El rechazo a la energía nuclear: ¿Por qué España decide abandonarla?

  • El 43% de los españoles rechaza la energía nuclear por miedo a accidentes catastróficos.
  • España ha optado por un progresivo desmantelamiento de sus plantas nucleares.
  • El uso de energía nuclear sigue siendo motivo de controversia en el contexto de la taxonomía verde en Europa.

Energía nuclear rechazada

Entre todas las fuentes de energía, tanto renovables como no renovables, algunas gozan de mayor aceptación entre el público, mientras que otras son motivo de amplio debate y rechazo. En este artículo vamos a explorar a fondo las tecnologías y energías que generan más controversia, con un enfoque particular en aquellas que, por su relación con el medioambiente, han sido categorizadas como menos aceptadas por la opinión pública.

Una de las más debatidas ha sido históricamente la energía nuclear, acompañada por otras como el fracking, la clonación y los cultivos de plantas transgénicas. Es la energía nuclear la que, no obstante, despierta probablemente la mayor cantidad de reticencias en la sociedad. ¿Cuáles son los motivos que impulsan este rechazo tan considerable por parte de la opinión pública?

Resultados de un estudio sobre la aceptación de energías y tecnologías

El fracking o fractura hidráulica es rechazada

Un reciente estudio reveló las siguientes cifras en torno a la aceptación social de diversas tecnologías y energías en España:

  • El 33,4% de la población muestra desaprobación hacia el cultivo de plantas genéticamente modificadas, en parte debido al miedo por los posibles efectos desconocidos sobre la salud, además de la falta de información científica accesible al público general.
  • Un 31,3% de los encuestados se opone a la clonación por razones éticas, suponiendo que estas prácticas interfieren con la naturaleza y el “jugar a ser Dios”.
  • El fracking, el método de fractura hidráulica para la extracción de gas natural, cuenta con un rechazo del 27%. A pesar de que esta técnica genera empleo en países como Estados Unidos, las preocupaciones sobre su impacto ambiental son notorias.
  • Sin embargo, la energía nuclear encabeza la lista de rechazo, con un 43% de desaprobación. Este rechazo se asocia principalmente con el temor a accidentes catastróficos como los de Chernóbil (1986) y Fukushima (2011), eventos que siguen marcando el imaginario colectivo.

Este estudio fue realizado en el marco de la VIII Encuesta de Percepción Social de la Ciencia, organizada por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt). Los datos muestran que, pese al rechazo, hay un crecimiento en el interés por la energía nuclear, que aumentó un 5% en los últimos dos años. Una mayor disponibilidad de información científica parece haber despertado la curiosidad en torno a este tipo de energía.

Evaluación de las tecnologías y sus beneficios

Opinión sobre la energía nuclear

La encuesta abarcó un total de 6.357 entrevistas, realizadas en todas las comunidades autónomas, y refleja una mayor inclinación en sectores jóvenes por la ciencia y la tecnología. Sorprendentemente, 4 de cada 10 españoles muestran un interés considerable por los avances científicos, incluidas las nuevas tecnologías relacionadas con la energía.

Destaca que el 54,4% de los encuestados cree que los avances en ciencia y tecnología contribuyen de manera positiva al bienestar de la sociedad. No obstante, un segmento del 5,8% sigue sosteniendo lo contrario.

En cuanto a las tecnologías más valoradas, Internet y la telefonía móvil siguen encabezando la lista, aunque la investigación con células madre y el crecimiento del sector de los drones también son muy apreciados. En contraste, la energía nuclear se percibe como peligrosa y de escasos beneficios para la sociedad, especialmente entre los adultos mayores de 45 años.

Energía nuclear en el debate energético español

En el contexto español, la energía nuclear viene experimentando un camino complicado. Recientemente, el replanteamiento del rol de la energía nuclear en el mix energético global ha cobrado relevancia, impulsado por los eventos del conflicto en Ucrania y la consiguiente crisis energética. Ante la necesidad de fuentes de energía que aseguren el suministro, algunos países han comenzado a reconsiderar su retirada del sector nuclear.

