El reciclaje de baterías de litio se ha convertido en una pieza fundamental para la transición energética y la sostenibilidad tecnológica a nivel global. Cada vez más empresas, gobiernos y centros de investigación trabajan para cerrar el ciclo de vida de estos dispositivos, aumentar la recuperación de materiales estratégicos y minimizar su impacto ambiental.
En los últimos años, la demanda creciente de materiales críticos para baterías —como litio, cobalto o níquel— ha propiciado la creación de proyectos, alianzas internacionales y nuevas normativas que buscan gestionar de manera más eficiente los residuos y fomentar la economía circular en el sector.
Chile impulsa el reciclaje
Chile ha dado pasos firmes con la implementación de iniciativas como la Ruta Circular, fruto de la colaboración entre Entel y Midas Chile. El objetivo es acercar el reciclaje electrónico —incluyendo baterías de litio— a la ciudadanía, especialmente en regiones donde la infraestructura era insuficiente. En la última campaña, se recolectaron cientos de dispositivos en desuso en diversas localidades del norte y centro del país, superando las 1.600 unidades al sumar dispositivos entregados en puntos fijos.
Un factor clave es la Ley REP (Responsabilidad Extendida del Productor), que obliga a fabricantes e importadores de productos prioritarios —entre ellos las baterías— a financiar la recolección y valorización de residuos generados. El modelo chileno busca así consolidar la economía circular y reducir el impacto de los residuos, aumentando la recuperación de materiales esenciales para la transición energética.
Nuevas empresas y tecnologías en España
En el norte de España, compañías como Kudebatt han surgido con el foco puesto en maximizar la vida útil de las baterías de litio-ion y minimizar su huella ambiental. Kudebatt recoge, analiza y decide si una batería puede ser reutilizada para almacenamiento energético o si debe reciclarse para recuperar materiales. Además, asesora a empresas sobre manipulación y almacenamiento seguro, con la meta de hacer que el «final de vida» de las baterías sea más seguro y sostenible.
El proyecto de Kudebatt es escalable a diferentes regiones y colabora estrechamente con centros de investigación como CIDETEC, desarrollando tecnologías disruptivas para el reciclaje integral de todos los componentes. El reto a medio plazo es convertirse en referente nacional y liderar la recuperación eficiente de materiales como litio, cobalto y níquel dentro de una cadena de valor sostenible y local.
Proyectos internacionales y tecnología avanzada
La internacionalización de la economía circular en baterías de litio se evidencia con la entrada de gigantes como Hainan Trailblazer New Materials. Esta empresa china, ahora activa en Latinoamérica tras acuerdos estratégicos, aborda desde la investigación y desarrollo de nuevos materiales hasta el reciclaje y reutilización de baterías eléctricas usadas, buscando crear cadenas de valor completas que incluyen comercialización, servicios y metalurgia de tierras raras.
El interés inversor y tecnológico se refleja también en la aparición de nuevas instalaciones en países como Estados Unidos. En Oklahoma, por ejemplo, se han abierto plantas de reciclaje y procesamiento de baterías de iones de litio, junto a iniciativas públicas para atraer inversiones en infraestructuras energéticas. Estas plantas recuperan materiales clave como cobre y níquel y ofrecen una respuesta local a la creciente dependencia de importaciones y a la demanda.
Economía circular y materias primas críticas en Europa
La Unión Europea marca un rumbo claro con objetivos como obtener para 2030 hasta un 25% de su consumo de materias primas críticas a través del reciclaje. La legislación comunitaria y la introducción de tecnologías especializadas permiten recuperar materiales valiosos de baterías en desuso, aunque el reto sigue siendo aumentar los volúmenes recogidos y hacer frente al hecho de que muchos residuos electrónicos permanecen almacenados en los hogares.
Uno de los mensajes centrales es que la acción del consumidor es clave: entregar baterías viejas en puntos oficiales contribuye a mantener estos recursos en el ciclo económico y apoya la economía circular, vital para reducir la extracción de nuevos materiales y el impacto ambiental de la industria tecnológica.
Innovación y alianzas: ejemplos globales
Empresas internacionales como Redwood Materials han logrado avances importantes al recuperar hasta el 95% de los metales críticos presentes en baterías y aplicar sistemas de reciclaje de circuito cerrado. Este enfoque no solo reduce el consumo de energía y agua respecto a la minería tradicional, sino que también minimiza las emisiones de carbono. Además de asociarse con grandes fabricantes de vehículos eléctricos —como Toyota, BMW, Ford o Volkswagen—, estas compañías se focalizan en optimizar la cadena de suministro y reducir la dependencia de materias primas importadas.
La apuesta por tecnologías hidrometalúrgicas y la ampliación de capacidad de reciclaje van de la mano de asociaciones público-privadas y de la búsqueda de financiación para escalar estas soluciones y hacerlas viables a gran escala.
Investigación biotecnológica y nuevos enfoques
La innovación está llegando incluso a terrenos como la biominería urbana, donde la ciencia explora el uso de microorganismos para recuperar metales de baterías usadas. Seminarios y proyectos interdisciplinarios en Chile estudian el potencial biotecnológico y ecológico de los salares, buscando estrategias disruptivas para el reciclaje y poniendo el foco en el vínculo entre biodiversidad y tecnología sostenible.
El papel de la normativa y la concienciación social
El éxito del reciclaje de baterías de litio depende, en gran medida, del desarrollo e implementación de normativas adaptadas y de la concienciación ciudadana. La responsabilidad de fabricantes e importadores, junto con la presencia de infraestructuras adecuadas y la colaboración entre sectores público y privado, conforman el marco necesario para un reciclaje eficiente y seguro. Además, tanto en Europa como en América, se subraya la importancia de depositar los dispositivos en desuso en puntos oficiales y evitar su desecho inadecuado, dado el riesgo que suponen algunas baterías defectuosas para la seguridad y el medio ambiente.
El reciclaje de baterías de litio se encuentra actualmente en una fase de crecimiento y profesionalización, donde confluyen la innovación tecnológica, el desarrollo normativo, las alianzas internacionales y la acción responsable tanto de empresas como de consumidores. Estos factores están sentando las bases para una industria clave en la transición hacia modelos energéticos y productivos más sostenibles, con el objetivo de aprovechar al máximo los recursos disponibles y reducir los riesgos asociados al desecho de componentes altamente contaminantes.