España se encuentra en una etapa decisiva en lo que respecta a la producción de hidrógeno verde, con el lanzamiento de proyectos destacados y la asignación de importantes recursos para su desarrollo. El país está apostando fuerte por integrar este vector energético en su industria y transporte, lo que supone un paso esencial hacia la reducción de emisiones y una mayor autosuficiencia energética.
A lo largo de los últimos meses, se han anunciado iniciativas que involucran la colaboración entre administraciones públicas, empresas privadas y entidades de investigación. Esta coordinación es fundamental para lograr avances sostenibles y posicionar a distintas regiones como referentes en el sector.
Inversiones récord y distribución territorial de ayudas
Uno de los grandes hitos recientes ha sido la adjudicación de 1.223 millones de euros por parte del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) destinados a siete grandes proyectos de hidrógeno renovable. Estas iniciativas están repartidas en comunidades como Aragón, Andalucía, Castilla y León, Cataluña y Galicia, y contemplan una potencia de electrólisis conjunta cercana a los 2.300 MW distribuidos en 12 instalaciones distintas.
Aragón lidera la captación de fondos, seguido por Andalucía, Castilla y León, Galicia y Cataluña. Muchos de estos proyectos se ubican en municipios que afrontan el reto demográfico, lo que contribuye directamente a revitalizar el tejido industrial y económico local.
La convocatoria, gestionada a través del IDAE, prioriza no solo la capacidad técnica y económica, sino también el impacto social y ambiental, valorando aspectos como la creación de empleo, la formación especializada y la igualdad de género.
Proyectos pioneros en varias regiones

- Soria se consolida como referente en la producción y exportación de hidrógeno verde, impulsando iniciativas como Elyse, DH2, Alkeymia y Redexis-SOMACYL, con el objetivo de que la energía generada beneficie especialmente a la industria local y ayude a fijar población con empleos de calidad.
- En el Condado de Huelva, la planta Dehesa del Duque H2, que utilizará tecnología de electrólisis PEM alimentada por energía solar, busca alcanzar una producción anual de más de 780 toneladas de hidrógeno, lo que prevé evitar la emisión de unas 7.200 toneladas de CO₂ al año.
- El Proyecto Catalina en Aragón prevé una capacidad de producción de hasta 84.000 toneladas anuales de hidrógeno verde, apoyado en infraestructuras renovables y en programas de becas que fomentan la formación y el empleo entre los jóvenes de la zona.
- En Castellón, el proyecto Orange.Bat, promovido por un consorcio internacional y la empresa Smartenergy, se ha fijado como objetivo abastecer de hidrógeno verde al sector cerámico y reducir significativamente las emisiones, con planes de ampliación para los próximos años.
Tecnologías avanzadas e innovación colaborativa
El avance de la investigación en nuevas tecnologías para la producción de hidrógeno verde es otro de los motores clave. Un ejemplo destacado es el proyecto Hydragon, coordinado por el Instituto IMDEA Energía, en el que participan centros de España, República Checa, Turquía y Corea. Esta iniciativa busca desarrollar materiales innovadores como estructuras metal-orgánicas y perovskitas sin plomo, aplicados a dispositivos fotoelectroquímicos capaces de aprovechar la luz solar para descomponer el agua y generar hidrógeno limpio.
Estas colaboraciones internacionales permiten compartir conocimiento y acelerar la llegada al mercado de soluciones más eficientes, duraderas y sostenibles. Además, los avances en electrólisis alcalina y PEM permiten adaptar la producción según la disponibilidad de recursos renovables, incrementando la flexibilidad y la viabilidad económica de las plantas.
Impacto industrial, ambiental y social
Los nuevos clústeres de hidrógeno verde permiten integrar todas las fases de la cadena de valor: desde la producción y el almacenamiento hasta la distribución y el consumo. Esto favorece la descarbonización de sectores intensivos en energía, como la industria química, el transporte pesado o la industria cerámica.
La apuesta por este recurso energético genera beneficios significativos en términos de empleo y desarrollo regional. Por ejemplo, solo en Castilla y León se estima que se crearán hasta 3.000 puestos de trabajo directos e indirectos antes de 2030, con una alta demanda de perfiles técnicos y especializados en formación profesional y universitaria.
Además, los proyectos desarrollados en zonas de transición justa facilitan que regiones tradicionalmente dependientes de actividades convencionales encuentren nuevas oportunidades ligadas a la economía verde y a las energías renovables.
El crecimiento de la producción de hidrógeno verde en España refleja una estrategia orientada a la descarbonización industrial, la generación de empleo cualificado y la innovación tecnológica. La combinación de inversiones públicas y privadas, sumada a la colaboración internacional y al apoyo institucional, posiciona al país como uno de los líderes europeos en este sector. Los diferentes ejemplos muestran cómo la apuesta por el hidrógeno renovable ya está transformando la economía de varias regiones, abriendo oportunidades en el ámbito industrial, social y ambiental.