En España, sin embargo, se ha reafirmado el camino de cierre progresivo de las plantas nucleares, a realizarse entre 2027 y 2035, como parte del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec). Este plan se basa en la progresiva sustitución por energías renovables y apoyando tecnologías como los ciclos combinados que, a pesar de utilizar gas, emiten menos CO2 que sus predecesoras como el carbón.

En contraste con otros países europeos, como Francia que apuesta por la nuclear como uno de sus principales ejes energéticos, o Alemania que sigue dependiendo del gas, el Gobierno español ha optado por la desinversión en infraestructura nuclear. Todo esto, bajo el argumento de una transición hacia energías 100% renovables en las próximas décadas.

Ventajas y desventajas de la energía nuclear

Rechazo a la energía nuclear en España

Si bien la energía nuclear no emite gases de efecto invernadero durante su operación, posee desventajas significativas que contribuyen a su rechazo. Principalmente, el reto ambiental del manejo de residuos radiactivos y los riesgos inherentes de seguridad en caso de accidentes han sido los mayores argumentos en contra. Estos problemas no solo tienen un alto coste económico, sino que también crean una deuda ambiental para futuras generaciones.

A pesar de estas reticencias, algunos defensores señalan que la capacidad de generar grandes cantidades de electricidad sin emisiones directas de CO2 la convierte en una alternativa sólida para reducir el impacto del cambio climático, particularmente en aquellos países que todavía dependen en gran medida de los combustibles fósiles.

Por otro lado, una crítica consiste en el elevado coste de construir nuevos reactores. Los proyectos recientes han sufrido sobrecostes y grandes retrasos, como el caso del reactor Olkiluoto-3 en Finlandia, que tardó 20 años en completarse y cuadruplicó su coste inicial, lo que ha suscitado dudas sobre la viabilidad económica de expandir este tipo de energía.

El papel de la energía nuclear en la transición ecológica

Si bien el plan español apuesta decididamente por las energías renovables, algunos expertos consideran que la energía nuclear podría complementar el proceso de transición, debido a su fiabilidad y capacidad para generar energía constante, especialmente en momentos en que las renovables, como la energía solar y la eólica, puedan no estar disponibles debido a factores climáticos.

Consultoras como Capgemini han afirmado que la descarbonización completa para 2050 será muy difícil sin una expansión de la capacidad nuclear. En su informe reciente, señalan que sería necesario triplicar la capacidad nuclear a nivel mundial para alcanzar los objetivos de cero emisiones.

A pesar de estas previsiones, la postura española sigue siendo firme en su decisión de eliminar progresivamente este tipo de energía, aunque reconocen que en algunos sectores de la transición energética, como las centrales de ciclo combinado, el uso de gas natural seguirá siendo necesario para evitar los apagones, especialmente mientras las energías renovables no alcancen un desarrollo pleno.

El debate sobre si incluir a la energía nuclear y al gas en la taxonomía verde de la Unión Europea también ha sido motivo de discusión. Mientras que países como Alemania han optado por el gas y Francia sigue apoyando fuertemente la energía nuclear, España ha afirmó que estas energías tienen un papel transitorio, pero no pueden ser consideradas *verdes*. Este planteamiento trata de evitar sendas señales erróneas a los mercados financieros que desviarían las inversiones de su verdadero objetivo: la creación de fuentes de energía limpias, sostenibles y renovables.

La sociedad española, en particular, sigue mostrando su preocupación acerca de los residuos radiactivos, que no encuentran aún solución viable. El hecho de que España dependa en gran parte de otros países para el almacenamiento y la gestión de estos residuos, crea una dependencia internacional que genera inseguridad energética.

El contexto internacional sigue transformándose, pero lo que parece claro es que, mientras continúa evolucionando el debate energético, la energía nuclear en España sigue ocupando un lugar de rechazo para gran parte de la sociedad. En un futuro, se verá si los planes de transición hacia energías limpias lograrán cumplir con las expectativas fijadas sin generar nuevas dependencias o conflictos energéticos.


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