La biomasa es una de las fuentes de energía renovable más comunes y utilizadas en todo el mundo. Sin embargo, no todo lo que proviene de materia orgánica puede considerarse biomasa. En el caso de la madera tratada con revestimientos o con sustancias protectoras, esta no puede ser considerada dentro de las fuentes de energía renovable. Esto se debe a diversos factores que detallaremos a lo largo del artículo, así como a la Operación Aire que se lleva a cabo para controlar la quema de dichos materiales.
¿Por qué no se considera biomasa la madera tratada?
La madera tratada con sustancias protectoras o recubrimientos no se considera apta como biomasa porque su combustión libera al ambiente sustancias que son altamente tóxicas.
Cuando la madera ha sido tratada, por ejemplo, con barnices, pinturas o recubrimientos plásticos, durante su quema libera compuestos organohalogenados o metales pesados, que son peligrosos tanto para el medio ambiente como para la salud de los seres humanos. Estos productos tóxicos impregnan el aire, contaminan el suelo y los cuerpos de agua cercanos a las zonas donde se queman y pueden llegar a provocar un severo deterioro en la calidad del aire.
Por ello, la normativa vigente prohíbe terminantemente la incineración de este tipo de residuos en instalaciones no diseñadas específicamente para controlar estas emisiones. Las consecuencias nefastas de la quema de madera tratada han sido uno de los principales motores para que las autoridades implementen medidas estrictas de control como es el caso de la Operación Aire.
¿Qué es la Operación Aire?
La Operación Aire fue una iniciativa emprendida por la Guardia Civil y la Junta de Castilla y León para vigilar de cerca la quema de residuos que no son apropiados para combustión en calderas convencionales, como la madera tratada, los plásticos y otros productos químicos de la industria automotriz o agrícola. Esta operación se lleva a cabo principalmente en instalaciones industriales, agropecuarias y talleres donde se sospecha que estas prácticas inadecuadas podrían ser comunes.
Durante los períodos de vigilancia intensificados, especialmente en los meses de invierno, se verifica que las instalaciones solo utilicen restos de biomasa aprobada, como la biomasa forestal o los residuos agrícolas no peligrosos. Además, la operación también tiene un componente educativo, ya que se busca concienciar a los operadores sobre los peligros que supone la quema de combustibles no autorizados.
Uno de los objetivos principales de la Operación Aire es mejorar la calidad del aire en municipios y comunidades pequeñas, donde esta práctica ha sido más extendida y su impacto es directo en la salud de sus habitantes.
Objetivos de la Operación Aire
Esta operación, que ha sido una de las más importantes iniciativas para controlar la quema inadecuada de residuos, tiene como objetivos principales:
- Controlar la quema de estos combustibles. Las inspecciones se centran en industrias con residuos peligrosos, como maderas tratadas y plásticos.
- Concienciar a los operadores. Las empresas y operadores industriales han sido informados sobre los riesgos medioambientales y las repercusiones legales de no cumplir con la regulación.
- Localizar e identificar gestores de residuos inadecuados. La operación se enfoca en detectar a quienes gestionan residuos de manera irresponsable, promoviendo el uso de combustibles peligrosos.
- Mejorar la calidad del aire. Se busca evitar las consecuencias de la contaminación en municipios pequeños, donde el impacto en la salud puede ser más severo.
La quema de residuos en las cementeras
Uno de los sectores donde más se ha visto la necesidad de regular el uso de combustibles no autorizados es en la industria cementera. Algunas cementeras, autorizadas para quemar combustibles alternativos, incluyen dentro de sus residuos materiales considerados como «biomasa», aunque realmente no lo sean. Tal es el caso de la quema de plásticos, maderas tratadas y otros productos que, bajo determinadas condiciones, reciben la etiqueta de «biomasa parcial».
