Actualmente, Galicia es la tercera autonomía en España por potencia de energías renovables, generando alrededor del 17% de la electricidad renovable de todo el país. Sin embargo, a pesar de este liderazgo, cerca del 31% de su producción energética se basa en el carbón, una cifra que dobla la media nacional. Este dato revela una paradoja: Galicia es una referencia en el uso de fuentes de energía limpias, pero sigue dependiendo de los combustibles fósiles, lo que demuestra que aún no ha asumido plenamente el reto del cambio climático.
El desafío no solo implica aumentar la producción de energías renovables, sino también reducir drásticamente la dependencia de los combustibles fósiles, en especial el carbón. La transición hacia energías limpias no solo requiere tecnológicas, sino también decisiones políticas firmes y el compromiso de las industrias implicadas.
Estrategia de la Xunta de Galicia
La Xunta de Galicia ha declarado en varias ocasiones que su política energética es clara: cada vez se apuesta más por las energías renovables en detrimento de los combustibles fósiles. En palabras del gobierno gallego, están comprometidos en la lucha contra el cambio climático, enfocando esfuerzos en energías como la eólica, la solar y la biomasa.
Además de centrarse en fuentes de energía verde como la solar y la eólica, se están impulsando iniciativas para potenciar la biomasa en la región. Estas medidas buscan también reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y fomentar la eficiencia energética.
Estrategia de Impulso a la Biomasa
La Estrategia de Impulso a la Biomasa de Galicia, dotada con una partida presupuestaria de 3,3 millones de euros, tiene como objetivo reducir las emisiones de CO2 y promover el uso de calderas de biomasa en más de 200 administraciones públicas, entidades sin ánimo de lucro y empresas de la región. Se estima que la implementación de esta estrategia permitirá un ahorro anual de 3,2 millones de euros en facturas energéticas, así como la reducción del consumo de gasóleo en unos 8 millones de litros. Gracias a esta medida, se espera disminuir las emisiones de CO2 en 24.000 toneladas anuales.
Calderas de biomasa
Las calderas de biomasa son una alternativa ecológica a las tradicionales calderas de gas y carbón, utilizando combustibles naturales como pellets de madera, huesos de aceituna, cáscaras de frutos secos o residuos forestales. Estas calderas no solo calientan los hogares, sino que también tienen el potencial de reducir el consumo de combustibles fósiles y minimizar la dependencia energética del carbón en Galicia.
Esta estrategia tiene un impacto adicional en la gestión sostenible de los montes gallegos, mejorando la eficiencia en la producción energética y fomentando el desarrollo de la industria local.
Radiografía eléctrica de Galicia: El legado del carbón
Carbón
El carbón ha sido históricamente una de las principales fuentes de producción de electricidad en Galicia, con dos centrales térmicas: la de Meirama (Gas Natural Fenosa) y la de As Pontes (Endesa). Esta última, con una capacidad de 1.400 MW, es la más grande de España y ha sido fundamental en los últimos años para la producción de energía en Galicia.
Aunque el auge de las energías renovables ha reducido la dependencia de estas plantas, un fenómeno meteorológico anómalo en 2015 hizo que el carbón volviera a ser la principal fuente de energía en Galicia ese año. Este repunte se debió a la falta de lluvias y viento, lo que afectó a la producción hidroeléctrica y eólica, respectivamente.
Producción hidroeléctrica y su descenso
La generación de electricidad mediante energía hidráulica experimentó un colapso en 2015, debido a la baja precipitación en Galicia, con un descenso del 36,4% respecto al año anterior. Esto obligó a la comunidad a compensar este déficit con un aumento en la producción mediante carbón, lo que a su vez incrementó las emisiones de CO2.
Eólica
Galicia ha sido pionera en el desarrollo de la energía eólica, y aunque en los últimos años el crecimiento ha sido modesto, en la última subasta de energía, empresas como Gas Natural Fenosa y Norvento han asegurado grandes proyectos que garantizarán un aumento en la capacidad eólica en los próximos años.
Norvento, por ejemplo, ha proyectado más de 300 MW de energía eólica, lo que podría cambiar significativamente el mix energético de Galicia en el futuro cercano, reduciendo aún más la dependencia del carbón.
El fin del carbón en Galicia: Transición energética
El cierre de la central de carbón de As Pontes en 2024 marcó un hito en la historia energética de Galicia. Durante casi 50 años, esta planta fue la principal productora de energía de la región, con una capacidad de hasta 1.400 MW. Su cierre no solo significa la eliminación de una de las mayores fuentes de emisiones de CO2 en Galicia, sino también un paso decisivo hacia la transición energética.
Este cierre ha venido acompañado de planes de inversión en nuevas energías renovables, como la eólica marina y el hidrógeno verde, con varios proyectos en desarrollo destinados a aprovechar los fuertes vientos atlánticos y las capacidades industriales de la región.
Sin embargo, el cierre de esta central ha traído consigo el desafío de garantizar la reindustrialización y el apoyo social a las plantillas afectadas, muchas de las cuales han sido reubicadas en proyectos renovables. El impacto económico y social ha sido minimizado gracias a los planes estratégicos de los gobiernos autonómico y estatal, que incluyen inversiones en nuevas plantas renovables y en proyectos de hidrógeno.
Oportunidades y retos futuros
El futuro de Galicia en términos energéticos es prometedor, pero no está exento de desafíos. La región cuenta con un enorme potencial en energía eólica marina, con más de 12 proyectos en fase de tramitación ambiental que sumarían 7.283 MW. Sin embargo, la burocracia, las normas pendientes y la falta de infraestructuras de evacuación adecuadas podrían frenar este crecimiento.
A pesar de estos retos, el compromiso con la energía limpia es firme, y se espera que en las próximas décadas, Galicia logre una transición completa hacia energías 100% renovables, abandonando definitivamente el uso de combustibles fósiles, como ya ha hecho en buena medida con la energía generada por carbón.
Esta transición no solo contribuirá a la lucha contra el cambio climático, sino que también posicionará a Galicia como líder en la producción de energías limpias en España y en toda Europa.