón.
Entre los biocombustibles destacan dos tipos más utilizados a nivel mundial: el etanol y el biodiésel.
Etanol como biocombustible
El etanol es uno de los biocombustibles más conocidos y se produce principalmente a partir de maíz o caña de azúcar. En Estados Unidos, alrededor de la mitad de la gasolina vendida está mezclada con E-10 (una mezcla que contiene un 10% de etanol). El E-85, con un 85% de etanol, es utilizado en vehículos de combustible flexible.
Durante el crecimiento del maíz, las plantas absorben dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera mediante la fotosíntesis, lo que compensa parte del CO2 que se emite durante la combustión del etanol en un vehículo. Esto mejora su perfil en cuanto a reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Además, el etanol también aumenta el octanaje de la gasolina, lo que resulta en una mejor combustión y, por ende, en una reducción de las emisiones contaminantes.
Biodiésel
El biodiésel es otro tipo de biocombustible ampliamente utilizado. Se produce a partir de aceites vegetales, tanto nuevos como usados, y de grasas animales. Este combustible es especialmente popular porque puede usarse en muchos motores diésel sin necesidad de realizar modificaciones mayores en los motores.
El biodiésel emite menos contaminantes que el diésel tradicional y también tiene la ventaja de ser biodegradable, lo que reduce el impacto ambiental en caso de derrame. Además, su producción a menudo utiliza residuos, como aceites de cocina usados, lo que favorece la economía circular.
Ventajas del uso de energía biocombustible
- Energía renovable y local: Se produce a partir de materia vegetal, lo que permite que se renueve constantemente y evita la explotación de recursos finitos como el petróleo.
- Reducción de gases de efecto invernadero: Durante su ciclo de producción y uso, los biocombustibles tienen un menor impacto en las emisiones de CO2 respecto a los combustibles fósiles.
- Soberanía energética: Los países productores de biocombustibles pueden reducir su dependencia económica de los exportadores de petróleo.
- Incentivos económicos: Se incentiva la producción local de biocombustibles, mejorando las economías rurales y la creación de empleo en sectores agrícolas.
Desventajas del uso de energía biocombustible
Si bien los biocombustibles presentan numerosas ventajas, también tienen inconvenientes:
- Alto consumo de agua: La producción de materias primas para biocombustibles, como el maíz o la caña de azúcar, requiere una gran cantidad de agua, lo que puede generar problemas de escasez hídrica en zonas secas.
- Emisiones indirectas: Aunque la quema de biocombustibles genera menos emisiones que los combustibles fósiles, su proceso de producción (incluyendo el uso de fertilizantes y la deforestación) puede aumentar el impacto ambiental.
- Competencia alimentaria: La producción de algunos biocombustibles de primera generación puede generar competencia por el uso de tierras cultivables, afectando el precio de los alimentos.
- Costos industriales: Aunque los precios de producción están disminuyendo, aún es más costoso producir biocombustibles a gran escala comparado con los combustibles fósiles.
Los biocombustibles representan una fuente prometedora de energía limpia y renovable. Sin embargo, para que su uso sea verdaderamente sostenible, es necesario seguir desarrollando tecnologías que respeten los recursos hídricos y que minimicen la competencia con la producción de alimentos.