
La aparición de jabalíes en ciudades y playas españolas es un fenómeno que cada vez sorprende menos a vecinos y turistas. Lo que antes era una imagen excepcional, hoy se repite en distintos puntos del país, generando debate sobre las causas, los riesgos y las posibles soluciones para frenar esta expansión.
Los jabalíes han ido abandonando su hábitat tradicional atraídos por la facilidad de encontrar comida y agua en entornos urbanos. La combinación de sequía, ausencia de depredadores naturales y un ritmo de reproducción elevado, ha facilitado que estos animales se habitúen a convivir entre humanos, incluso en lugares tan poco habituales como playas o zonas comerciales.
Jabalíes en playas y zonas urbanas: escenas cada vez más habituales

En el último mes, la presencia de jabalíes en las playas de Málaga ha causado gran revuelo. Varias piaras, formadas por adultos y crías, se han dejado ver tanto en la Cala de Mijas como en Calahonda, donde se pasearon por la arena y llegaron incluso a refrescarse en el agua ante la mirada de los bañistas. Estas escenas, aunque llamativas, se han desarrollado sin incidentes ni daños personales, aunque sí han generado inquietud entre quienes veranean en la zona.
Además de las costas, los jabalíes frecuentan zonas residenciales y comerciales en busca de alimento fácil. Ya son habituales las imágenes de estos animales en jardines y calles de distintas ciudades, e incluso en algunos casos han llegado a irrumpir en bares y locales de Avilés.
El principal motivo de estas incursiones es la falta de recursos en el monte. La sequía prolongada ha reducido drásticamente el acceso a agua y comida natural, como bellotas, lo que empuja a los animales a explorar nuevas áreas.
Superpoblación y causas del aumento de jabalíes

En provincias como Málaga se estima una población de unos 22.000 ejemplares, según la Consejería de Sostenibilidad andaluza. El problema se agrava por la ausencia de depredadores naturales, como el lobo, que en el pasado ayudaba a mantener a raya el número de jabalíes. La presión cinegética, es decir, la caza, resulta insuficiente ante la capacidad reproductiva de la especie y la aparición de híbridos como el cerdolí.
En otras regiones como la Marina Alta (Alicante), la situación es similar. Allí, la urbanización ha reducido el monte y los animales se adentran cada vez más en núcleos habitados. Ayuntamientos como Dénia han reportado la captura de más de 360 ejemplares en el primer semestre del año gracias a sistemas de jaulas trampa con videovigilancia.
La expansión del jabalí tiene efectos diversos: desde daños en cultivos y jardines hasta accidentes de tráfico, especialmente en carreteras como la Oliva-Pego. En algunos municipios se ha declarado incluso situación de emergencia cinegética.
Estrategias de control: jaulas, batidas y colaboración institucional

Para frenar la proliferación, los ayuntamientos han impulsado planes conjuntos de control poblacional, tanto mediante la instalación de jaulas de captura monitorizadas como a través de la colaboración con sociedades de cazadores para organizar batidas y ganchos.
En lugares como El Verger y Els Poblets (Alicante), el plan conjunto ha permitido la captura de más de 230 ejemplares en nueve meses, lo que ha reducido la percepción vecinal del problema. En Oliva, en solo 40 días, se han atrapado 116 jabalíes, poniendo de manifiesto la magnitud del problema.
Los ediles de los municipios más afectados coinciden en reclamar un mayor apoyo económico de las administraciones supramunicipales y denuncian que las ayudas actuales no se ajustan a la superficie ni a la gravedad del problema en cada localidad.
La convivencia con los jabalíes: riesgos y recomendaciones

La llegada de los jabalíes a áreas urbanas y periurbanas conlleva varios riesgos potenciales. Estos animales son responsables del 45% de los accidentes de tráfico relacionados con fauna silvestre en España. Además, los agricultores alertan de los perjuicios en sus cultivos y los vecinos muestran preocupación por los posibles incidentes en calles y parques.
Expertos y autoridades insisten en la necesidad de no alimentar a los jabalíes ni dejar residuos fuera de los contenedores, ya que esto facilita su asentamiento en áreas humanas. También advierten sobre el comportamiento defensivo de las hembras con crías, recomendando extremar las precauciones en caso de avistamiento y no intentar acercarse a los animales.
En todos los municipios donde se han instalado sistemas de captura, los animales son examinados veterinariamente antes de cualquier actuación adicional, descartando la presencia de enfermedades en los ejemplares capturados.
La evidencia demuestra que la presencia de jabalíes en entornos urbanos y agrarios no es circunstancial, sino una consecuencia de factores combinados como la sequía, la falta de depredadores, la rápida reproducción y los cambios en uso del suelo. Ante ello, la cooperación entre administraciones, especialistas y ciudadanía es esencial para gestionar una fauna salvaje que ha dejado de pertenecer solo al monte y que, por el momento, seguirá siendo protagonista en pueblos y ciudades españolas.