El calentamiento global está afectando a la vida de muchas especies, y las mariposas y libélulas no son la excepción. Estos insectos, que han habitado la Tierra por millones de años, están viendo alterados tanto su distribución como su apariencia física debido a los cambios en las temperaturas globales.
Relación entre el clima y el color de las mariposas y libélulas
A escala del continente europeo, las especies de mariposas y libélulas presentan diferencias notables en sus colores en función de la región geográfica donde habitan. En las latitudes más al norte del continente, donde las temperaturas suelen ser más frescas, predominan las libélulas y mariposas de colores oscuros. A medida que nos acercamos a las regiones sureñas, como la península ibérica, Cerdeña y Sicilia, las especies tienen una coloración más clara, lo que sugiere una adaptación al clima cálido. Este patrón está estrechamente relacionado con la capacidad de los insectos para absorber o reflejar la luz solar dependiendo de sus colores.
Las especies con colores oscuros, que absorben más luz solar, tienen ventaja en climas fríos, ya que pueden aumentar su temperatura corporal más rápidamente absorbiendo más energía del sol. Por otro lado, las especies claras, que reflejan más luz, son más eficientes para evitar el sobrecalentamiento en zonas donde las temperaturas son más altas.
El impacto del calentamiento global en la distribución de los insectos
Durante los últimos decenios, las especies de mariposas y libélulas de colores más claros han ido ganando terreno en Europa, desplazando a sus parientes de colores más oscuros. Esta tendencia está directamente relacionada con el aumento de las temperaturas debido al calentamiento global. Según un estudio dirigido por Dirk Zeuss de la Universidad de Marburgo, que examinó la distribución de 366 especies de mariposas y otras 107 de libélulas, las especies más pálidas avanzan hacia el norte a medida que las temperaturas se elevan gradualmente.
Este desplazamiento es notable en los mapas de distribución de las libélulas y mariposas recopilados entre los años 1988 y 2006. En ese periodo, los científicos observaron cómo las especies de colores oscuros comenzaron a migrar hacia regiones más frías del norte de Europa, tales como Noruega, Suecia o Finlandia. Por su parte, las especies de colores vivos y más claros se han ido desplazando desde el sur hacia el norte, en busca de hábitats en zonas donde las temperaturas antes eran más bajas que las que pueden tolerar actualmente.
Cómo afecta el color de las alas a la adaptación al clima
Los estudios sugieren que el color del cuerpo y las alas de los insectos no solo influye en su capacidad para sobrevivir en ciertas zonas, sino también en su éxito reproductivo. Las mariposas y libélulas de colores oscuros no solo son mejores para aumentar su temperatura en climas fríos, sino que generalmente tienen alas más grandes, lo que les otorga una mayor capacidad de volar largas distancias en busca de alimento o una pareja. Sin embargo, estas especies se ven más afectadas por los golpes de calor, ya que sus cuerpos absorben más radiación solar.
En contraste, las mariposas de colores más claros, particularmente las de la familia Lycaenidae, que tienen alas pequeñas y coloraciones iridiscentes brillantes, son menos capaces de amortiguar el calor del sol y tienen una mayor tendencia a sobrecalentarse. Estas especies son más vulnerables al estrés térmico, lo que podría llevar a una disminución significativa de sus poblaciones si los efectos del cambio climático continúan intensificándose.
Relación entre el calentamiento global y la reducción de la biodiversidad
El aumento de las temperaturas no solo afecta el color de las mariposas y libélulas, sino también su comportamiento y ciclo de vida. Por ejemplo, algunas especies de libélulas han mostrado cambios en sus pautas de reproducción y en su competitividad por parejas. Un estudio reciente asegura que los machos de libélulas están perdiendo sus colores brillantes en regiones donde el calor ha aumentado drásticamente, lo que afecta negativamente su capacidad de atraer parejas. Esto podría generar un efecto dominó, afectando la diversidad genética y comprometiendo la viabilidad de estas poblaciones a largo plazo.
La reducción de la diversidad de mariposas y libélulas podría tener consecuencias significativas para los ecosistemas acuáticos y terrestres en los que desempeñan roles importantes como polinizadores y controladores de plagas.
Esfuerzos para predecir y mitigar los efectos del cambio climático
El estudio de la Universidad de Marburgo también abre una ventana para predecir los impactos futuros del cambio climático sobre las especies de insectos. Los resultados sugieren que con el tiempo podríamos ver un cambio notable en la distribución geográfica de especies de mariposas y libélulas. Por ejemplo, es probable que las especies de color oscuro se trasladen a regiones más frías o busquen hábitats con sombra, donde puedan mantener sus temperaturas bajo control.
Los autores del estudio sugieren que los esfuerzos de conservación que se centran exclusivamente en las preferencias de hábitat actuales pueden no ser suficientes si no se tienen en cuenta los cambios ecofisiológicos que estas especies están experimentando. En este sentido, proponen la creación de microclimas protegidos dentro de los ecosistemas naturales para apoyar a las especies en su proceso de adaptación al cambio climático.
Qué se puede aprender de las mariposas tropicales
Un estudio reciente de la Universidad de Cambridge reveló que las mariposas tropicales también están siendo severamente afectadas por el cambio climático, especialmente aquellas con alas más pequeñas y colores más pálidos. Estas especies son menos capaces de soportar temperaturas extremas debido a su limitada capacidad de tolerancia térmica.
Estas mariposas, que dependen del calor del sol para obtener energía, deben recurrir a diversas estrategias de termorregulación para mantener su temperatura corporal estable. Algunas de las especies más afectadas son aquellas que, debido a su morfología, no pueden encontrar refugio del calor y sufren una mayor mortalidad en eventos climáticos extremos.
Con el aumento de las temperaturas, los científicos prevén una amenaza muy real para muchas especies de mariposas y libélulas tropicales, especialmente en las zonas donde la deforestación ha eliminado gran parte de los microclimas fríos que servían de refugio.
Las lecciones aprendidas de cómo las especies tropicales se enfrentan al cambio climático pueden ser útiles para comprender mejor cómo las especies europeas podrían reaccionar ante cambios similares en el clima.
Tanto las mariposas como las libélulas están experimentando cambios significativos en respuesta al calentamiento global, tanto en su distribución geográfica como en su coloración física. Los esfuerzos de conservación deberán tener en cuenta estos cambios para garantizar la supervivencia de estas especies ante un clima cada vez más impredecible.