La empresa familiar que triunfó en la subasta de renovables (Norvento)

Eólica

Últimamente se ha oído hablar mucho de Norvento tras haber ganado 128 MW eólicos en la subasta de renovables celebrada el 17 de mayo. Pero esta empresa familar con sede en Galicia (Lugo), tiene una trayectoria de casi 40 años.

Fundada en 1981 por los hermanos Pablo y Marta Fernández Castro como firma de ingeniería, dio sus primeros pasos en el mundo energético con la explotación de minicentrales hidráulicas en los inicios de la liberalización y supo aprovechar a partir de los 90 el impulso de las renovables. No en vano, fue la primera empresa gallega con un parque eólico.

Norvento

Según el director de Energía de Norvento,  Iván Nogueiras: “fuimos integrando todas las actividades que iban naciendo en el entorno de las renovables, como la ingeniería, la operación o el mantenimiento”. Se trata del “negocio tradicional” (con una cartera de 110 MW en funcionamiento) al que se ha sumado “una nueva pata”, la de la energía distribuida, en la que Norvento ve un enorme oportunidad.

Eólica

El directivo explica que hace unos 10 años, “cuando las renovables daban signo de agotamiento en España”, la empresa dio el salto al exterior, a Chile, Brasil, Polonia, EE UU o Reino Unido. Y, en paralelo, “empezamos a ver que ya no se iban a desarrollar grandes proyectos eólicos y que había un hueco para la generación distribuida”. En este sentido, Norvento desarrolló un aerogenerador (el nED100) para grandes consumidores, no solo industrias, sino también puertos, zonas residenciales, centros comerciales o explotaciones agropecuarias.

nED100

Un molino que, con 100 kW de potencia y 30 metros de altura, se acerca más a las prestaciones de los grandes que a los pequeños, y está destinado “a consumidores que quieran integrar su generación renovable (no solo fotovoltaica, sino también eólica, geotermia o biogás), cerca del punto de consumo”, indica Nogueiras.

eólica

Subastas

Aunque la adjudicación en la subasta ha sido algo muy importante para la compañía, Nogueiras considera que el primer gran paso “lo dimos en 2010, cuando ganamos el concurso eólico de la Xunta, en el que conseguimos 300 MW”. Norvento ha ido desarrollando estos proyectos, a los que faltaba, sin embargo, un marco retributivo, tras la moratoria renovable aprobada en enero de 2012.

Teniendo en cuenta que dichos permisos tienen fecha de caducidad (cinco años, la autorización administrativa y la conexión y seis años la DIA), el directivo aclara que los plazos del concurso gallego son compatibles con los de la subasta, cuyos proyectos deben estar terminados antes del 31 de diciembre de 2019. “Son plazos más que exigentes, hay que tener proyectos bien estudiados”.

Observando que Norvento tiene una cartera importante (300 MW sobre los 128 que ha obtenido en la puja), sus responsables admiten que estudiarán presentarse a la nueva subasta que, por sorpresa, ha vuelto a convocar el Ministerio de Energía para este verano. Teóricamente, con las mismas condiciones que la anterior.

Sobre el actual sistema de subastas, al que no todos le ven ventajas, en Norvento tienen su propia opinión. Entre la del 17 de mayo y la primera, celebrada en enero de 2016 (a la que también acudió, pero quedó fuera), la diferencia es que en aquella no se garantizaba un suelo al precio de mercado: el descuento máximo de la inversión al que estaban dispuestas las empresas era del 100%, mientras que en la última, ha sido del 60%.

Las entidades financieras son piezas clave en este tipo de proyectos intensivos en capital. “Cuando apruebas una inversión estás atado a ella 20 años”, afirma Nogueiras. “A los bancos no les gusta el mercado eléctrico, pues es muy volátil: cuando el precio es el adecuado, puedes devolver la deuda, pero si este baja, no puedes disminuir el riesgo. Por eso la última subasta, al fijar un suelo, permitirá obtener financiación. En la anterior, no hubo esa protección”.

Siguiendo el argumento, Iván Noriegas sostiene que el gran avance tecnológico permite ya el desarrollo de parques rentables cobrando el precio de mercado. Una idea cada vez más extendida e impensable hace poco tiempo. “Los departamentos de I+D han hecho avances impresionantes, lo que ha rebajado los costes y que se puedan hacer proyectos a mercado”. Eso sí, subraya, “siempre que tengas buenos emplazamiento”. Porque, “así como la fotovoltaica es más homogénea, la eólica depende del emplazamiento”. Según sus datos, en 10 años, el coste del MWh de energía eólica ha disminuido en un 60%.

Además de los tecnólogos, también los promotores, como Norvento, “han hecho su trabajo”. En este sentido, Nogueiras recuerda que la compañía lleva años explotando «el recurso eólico en Galicia»

La próxima subasta, prácticamente igual de la anterior, podría fijar un suelo más bajo, para permitir competir a la fotovoltaica, que se consideró discriminada tal y como se comento AQUÍ por unas reglas que favorecieron a la eólica.

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