Las guerras y crisis sociales donde están presentes las armas provocan verdaderos desastres humanitarios a las poblaciones que se ven involucradas o se encuentran en el área geográfica del conflicto.
Pero además provocan gran cantidad de contaminación ya que las bombas, balas, municiones de todo tipo y los vehículos como tanques, helicópteros, aviones, submarinos, barcos utilizan enormes cantidades de combustibles fósiles que generan millones de toneladas de CO2.
Además las explosiones de bombas, granadas y tiroteos emiten gran cantidad de materiales contaminantes y en algunos casos poseen pequeñas cantidades de materiales radiactivos que se esparcen por el medio ambiente y luego afectan a la salud de los sobrevivientes.
Por lo que la guerra no solo destruye la vida humana sino el medio ambiente en el presente y en algunos casos arruina totalmente el futuro debido a la terrible destrucción de ecosistemas.
Las guerras producen una huella de carbono enorme que luego es difícil de remediar debido a la gravedad del daño. Los conflictos armados nunca serán ecológicos como nunca serán beneficiosos para la humanidad.
Los países que sufrieron cortos o largos conflictos armados tienen graves problemas de contaminación del aire, agua, tierra y destrucción de toda clase de recursos naturales, lo cual hace muy difícil la supervivencia de las comunidades que allí se encuentran.
La paz es amiga del planeta y la guerra enemiga de el, ya que el daño que producen a veces es imposible de calcular y empeoran los problemas ambientales existentes.
Nunca habrá una guerra buena y ecológica por lo que es vital que se evite la resolución de conflictos por medio de armas ya sea a nivel interno como externo ya que no solo afecta a las personas sino también a los ecosistemas, flora, fauna, etc. de la que todos necesitamos para vivir.
El dialogo, las mediaciones, la ley nacional o internacional, entre otros instrumentos son los adecuados para resolver problemas pero no las armas.