Cada día, un cuarto del CO2 emitido por las actividades humanas se dirige hacia el océano. Este papel regulatorio que desempeñan los océanos al absorber dióxido de carbono es crucial, pero tiene un precio, ya que el océano se está acidificando, es decir, su pH se está reduciendo. Esto tiene profundas implicaciones para la vida marina y, en consecuencia, para los humanos.
La Acidificación del Océano: Un Problema en Aumento
La acidificación ocurre porque el dióxido de carbono (CO2) reacciona con el agua de mar para formar ácido carbónico, lo que reduce el pH. Se prevé que hacia 2100, el pH del océano caerá en 0,38 unidades en comparación a los niveles del siglo XIX. Esto puede parecer una variación pequeña, pero resulta devastadora para muchas formas de vida marina. La acidificación afecta profundamente los organismos que dependen del carbonato cálcico, como corales, moluscos y algunos tipos de plancton, limitándoles su capacidad para formar esqueletos y conchas. Estos sistemas son vitales, ya que los organismos calcificadores forman la base de las cadenas alimenticias marinas.
La alteración de estos organismos también afecta a animales más grandes que dependen de ellos como fuente de alimento. Además, los arrecifes de coral, que proporcionan refugio y sustento a miles de especies, estarán entre las víctimas más inmediatas de la acidificación.
Calentamiento y Alteración de las Corrientes Oceánicas
El calentamiento de los océanos es otra de las principales consecuencias del cambio climático. Este fenómeno afecta tanto la superficie como las partes más profundas del océano y está causando alteraciones drásticas en los hábitats de muchas especies. El agua cálida puede reducir la cantidad de oxígeno disuelto en el agua, afectando la vida acuática. Las corrientes oceánicas también se ven afectadas, produciendo cambios en los patrones de migración de especies marinas y en la circulación de nutrientes esenciales para el ecosistema.
Por ejemplo, una de las corrientes más importantes, la Corriente del Golfo, está mostrando señales de desaceleración “sin precedentes”. Esto no solo afecta a las especies que dependen de estas corrientes para reproducirse o desplazarse, sino que también tiene consecuencias para el clima global, ya que modifica las precipitaciones en algunas áreas y altera las temperaturas del aire.
El Deshielo y la Elevación del Nivel del Mar
Otro factor crítico es el deshielo de los glaciares y las capas de hielo polar debido al calentamiento global. Este proceso está contribuyendo al aumento del nivel del mar, lo cual modifica profundamente los paisajes costeros y amenaza la existencia de miles de comunidades que dependen del mar para vivir. Datos recientes indican que el nivel del mar ha aumentado unos 20 cm desde el siglo XIX y podría continuar aumentando a un ritmo alarmante.
Este aumento es impulsado principalmente por dos factores: la expansión térmica del agua cuando se calienta y el derretimiento de las capas de hielo. A medida que el nivel del mar sube, se incrementan los riesgos de inundaciones, lo que pone en peligro a las poblaciones humanas que viven cerca de las costas. Según el IPCC, las zonas costeras bajas albergan al 10% de la población mundial, en su mayoría en regiones vulnerables como las islas del Pacífico, que podrían desaparecer bajo el agua en las próximas décadas.
Impacto en la Biodiversidad y la Cadena Alimentaria
La biodiversidad marina está en constante amenaza debido a los efectos combinados de la acidificación, el calentamiento del agua y la alteración de las corrientes oceánicas. Como resultado, muchas especies están migrando hacia aguas más frías en un intento de escapar de las condiciones cambiantes en sus hábitats tradicionales. Los organismos que dependen de la temperatura constante de los océanos, como los corales y el plancton, enfrentan desafíos críticos para su supervivencia.
La pérdida de biodiversidad también afecta directamente a la seguridad alimentaria humana. Alrededor de 3.000 millones de personas dependen del pescado como su fuente principal de proteína. Sin embargo, con la caída en las poblaciones de peces debido a la sobrepesca y el cambio climático, este suministro de alimentos está en riesgo. Los organismos como los corales, que forman parte crucial de los ecosistemas, son especialmente vulnerables al aumento de la temperatura del océano y la acidificación, lo que afecta a toda la cadena alimentaria.
Consecuencias para la Salud Humana y el Sector Económico
El cambio climático afecta indirectamente a la salud humana. A medida que los océanos absorben más calor y CO2, las condiciones se vuelven más favorables para patógenos y bacterias que pueden proliferar en aguas cálidas. Enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera, también podrían aumentar si no se toman medidas eficaces. Esto además de la afectación directa a sectores como la pesca y el turismo, fuentes clave de ingresos para las comunidades costeras. El turismo en arrecifes de coral, por ejemplo, podría disminuir significativamente debido al blanqueamiento de corales. Se estima que el daño total a los arrecifes coralinos costará miles de millones de dólares anualmente.
Soluciones Urgentes y Acciones de Mitigación
Para mitigar los efectos del cambio climático en los océanos, es crucial cumplir con los Acuerdos de París y limitar el calentamiento global a menos de 1,5ºC. La descarbonización de sectores clave como el transporte marítimo y la reducción drástica de las emisiones de dióxido de carbono son pasos clave. También se están implementando soluciones a nivel local, como la restauración de manglares, que protegen las costas de tormentas y ayudan a absorber carbono.
Las empresas juegan un papel clave en la lucha contra el cambio climático, pudiendo adoptar una economía azul, que promueva el uso sostenible de los recursos oceánicos. Asimismo, la investigación científica continua es vital para seguir monitoreando los cambios en el océano, con especial atención a la acidificación, la elevación del nivel del mar y los cambios en las corrientes oceánicas.
Las decisiones que tomemos en la próxima década determinarán nuestro futuro. Proteger los océanos no es solo una cuestión de conservación ambiental, sino también de asegurar la supervivencia humana.