Normalmente se habla de contaminación lumínica o de fotopolución cuando la iluminación artificial es tan abundante y omnipresente que afecta a la oscuridad normal y deseable de la noche. De esta forma, una vez que cae la noche, muchas fuentes de luz artificial toman el relevo del sol en los centros urbanos e incluso en las poblaciones más pequeñas.
Algunos científicos definen la contaminación lumínica como la radiación luminosa infrarroja, visible emitida al exterior o hacia el exterior, y que por su dirección, intensidad y calidad, puede tener un efecto nocivo incómodo sobre el hombre, sobre el paisaje, o los ecosistemas.
La contaminación lumínica es una forma de contaminación que se evoca poco porque a priori es poco nefasta para la salud, cuando se compara con la contaminación clásica de residuos, smog urbano, aguas residuales, etcétera.
Sin embargo, la contaminación lumínica tiene consecuencias sobre los seres vivos y puede ser reducida fácilmente.
Desde 1830, los responsables de la iluminación de París tan sólo encendían una farola de cada dos las noches de luna clara. Una operación relacionada con la preocupación del ahorro y no tanto con la contaminación lumínica, que todavía era muy poco significativa. De forma más reciente, la Asociación Americana Dark Sky, que desde 1988 dio a conocer este fenómeno, que se ha amplificado a algo auténticamente nocivo, y bien visible por parte de todos. En efecto, los puntos luminosos no dejan de multiplicarse.
En 1992, la UNESCO consagraba en su declaración sobre los derechos para las generaciones futuras, un apartado específico de derecho a la conservación del cielo y de su pureza. En 2002, el Congreso de Venecia y de Lucerna lanzaron llamadas a los gobiernos mundiales para salvaguardar el cielo nocturno. Actualmente, la ONU pretende considerar el cielo estrellado como patrimonio común de la humanidad.
Identificar la contaminación lumínica
La contaminación lumínica es particularmente visible cuando el cielo está cubierto por nubes bajas, ya que estas reflejan y dispersan la luz a lo largo de kilómetros. De esta forma, el cielo parece rosa anaranjado oscuro. Este es particularmente visible en las grandes aglomeraciones. Normalmente, el cielo debería estar completamente negro, o solamente iluminado por la luna. Cuando el tiempo es claro, y fuera de la ciudad, el cielo está mucho más negro que en la ciudad, y se puede fácilmente situar la presencia de una gran ciudad por el cambio de tonalidad del cielo que se vuelve rosa pálido y se ilumina.