
Cada vez está más en auge la importancia de la ropa sostenible para reducir el impacto negativo sobre el medio ambiente. Esto ha llevado a muchas personas a preguntarse si la ropa hecha con algodón orgánico es más sostenible que la de algodón convencional.
La sostenibilidad no es solo una moda pasajera, sino una necesidad urgente para la industria textil, dado que el algodón es uno de los materiales más utilizados en la confección de ropa. En este artículo vamos a analizar en profundidad las diferencias entre el algodón orgánico y el convencional y por qué el primero es, en la mayoría de los casos, mucho más sostenible para el planeta.
Algodón orgánico
Para entender por qué el algodón orgánico presenta una opción más sostenible, debemos primero conocer su proceso de producción. Según la WWF, la producción de una camiseta de algodón convencional requiere alrededor de 2.700 litros de agua. En contraste, solo se necesitan unos 243 litros de agua para una camiseta de algodón orgánico, según un estudio de la Soil Association. Este consumo más racional de agua se debe a que el algodón orgánico se cultiva sin el uso de fertilizantes y pesticidas sintéticos, que comúnmente aumentan la necesidad de regar las plantas.
Además, otro aspecto importante de los cultivos orgánicos es que dependen en mayor medida del agua de lluvia y de un manejo más consciente del suelo, lo que mejora la eficiencia hídrica. Esto, a su vez, evita la contaminación de las aguas subterráneas con productos químicos que suelen utilizarse en la agricultura convencional de algodón.
Esto no significa que el algodón orgánico esté exento de problemas. Como señala Liesl Truscott, directora de la Textile Exchange, la producción de algodón orgánico todavía representa menos del 1% de la producción mundial. El tamaño reducido de este mercado significa que muchos de los beneficios ambientales de las técnicas orgánicas aún no se han maximizado a plena escala global.
¿Cuáles son las implicaciones ambientales de la producción de algodón orgánico?
Aunque el algodón orgánico utiliza menos agua y no recurre a productos químicos sintéticos, las cuestiones que afectan su sostenibilidad van más allá del consumo de agua. Según un informe de la Textile Exchange, el cultivo orgánico de algodón reduce la huella de carbono en un 46% en comparación con el algodón convencional gracias a la ausencia de fertilizantes y pesticidas, que a menudo emiten dióxido de nitrógeno y otros gases de efecto invernadero.
Esto se agrava en el caso del algodón convencional debido a la adopción de semillas genéticamente modificadas, que demandan un riego más abundante y un uso intensivo de pesticidas. La eliminación de estos factores en la producción de algodón orgánico reduce las emisiones y promueve un uso más responsable de los suelos agrícolas.
En términos de toxicidad, un estudio de 2011 de Water Footprint concluyó que el uso de pesticidas y fertilizantes químicos en el algodón convencional provoca una contaminación del agua significativa, mientras que el cultivo orgánico puede reducir la contaminación en un 98%.
El rendimiento del algodón orgánico frente al convencional
Si bien el algodón orgánico tiene muchos beneficios ambientales, algunos críticos señalan su menor rendimiento agrícola. Según un informe de 2015 de Cotton Inc., las cosechas orgánicas tienden a ser entre un 20% y un 30% menos productivas que las cultivos convencionales. Esto significa que, para obtener la misma cantidad de algodón, se necesita más tierra.
Sin embargo, este argumento se ve contrarrestado por el hecho de que los cultivos orgánicos generalmente se combinan con otros productos agrícolas, lo que ayuda a mejorar la biodiversidad del suelo y a reducir el uso intensivo de los recursos naturales. Además, muchos pequeños agricultores que cultivan algodón orgánico también se benefician de cultivos diversificados, lo que les ayuda a garantizar la seguridad alimentaria y la estabilidad económica.
Reciclaje y biodegradabilidad del algodón orgánico
Otro aspecto que hace al algodón orgánico más sostenible es su capacidad de ser reciclado y su biodegradabilidad. Sin embargo, el reciclaje de algodón no es tan simple como podría parecer. Aunque las prendas de algodón pueden reciclarse, la calidad de las fibras se deteriora en el proceso, lo que hace que las fibras recicladas sean más cortas y de menor calidad.
Una opción emergente para superar este problema es el reciclaje químico, donde el algodón se descompone en celulosa para crear una fibra nueva. Aunque prometedor, este proceso todavía no se ha adoptado ampliamente, lo que limita el alcance del reciclaje de algodón en la actualidad.
Aún así, el hecho de que el algodón orgánico sea biodegradable ofrece una ventaja considerable frente al algodón convencional, especialmente si consideramos que muchos textiles terminan en vertederos donde pueden tardar años en descomponerse.
Certificaciones del algodón orgánico
Es crucial asegurarse de que el algodón que compramos realmente sea orgánico. Una forma efectiva de hacerlo es buscar certificaciones que respalden la sostenibilidad del producto en todas las etapas de su proceso productivo. Las principales certificaciones que debemos buscar son:
- GOTS (Global Organic Textile Standard): un estándar que garantiza que al menos el 70% de los tejidos son fibras orgánicas y que el proceso productivo cumple con exigencias ambientales y sociales.
- OCS 100: certifica productos que contienen entre 95% y 100% de algodón orgánico.
- OEKO-TEX: esta certificación asegura que el algodón ha sido procesado sin productos químicos nocivos para la salud humana.
El reconocimiento de estas certificaciones es vital para asegurarnos de que nuestra vestimenta ha sido producida en condiciones responsables con el planeta y con quienes participan en su cultivo y confección.
Elegir prendas fabricadas con algodón orgánico no solo es una decisión más sostenible para el medio ambiente, sino que también beneficia a las personas involucradas en su producción, fomentando una industria más ética y justa. Con una creciente conciencia sobre el impacto de nuestras decisiones de consumo, cada vez más marcas se están sumando a esta tendencia, facilitando el acceso a opciones más responsables.