El hidrógeno es el elemento químico más abundante del Universo, pero su presencia en la atmósfera terrestre es limitada debido a su ligereza. Sin embargo, su importancia en el panorama energético no puede pasarse por alto, ya que se perfila como una de las piezas clave en la transición hacia un futuro más sostenible.
Este gas incoloro e inodoro se ha convertido en un vector energético esencial, capaz de almacenar energía y liberarla sin emisiones para aplicaciones industriales, transporte e incluso para suplir necesidades energéticas en sectores difíciles de electrificar. En este artículo vamos a contarte qué significan esos colores que le asignamos al hidrógeno y qué relevancia tienen en la lucha contra el cambio climático.
¿Por qué hablamos de colores en el hidrógeno?
El hidrógeno en su estado puro no tiene color, pero en el contexto energético, el término «colores» se utiliza para clasificar los distintos métodos de producción y el impacto ambiental asociado a cada uno. Estos colores proporcionan una visión clara de las emisiones de CO2 generadas en el proceso y de los recursos utilizados.
Por tanto, el color del hidrógeno no hace referencia al gas en sí, sino a su «huella ecológica». Vamos a ver cuáles son los tipos más comunes de hidrógeno según su color.
El hidrógeno no renovable: negro, marrón, y gris
Hidrógeno negro o marrón: Este tipo de hidrógeno se obtiene mediante la gasificación del carbón o lignito, lo que implica altos niveles de emisiones de CO2. Es de los métodos más contaminantes y está quedando en desuso salvo en algunos países como China.
Hidrógeno gris: Producido a partir de gas natural utilizando la técnica del reformado con vapor, este tipo de hidrógeno también libera grandes cantidades de CO2 a la atmósfera. Se estima que el hidrógeno gris cubre cerca del 99% de la producción global actual, debido a su bajo coste, pero su impacto ambiental es significativo.
Hidrógeno azul: una alternativa de bajas emisiones
El hidrógeno azul representa una evolución del gris. Aunque se produce también a partir de gas natural, este método incorpora tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (CCUS). Estas técnicas pueden reducir hasta un 95% las emisiones de CO2, posicionándolo como una alternativa más limpia.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que estas tecnologías no son completamente eficaces, ya que sigue habiendo emisiones residuales. Otra limitación es la infraestructura necesaria para capturar y almacenar el carbono, la cual no está ampliamente disponible.
Hidrógeno verde: el estándar dorado de la sostenibilidad
El hidrógeno verde es considerado el más sostenible de todos. Se genera mediante electrólisis del agua, un proceso que utiliza electricidad de fuentes 100% renovables como la solar y la eólica. Este hidrógeno no emite CO2 durante su producción y es clave en la descarbonización del sistema energético.
Actualmente, el hidrógeno verde representa menos del 1% de la producción mundial, debido a su alto coste en comparación con otras formas de hidrógeno. Sin embargo, las inversiones en energías renovables y tecnologías de producción están abriendo la puerta a una adopción más amplia.
Otros tipos de hidrógeno: rosa, amarillo, turquesa y blanco
Además de los colores principales, existen variaciones interesantes:
- Hidrógeno rosa: Generado a partir de energía nuclear, este tipo de hidrógeno se produce mediante electrólisis. Aunque es bajo en emisiones de carbono, enfrenta desafíos relacionados con los residuos nucleares.
- Hidrógeno amarillo: Producido mediante electrólisis con electricidad de una mezcla de fuentes, incluidas las no renovables. Su sostenibilidad depende del porcentaje de fuentes limpias utilizadas.
- Hidrógeno turquesa: Obtenido mediante un proceso de pirólisis del metano, genera hidrógeno y carbón sólido, lo que minimiza las emisiones de CO2.
- Hidrógeno blanco: Este es el único que se encuentra en estado natural, generalmente en depósitos subterráneos, pero su extracción a gran escala aún no es viable.
El papel del hidrógeno en la transición energética
La relevancia del hidrógeno radica en su capacidad para descarbonizar sectores difíciles de electrificar, como la industria pesada, el transporte marítimo y aéreo, y la producción de acero y fertilizantes. Su flexibilidad como vector energético lo posiciona como un complemento esencial para las energías renovables.
Sin embargo, el mayor desafío es económico. El hidrógeno verde es significativamente más caro que sus contrapartes no renovables, lo que requiere políticas de incentivo y apoyo financiero para promover su producción y adopción a gran escala.
El hidrógeno no solo es vital para reducir las emisiones de CO2, sino también para garantizar una transición energética segura y eficiente, con múltiples aplicaciones en almacenamiento de energía y transporte sostenible. Aunque todavía existen barreras económicas y tecnológicas, el hidrógeno verde está destinado a liderar el cambio hacia un futuro más limpio y sostenible.
Espero que con esta información puedan conocer más sobre el color del hidrógeno y la importancia que tiene para la lucha contra el cambio climático.