Manglares: guardianes costeros, biodiversidad y retos de conservación

  • Los manglares son ecosistemas costeros clave para la protección ambiental y la biodiversidad.
  • Las amenazas incluyen la deforestación, la industria camaronera, el cambio climático y la contaminación plástica.
  • Existen esfuerzos de conservación desde la innovación tecnológica comunitaria hasta grandes proyectos internacionales.
  • El compromiso local y el trabajo colaborativo resultan fundamentales para la restauración y el futuro de los manglares.

Ecosistema manglares costa

Los manglares ocupan un lugar fundamental en la salud de los ecosistemas costeros, funcionando como sumideros de carbono, barreras contra tormentas y refugio de una enorme biodiversidad. Pese a su gran valor ecológico y social, estos hábitats enfrentan amenazas crecientes que ponen en peligro no solo su existencia, sino también la de las comunidades que dependen de ellos.

El 26 de julio, diferentes organizaciones e instituciones dedican un día especial a reflexionar y actuar por la protección de los manglares. Esta fecha resalta la necesidad de abordar los retos que los afectan y de impulsar soluciones desde distintos ámbitos y regiones.

¿Por qué son tan valiosos los manglares?

Formados por árboles y arbustos adaptados a ambientes salinos e inundables, los manglares establecen una red de raíces que protege el suelo costero y favorece el desarrollo de numerosas especies. Entre sus funciones más destacadas están:

  • Defensa frente a eventos climáticos extremos: las raíces y el follaje de los manglares reducen la fuerza de huracanes, tormentas y tsunamis, minimizando la erosión y protegiendo a comunidades cercanas.
  • Almacenamiento de carbono: estos ecosistemas capturan y almacenan grandes cantidades de carbono, ayudando a mitigar los efectos del cambio climático.
  • Soporte a la biodiversidad: sirven de hábitat y área de reproducción para peces, cangrejos, aves y especies amenazadas, además de ofrecer alimentación y refugio a animales terrestres y marinos.
  • Purificación del agua: las raíces filtran contaminantes, ayudando a mantener la calidad del agua en costas, ríos y lagunas.

Su relevancia es reconocida en todo el mundo, desde las marismas de Florida, pasando por la Isla de Marajó en Brasil, hasta las reservas mexicanas, asiáticas y africanas. Más de 120 países cuentan con manglares en alguna de sus costas.

Amenazas como deforestación, acuicultura y contaminación están reduciendo estos ecosistemas

A pesar de su importancia, los manglares están desapareciendo a un ritmo preocupante. Se estima que más del 35% de estos ecosistemas se ha perdido en solo dos décadas. Entre los factores que explican esta tendencia destacan:

  • Expansión de la acuicultura: la conversión de bosques de manglar en granjas camaroneras ha supuesto la pérdida de miles de hectáreas, especialmente en regiones tropicales de Asia y Latinoamérica. Los estanques generados suelen dejar residuos tóxicos y, al agotarse, resultan en áreas estériles de difícil recuperación.
  • Pérdida del hábitat por obras e infraestructuras: la construcción de carreteras y urbanizaciones altera drásticamente los ciclos hidrológicos y ecológicos que mantienen los manglares.
  • Cambio climático y subida del nivel del mar: el aumento de la salinidad, inundaciones permanentes y eventos climáticos extremos están dañando manglares en zonas vulnerables como Bangladesh, los Sundarbans o la costa de Florida, donde aves como las espátulas rosadas han visto reducido su hábitat.
  • Contaminación, sobre todo por plásticos y residuos: estos contaminantes quedan atrapados en las raíces, afectando no solo a la flora y fauna sino también a las personas que dependen de la pesca y otros recursos locales.
  • Pesca y recolección insostenible: técnicas como las redes de arrastre provocan capturas accidentales y daño al lecho marino, afectando la regeneración natural del manglar.

