En sí misma representa cerca de la sexta parte de las emisiones de gas de efecto invernadero. La ganadería emite 7,1 gigatoneladas de equivalente de CO2 al año en la atmósfera, es decir 15% de todas las emisiones de origen antrópico.
Pero según un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicado el pasado jueves 26 de septiembre, es posible reducir en un 30% estas emisiones, utilizando mejores prácticas y tecnologías existentes.
El estudio, el más exhaustivo realizado sobre este tema hasta hoy, ha analizado todos los estadios del ciclo de vida de la ganadería: la producción y el transporte de alimentos para los animales, el uso de energía en la granja, las emisiones ocasionadas por la digestión y la fermentación del estiércol, así como el transporte, la refrigeración y el acondicionamiento de los productos animales tras sacrificarlos.
Las principales fuentes de emisiones: la producción y la transformación del forraje (45%), concretamente por culpa de los abonos químicos utilizados en los cultivos, la digestión de los animales (39%), ya que las vacas emiten metano, un gas 25 veces más potente que el CO2, y la descomposición del estiércol (10%). El resto es imputable a la transformación y al transporte de los productos animales.
Más información – La humanidad entra en período de deuda ecológica