La fluctuación de la energía solar y su impacto en el gran apagón de la Península Ibérica

  • Fluctuaciones en la generación solar fotovoltaica desencadenaron oscilaciones de tensión y caídas del sistema eléctrico.
  • Las transcripciones de Red Eléctrica muestran la dificultad de estabilizar la red durante el apagón y los días previos.
  • Una alta dependencia de la energía renovable y la ausencia de centrales convencionales limitaron la capacidad de respuesta.
  • La falta de claridad y coordinación entre centros de control y REE fue evidente, según los registros internos.

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La penetración de la energía solar en España ha traído consigo ventajas indiscutibles, pero también plantea retos operativos que han salido a la luz en los últimos acontecimientos eléctricos. Uno de los episodios más disruptivos de la historia energética nacional, el gran apagón que dejó sin suministro a millones en la Península Ibérica, ha arrojado luz sobre las consecuencias directas de la inestabilidad y variabilidad de la generación fotovoltaica.

Durante la jornada del 28 de abril y en los días previos, los centros de control y los operadores de Red Eléctrica de España (REE) se vieron desbordados por una serie de oscilaciones de tensión y movimientos bruscos en la producción de energía solar. Según las transcripciones de llamadas internas, se detectó una continua entrada y salida de la energía solar en el sistema, en gran medida condicionada por los precios del mercado eléctrico. Esta dinámica intermitente puso al límite la capacidad de los operadores para absorber y regular los cambios de forma eficiente.

Oscilaciones y tensión en la red: días previos al apagón

Las investigaciones han desvelado que la inestabilidad no se limitó al día del gran apagón. En los días anteriores, responsables de distintos Centros de Operación de Distribución (COD) ya comunicaban a REE la presencia de picos inesperados de tensión y numerosos episodios de oscilaciones en diferentes puntos del sistema. La entrada y salida irregular de la generación fotovoltaica se identificó como uno de los pilares fundamentales de este fenómeno, agravado por una escasez de generación nuclear y convencional que normalmente ofrece el respaldo necesario para estabilizar la red. Para profundizar en cómo optimizar la gestión de estas energías, puedes consultar baterías de litio para inversores.

En varias conversaciones recogidas, los operadores expresaron su preocupación ante la incapacidad de controlar el sistema: “No nos da tiempo a regular para controlar las tensiones de una manera eficiente”, reconocía uno de ellos. La gestión manual desde puntos frontera y la falta de automatización, unidas a la volatilidad de las renovables, hicieron que el margen de maniobra fuese muy reducido.

Esta situación no era algo puntual; operadores y técnicos de REE alertaron en reiteradas ocasiones sobre la situación, cuestionando las causas y buscando sin éxito alternativas para restablecer el equilibrio en la red.

El papel de las renovables y la falta de inercia eléctrica

La creciente preponderancia de la energía solar en la matriz eléctrica española acentuó la dependencia de una fuente que, por su propia naturaleza, presenta variaciones imprevisibles a corto plazo. Sin el soporte suficiente de centrales convencionales (como nucleares o de ciclo combinado), la falta de inercia eléctrica en el sistema imposibilitó absorber o compensar los cambios abruptos de generación y demanda. Para conocer qué tecnologías facilitan la estabilización del sistema, te recomendamos visitar energía solar fotovoltaica.

Durante el apagón, solo una central de ciclo combinado estaba en funcionamiento en toda la zona suroeste del país, mientras que la central nuclear de Almaraz llevaba varios días parada debido a circunstancias del mercado y cuestiones fiscales. La ausencia de alternativas para estabilizar el sistema expuso con claridad los límites de una red excesivamente dependiente de renovables intermitentes.

Los registros internos muestran, además, cómo la incertidumbre entre los técnicos de REE era palpable. Los intentos de buscar una explicación o una solución inmediata chocaban con la realidad de que apenas se podía hacer nada más que observar y notificar la gravedad del momento.

Falta de coordinación y presión desde los clientes

La situación de emergencia también quedó reflejada en las múltiples llamadas cruzadas entre los centros de control, las empresas distribuidoras y los propios clientes. Desde varios puntos del sistema se advertía de caídas repentinas, picos abruptos de tensión y desconexiones de plantas. Las respuestas por parte de los operadores eran, en muchos casos, de resignación y reconocimiento de que el origen del problema estaba fuera de su alcance.

La gestión de la demanda desde Europa y las limitaciones técnicas para ajustar la producción en tiempo real agravaron el sentimiento de impotencia en los equipos responsables. Incluso se reconocía la presión directa de los usuarios, afectados por el salto a modo emergencia de sus instalaciones eléctricas, sin que hubiera posibilidad de aportar soluciones rápidas o efectivas.

La falta de información clara y la ausencia de instrucciones precisas hicieron que la confusión y el nerviosismo fueran la tónica general entre los operadores, según dejan claro las transcripciones incorporadas a la investigación oficial.

Transparencia, responsabilidades e investigación en curso

Las conocidas como ‘cajas negras’ del apagón, es decir, las grabaciones internas de las conversaciones entre centros de control y Red Eléctrica, han permanecido durante semanas bajo reserva. El contenido de estos registros revela, no obstante, que la preocupación sobre la fluctuación de la energía solar y la falta de respaldo convencional estaba presente en todo momento y fue un factor clave en el desenlace del apagón.

Mientras la investigación judicial y técnica sigue abierta, la presidenta de la operadora ha asegurado que no se detectaron fallos en los procesos de gestión de la red ni en las medidas adoptadas. Sin embargo, la documentación interna apunta a que, más allá del cumplimiento formal de la normativa, los equipos técnicos llevaban tiempo alertando sobre la vulnerabilidad del sistema ante escenarios de alta variabilidad renovable y escasa firmeza convencional. Para entender las mejores prácticas en gestión de energías intermitentes, puedes consultar qué es la energía solar.

Estas revelaciones han evidenciado que, aunque no existían errores de procedimiento, el modelo actual necesita mejorar su capacidad de adaptación y respuesta ante cambios bruscos e imprevistos en la generación solar, especialmente si el reemplazo de las centrales convencionales sigue avanzando sin mayor respaldo tecnológico o regulatorio.

Se observa que la integración de energías renovables requiere incorporar nuevas herramientas y métodos de gestión que permitan anticipar y mitigar las fluctuaciones para mantener la estabilidad del suministro, incluso en días donde el sol desaparece o brilla con intensidad.


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