El cambio climático es uno de los mayores desafíos globales de nuestro tiempo. Para evitar que las temperaturas medias globales aumenten más de 2 grados respecto a los niveles preindustriales, tal como se establece en el Acuerdo de París, es crucial reducir las emisiones de gases de efecto invernadero como el CO2. Sin embargo, la transición hacia fuentes de energía completamente limpias es lenta, y la quema de combustibles fósiles sigue siendo una fuente principal de energía. En este contexto, la captura de CO2 emerge como una solución viable para mitigar las emisiones mientras se avanza hacia un modelo energético más sostenible.
Para estabilizar la concentración de CO2 en la atmósfera y evitar impactos climáticos graves, es imperativo no solo reducir las emisiones, sino también capturar y almacenar el CO2 emitido. Este artículo explora cómo se pretende capturar el CO2, así como su transporte y almacenamiento, un campo en el que el científico Edward Rubin ha jugado un papel crucial.
Captura de CO2 y Edward Rubin
Edward Rubin es una de las figuras más destacadas en el campo de la captura de CO2. Desde la Universidad Carnegie Mellon, en Estados Unidos, ha dedicado su carrera a investigar y desarrollar tecnologías para la captura, transporte y almacenamiento del CO2 emitido por las plantas de energía que queman combustibles fósiles. No solo es autor de múltiples estudios en este campo, sino que también ha encabezado los informes del IPCC sobre estas tecnologías.
Rubin destaca que la mayoría de los modelos climáticos que exploran escenarios futuros no contemplan reducciones drásticas en las emisiones de CO2 sin incluir la captura y almacenamiento geológico de este gas. A pesar de los esfuerzos para aumentar el uso de energías renovables, una transición rápida hacia un futuro sin emisiones es poco viable sin estas tecnologías auxiliares.
Una solución ante las emisiones de gases
Dejar de utilizar de inmediato todos los combustibles fósiles no es una opción realista. A medida que la demanda mundial de energía sigue en aumento, es necesario buscar soluciones híbridas que incluyan tanto una mayor penetración de energías renovables como tecnologías para capturar el dióxido de carbono. La energía solar y eólica tienen un gran potencial, pero su instalación y expansión no avanzan lo suficientemente rápido como para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones del 80% para 2050. Según Rubin, el mundo todavía depende en gran medida de los combustibles fósiles, y es probable que así siga siendo en el futuro inmediato.
“Vivimos en un mundo adicto a los combustibles fósiles, donde resulta muy difícil desenganchar a la sociedad de los mismos pese a la gravedad del cambio climático”.
El conocimiento sobre el ciclo del carbono ha avanzado lo suficiente como para poner en marcha tecnologías que permiten capturar, almacenar y reutilizar el CO2 a gran escala. Sin embargo, la implementación generalizada de estas soluciones requiere una regulación efectiva y un marco de inversión adecuado.
“Hace una década se realizaron inversiones anticipatorias, pero al agotarse la perspectiva de una acción política contundente, el ritmo de inversión decayó”.
En la Unión Europea, uno de los proyectos más ambiciosos para la captura de CO2 fue financiado en España. La Comisión Europea asignó 180 millones de euros a un proyecto de captura y almacenamiento en la planta de Endesa en Compostilla (Cubillos de Sil, León), que fue interrumpido en 2013 debido a la baja en los precios de los derechos de emisión.
Necesidad de una legislación adecuada
No se puede subestimar el impacto que una legislación adecuada tiene sobre el desarrollo y adopción de tecnologías de captura de CO2. Regímenes regulatorios que penalicen las emisiones sin capturar podrían aumentar drásticamente la adopción de estas tecnologías en todo el mundo. Un ejemplo claro se da en las normativas sobre vehículos, donde los catalizadores reducían emisiones de gases tóxicos. De manera similar, una legislación que obligue a capturar CO2 sería determinante.
Rubin asegura que no existen barreras científicas ni tecnológicas que impidan la captura masiva de CO2. La principal dificultad es económica y política, y apunta a la falta de disuasión en cuanto a las emisiones que no se capturan. La captura de CO2 consume energía, pero si se impusieran multas o restricciones estrictas a las emisiones no capturadas, la captura se vería inevitablemente incentivada.”
Otras tecnologías para la captura de CO2
Además del almacenamiento directo bajo tierra, se están desarrollando nuevas tecnologías innovadoras para utilizar el CO2 capturado de diversas maneras:
- Producción de combustibles: Se está investigando la producción de combustibles sintéticos a partir de CO2. Éstos podrían reemplazar a los combustibles fósiles en sectores como la aviación.
- Materiales de construcción: El CO2 puede ser reutilizado en la fabricación de materiales como cemento, donde parte del gas puede quedar atrapado de manera definitiva.
- Agricultura y alimentación: También se exploran usos en la producción de alimentos, especialmente en cultivos en invernadero.
Cada vez más proyectos alrededor del mundo están avanzando en la investigación y desarrollo de estas tecnologías. Un ejemplo relevante es el proyecto Carbfix en Islandia, que pone en práctica la mineralización acelerada del CO2, convirtiéndolo en roca sólida, lo que asegura su almacenamiento permanente.
Otro desarrollo prometedor es el uso de biogás y biometano, que permite capturar el metano (CH4), otro potente gas de efecto invernadero. A través de estos procesos, el metano es convertido en energía renovable, además de capturar el CO2 asociado.
La implementación a gran escala de estas tecnologías podría proporcionar soluciones añadidas, no solo para reducir emisiones, sino para mitigar el cambio climático mediante el secuestro y uso responsable de gases de efecto invernadero.
La gran diversidad de tecnologías emergentes demuestra que la captura de CO2 no es una única solución, sino parte de un conjunto de acciones que colectivamente pueden ayudarnos a combatir el cambio climático. Sin duda, la captura del CO2 es una pieza clave para complementar las energías renovables en el esfuerzo para frenar el calentamiento global.
Gran dilema, mientras una parte del mundo toma conciencia del cambio climático, los Estados Unidos, con Donald Trump al frente se apartan de los acuerdos internacionales sobre control de emisiones, los países subdesarrolados y en vías de desarrollo no poseen las tenconolgías necesarias para un control más efectivo de las emisiones, países desarrollados compran las cuotas de emisión de los países pobres, pues ante todo estan impuestos a sobrevivir, entonces, qué hacer? a dónde llegaremos en esta loca carrera?