Sin embargo, existen excepciones positivas como la cimentera Cosmos de Toral de los Vados, en León, que ha sido reconocida por utilizar únicamente biomasa forestal auténtica en sus procesos. El uso de este tipo de biomasa no genera emisiones contaminantes y puede ser considerado como una buena práctica dentro del sector.
El ejemplo de esta cementera demuestra que se puede operar de manera sostenible sin necesidad de recurrir a la quema de materiales peligrosos. Las autoridades ambientales han hecho especial énfasis en reconocer este tipo de iniciativas y promover su replicación a lo largo del sector industrial en otras regiones del país.
Tipos de biomasa residual aptos para la quema
Aunque la madera tratada no puede ser quemada de manera segura, existen muchas otras fuentes de biomasa consideradas aptas para la quema y que no representan un riesgo ambiental o de salud.
Biomasa residual, entendida como residuos de actividades humanas, puede provenir de diversas fuentes, tales como:
- Residuos agrícolas, ganaderos y forestales.
- Subproductos de las industrias agroalimentarias.
- Restos de la transformación de la madera, siempre que no hayan sido tratados con sustancias tóxicas.
- Residuos biodegradables como efluentes ganaderos, lodos de depuradoras y aguas residuales.
- Residuos sólidos urbanos, como restos de alimentos, madera no tratada y papel.
- Excedentes agrícolas y otras fuentes de biomasa no contaminante.
Estas fuentes de biomasa pueden ser aprovechadas a gran escala para la producción de energía, reduciendo la dependencia de combustibles fósiles y garantizando un impacto reducido en el medio ambiente. Además, las instalaciones que utilizan este tipo de biomasa deben estar diseñadas específicamente para controlar las emisiones, asegurando que la quema de estos residuos no afecte negativamente al aire, al suelo o a los cuerpos de agua cercanos.
La biomasa de cultivos energéticos
Otra de las fuentes de biomasa con gran potencial es la que proviene de los cultivos energéticos. Estas son plantaciones diseñadas específicamente para la producción de biomasa, con el objetivo de generar energía a partir de materias primas renovables.
Los cultivos energéticos ofrecen una solución eficiente y sostenible para el suministro de biomasa. Algunos ejemplos destacados incluyen cultivos como la caña común, que puede crecer en tierras marginales no aptas para la agricultura. Estos cultivos no solo proporcionan una fuente de biomasa continua, sino que también reducen la presión sobre los recursos que podrían destinarse para producir alimentos.
Además, los gobiernos y organizaciones ambientales promueven el desarrollo de estas plantaciones en áreas que no son productivas para otros usos, lo que también contribuye a la mejora de la salud ecológica de ciertos territorios.
Este tipo de cultivos, cuando se gestionan adecuadamente, tienen un papel muy importante en la lucha contra el cambio climático, ya que la biomasa que producen es neutra en términos de emisiones de carbono. Esto significa que el carbono almacenado en las plantas durante su crecimiento se libera de nuevo durante la combustión, sin añadir carbono adicional a la atmósfera.
Con la implementación de tecnologías más avanzadas para la producción y el procesamiento de cultivos energéticos, se espera que este sector crezca significativamente en los próximos años, convirtiéndose en una piedra angular dentro de las iniciativas globales para la reducción de emisiones.
Finalmente, es imprescindible seguir teniendo en cuenta que para que la biomasa sea aprovechada de manera segura y efectiva, debe provenir de fuentes limpias, no tratadas y gestionadas de manera adecuada. El trabajo de monitorización de las autoridades y programas como la Operación Aire son esenciales para garantizar un uso responsable de estos recursos.
Entender la diferencia entre lo que es y no es biomasa apta para la combustión es esencial para la protección de nuestro ambiente y nuestras comunidades. La Operación Aire seguirá siendo fundamental en la lucha contra la contaminación causada por la quema de residuos peligrosos, y la promoción de fuentes de biomasa segura es vital para un futuro más saludable y sostenible.