En los últimos años, la infraestructura hidráulica se ha convertido en un asunto prioritario tanto en España como en México, dada la presión derivada de las crisis climáticas, el crecimiento de la población y la demanda agrícola e industrial. La inversión pública y la modernización tecnológica de las redes de abastecimiento y saneamiento han saltado a primera línea política y social, especialmente tras episodios de inundaciones y sequías que han puesto de manifiesto las carencias acumuladas durante décadas.
A pesar del avance tecnológico y los compromisos institucionales, numerosos expertos y responsables señalan que las actuaciones realizadas en los últimos 20 años resultan insuficientes para garantizar, de forma sostenible, la seguridad hídrica y la protección del medio ambiente. Las grandes inversiones, la gestión coordinada y una planificación metropolitana adaptada a los efectos del cambio climático siguen siendo aspectos pendientes para muchas regiones afectadas por problemas recurrentes de suministro, vertidos y eventos extremos.
Falta de inversión y obstáculos en la Comunitat Valenciana
Las infraestructuras hidráulicas en la Comunitat Valenciana, especialmente tras el desastre de Valencia que costó la vida a 228 personas, han sido objeto de un análisis detallado por parte de ingenieros y responsables técnicos. Federico Bonet, exdecano del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, puso de relieve en Les Corts que la inversión en infraestructuras hidráulicas lleva dos décadas siendo insuficiente, una situación agravada por la falta de «impulso político» y recursos adecuados en organismos como la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ).
Según Bonet, la CHJ utiliza herramientas como el Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) para localizar y anticipar episodios de riesgo, pero la capacidad de actuación está limitada por la escasez presupuestaria y las competencias estrechamente compartidas con otras administraciones. Los puntos vulnerables están identificados y se han realizado avisos a la ciudadanía, sin embargo, la coordinación entre entidades y la toma de decisiones resultan complicadas ante la diversificación de funciones y las especificidades territoriales.
Modernización selectiva y respuestas ante el cambio climático
Las actuaciones pendientes no solo corresponden a grandes proyectos, sino también a la necesidad de modernizar y ampliar infraestructuras ya existentes. En el caso del barranco del Poyo, se ha evidenciado la falta de una segunda fase de obras para el desvío de caudales, aprobada pero no ejecutada debido a la crisis económica y a que no fue considerada prioritaria en su momento. Bonet insistió en la urgencia de redimensionar las nuevas obras, adaptándolas a un escenario donde el cambio climático provoca lluvias más intensas y periodos de sequía prolongados.
Expertos como Javier Machí, también ingeniero, han subrayado la importancia de reformar la Ley de Aguas para priorizar la salvaguarda de vidas humanas en entornos con elevado riesgo de inundaciones. Las comparaciones con actuaciones tras temporales extremos en otras regiones, como la Vega Baja de Alicante, muestran que los avances sobre el terreno son lentos y a menudo dependen de la voluntad política y presupuestaria.
Canarias: Inversión récord y nuevos proyectos hidráulicos
El Cabildo de Tenerife ha anunciado una de las mayores inversiones en materia de saneamiento y depuración de la historia insular, con el despliegue de más de 270 millones de euros y seis grandes proyectos estratégicos a lo largo de la isla. Este plan, que responde a la Declaración de Emergencia Hídrica en vigor desde mayo de 2024, busca transformar el sistema actual a través de nuevas depuradoras, incremento en la reutilización de agua tratada para la agricultura y medidas para eliminar vertidos al mar.
Ya se han completado infraestructuras como la depuradora de Los Letrados en Granadilla de Abona y se avanza en la red metropolitana de Buenos Aires, junto al desarrollo de una desalinizadora que, combinada con la ampliación de la planta de tratamiento, permitirá aportar hasta 60.000 metros cúbicos de agua al día para el sector agrícola. En el norte y oeste insular, nuevas colectoras y depuradoras ampliarán su capacidad para abastecer a más municipios y reducir fugas y vertidos, mientras que los ayuntamientos reciben ayudas para modernizar sus propias redes.
Recuperación y modernización en el ámbito local
El municipio grancanario de Valleseco ha reactivado el pozo Nido Cuervo, considerado estratégico para asegurar el abastecimiento durante el verano. Gracias a una inversión superior a 26.000 euros procedente del Fondo de Desarrollo de Canarias, la infraestructura se ha actualizado con la sustitución del cuadro eléctrico, limpieza perimetral y la instalación de un motor trasladado en helicóptero por la compleja orografía. Esta acción es parte del compromiso municipal con la autosuficiencia hídrica y la eficiencia, en respuesta directa al aumento de la demanda y la disminución de precipitaciones.
En paralelo, organismos como el Modelo Integral de Aguas de Aguascalientes (MIAA) en México exploran la obtención de fondos internacionales para digitalizar el monitoreo y control de redes, integrando sensores y sistemas centralizados que permitan actuar con mayor rapidez frente a fugas, averías o emergencias.
México: Planes integrales y recursos para atender el déficit hídrico
El Gobierno de México ha comprometido más de 9.000 millones de pesos hasta 2027 para desarrollar obras hidráulicas en el Estado de México y otras regiones, con el objetivo de reducir el déficit de agua potable, mejorar el saneamiento y mitigar los riesgos de inundaciones. Entre los proyectos destacados está la construcción de colectores, rehabilitación de pozos y el Acueducto Solís-León, además de la modernización del Distrito de Riego 011 en Guanajuato, medidas esenciales para asegurar el abastecimiento a más de 6,4 millones de personas y dinamizar el sector agrícola.
El programa subraya la importancia estratégica del recurso hídrico en México, que sostiene la producción agrícola, la industria, la generación de energía y la conservación ambiental, así como la necesidad de una gestión sostenible para hacer frente tanto a la escasez como a los desastres derivados del cambio climático.