La fotografía como herramienta de sensibilización

Iniciativas como los Premios Internacionales de Fotografía de Manglares han cobrado fuerza en los últimos años, ayudando a visibilizar tanto la extraordinaria biodiversidad de estos ecosistemas como los peligros que los acechan. Fotografías premiadas muestran desde la riqueza de fauna —cocodrilos, cangrejos, monos y aves emblemáticas— hasta la devastación causada por la contaminación o la industria camaronera.

El concurso ha recibido imágenes de más de 70 países y, según sus organizadores, la fotografía ayuda a conectar a las personas con la naturaleza y a impulsar acciones de conservación. Retratos de mujeres recolectando miel en los Sundarbans o de niños jugando entre raíces reflejan la estrecha relación entre los manglares y las comunidades locales.

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Experiencias inspiradoras en restauración y conservación

La protección y recuperación de los manglares requiere trabajo conjunto de gobiernos, sector privado, comunidades y ciencia. Existen numerosos ejemplos de éxito:

  • En Brasil, la Reserva Extractivista Marina de Soure, en la isla de Marajó, ha logrado integrar tecnología de monitoreo climático, participación comunitaria y estándares internacionales, siendo la primera área protegida del país en obtener la certificación de la Lista Verde de la UICN.
  • El proyecto Tech4Nature, una alianza entre la UICN y Huawei, ha dotado a las comunidades de herramientas tecnológicas para el seguimiento de datos climáticos y de biodiversidad, y fomenta la educación ambiental entre jóvenes y pescadores locales.
  • En México, la labor de colectivos como Las Chelemeras en Yucatán ha permitido restaurar el flujo hídrico y la topografía de cientos de hectáreas de manglar, recuperando progresivamente la fauna local y el equilibrio hidrológico. El trabajo se apoya en colaboración con institutos científicos y organizaciones como The Nature Conservancy, y busca que la restauración sea un proceso colectivo y participativo.
  • Proyectos internacionales como el Patrimonio Natural Azul en Panamá, desarrollados por la National Audubon Society y otros socios, han combinado ciencia, educación y política para impulsar la protección y gestión sostenible de los manglares.

Los manglares en cifras y tipos más representativos

Actualmente, México alberga aproximadamente el 6% de los manglares del planeta, ocupando el cuarto lugar mundial, solo por detrás de Indonesia, Australia y Brasil. Entre las especies más conocidas destacan:

  • Mangle rojo (Rhizophora mangle): característico por sus raíces aéreas en forma de zancos.
  • Mangle blanco (Laguncularia racemosa): con raíces tabulares y presencia en costas del Pacífico y Golfo de México.
  • Mangle prieto (Avicennia germinans): esencial para proteger la vida silvestre y controlar las mareas.
  • Mangle botoncillo (Conocarpus erectus): frecuente en las costas mexicanas, especialmente en Yucatán.

Estos tipos de mangles forman complejos sistemas donde coexisten peces, aves, mamíferos, reptiles y crustáceos. El mantenimiento y diversidad de especies depende directamente del estado de conservación del ecosistema.

Compromiso global y local para la supervivencia de los manglares

La conservación de los manglares no es solo una cuestión ambiental. También es social, económica y cultural. Muchas comunidades dependen de ellos para la pesca, el turismo y la recolección de recursos, por lo que la protección implica defender modos de vida y tradiciones ancestrales.

Acciones como la recolección de firmas, la promoción de prácticas de pesca sostenible y la reducción del uso de plásticos son pasos accesibles para la ciudadanía. Organizaciones internacionales y locales insisten en que incluso pequeñas acciones pueden marcar la diferencia en la protección de este valioso patrimonio natural.

La integración de tecnología, ciencia y saberes locales está permitiendo recuperar manglares perdidos y prevenir la destrucción futura. La participación comunitaria se confirma como el motor indispensable para una gestión sostenible y resiliente de estos ecosistemas costeros.

En todo el mundo, los manglares se perfilan como un eslabón imprescindible entre la tierra y el mar, conectando comunidades, protegiendo recursos y brindando esperanza frente al cambio climático. Su futuro depende de la acción colectiva y de la defensa activa de la naturaleza en cada rincón del planeta.

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