Las consecuencias de los conflictos armados sobre la contaminación son difíciles de cuantificar, principalmente debido a dos factores: la disponibilidad restringida de datos durante el combate y la omisión de la importante huella de carbono de los ejércitos en los cálculos de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Son muchos los impactos ambientales que ha provocado la guerra de Ucrania, y en este artículo exploraremos en detalle cómo este conflicto ha afectado al medioambiente. La guerra, que ha dejado una huella destructiva a diferentes niveles, no solo ha afectado a la sociedad y economía, sino que también ha arrasado ecosistemas. Desde los ecosistemas acuáticos hasta las especies en peligro de extinción, varias áreas del entorno natural han sido gravemente dañadas.
Impacto ambiental de la guerra de Ucrania
Numerosas organizaciones han abordado la contaminación provocada por la guerra en Ucrania. Una de estas organizaciones, el Observatorio de Conflictos y Medioambiente (CEOBS), realizó una evaluación en el segundo aniversario de la invasión rusa. CEOBS identificó cinco categorías de daños ambientales que resultan del conflicto. Estas incluyen la contaminación del agua, la destrucción de ecosistemas, el daño a la infraestructura agrícola, los incendios forestales y la emisión de gases contaminantes.
En mayo de 2022, uno de los incidentes ambientales más significativos ocurrió en la planta metalúrgica de Azovstal, en Mariupol. Esta planta sufrió bombardeos que destruyeron sus instalaciones energéticas y de almacenamiento de agua contaminada. Además, afectó sistemas de agua potable, creando un desastre ambiental de gran magnitud. Este incidente destaca los riesgos inherentes a la militarización de las instalaciones industriales.
Otro incidente alarmante es la militarización de las centrales nucleares, como la planta de Zaporizhia, una de las más grandes de Europa. Las centrales nucleares bajo presión militar han incrementado el riesgo de un desastre nuclear, sumado a la mala gestión de los desechos nucleares, lo que ha elevado la contaminación del aire, el agua y el suelo. Esto incluye la liberación de metales pesados y otros contaminantes peligrosos que afectan ecosistemas de manera devastadora.
Además, la destrucción agrícola ha resultado en la pérdida de cientos de hectáreas de tierras cultivables por la colocación de minas terrestres y el abandono de tierras por parte de agricultores. Esto ha comprometido la seguridad alimentaria de gran parte de Ucrania, agravando aún más la crisis económica y ambiental del país.
Devastación ecológica durante la guerra
Según el informe de EcoAction, una organización ucraniana de monitoreo ambiental, hasta diciembre de 2023 se documentaron más de 1.549 casos de daño ecológico en diversas regiones del país, incluidas áreas como Kharkiv, Dnipro, Mykolaiv y Kherson. Gran parte de estos daños ocurrieron en zonas cercanas a la línea de combate, donde los bombardeos no solo destruyeron infraestructura, sino también causaron incendios forestales.
Estos incendios forestales son responsables del aumento de las emisiones de carbono a la atmósfera, agravando la crisis climática global. Aunque los Convenios de Ginebra prohíben ataques que dañen el medioambiente, el conflicto en Ucrania ha demostrado que los efectos de la guerra pueden ser a largo plazo. El artículo 35 del Protocolo I prohíbe explícitamente el uso de tácticas o armas que provoquen daño ambiental duradero, una normativa que ha sido violada repetidamente durante el conflicto.
El colapso de la presa de Nova Kakhovka en junio de 2023 fue uno de los mayores desastres ecológicos del conflicto. La liberación de 18 kilómetros cúbicos de agua contaminada inundó más de 120 kilómetros cuadrados de bosque en la región de Kherson, liberando sustancias tóxicas, pesticidas y metales pesados que dañaron aún más los ecosistemas del área.
Impactos en el agua y la biodiversidad
El colapso de la presa de Nova Kakhovka también comprometió el suministro de agua potable en áreas como Krívoi Rog, donde se estima que un 80% de la provisión de agua quedó inutilizada. Esto afectó gravemente a la población local, dejando a miles de personas sin acceso a agua potable limpia.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) identificó 54 áreas de contaminación grave en Ucrania después de la catástrofe de Nova Kakhovka. Muchas de estas áreas contenían desechos industriales, contaminantes petroleros y pesticidas que entraron en contacto con los ecosistemas circundantes, haciendo que la recuperación de estos entornos sea una tarea que podría tardar décadas.
La catástrofe también afectó la infraestructura crítica, como la planta nuclear de Zaporizhia, que dependía del agua de la presa para su refrigeración. La liberación de más de dos millones de metros cúbicos de desechos industriales fue un claro ejemplo de cómo los conflictos armados pueden causar desastres ecológicos a largo plazo.
Emisiones de carbono de las fuerzas militares
Otro aspecto crítico de la guerra de Ucrania es su impacto en las emisiones de dióxido de carbono, una contribución que ha sido ignorada en muchos tratados internacionales sobre el cambio climático, como el Acuerdo de París. Sin embargo, según estimaciones de EcoAction, en los primeros 18 meses del conflicto, Ucrania emitió más de 150 millones de toneladas de CO2, superando las emisiones anuales de países europeos como Bélgica. Esto eleva aún más la urgencia de contabilizar las emisiones militares en los pactos globales de reducción de carbono.
Es preocupante que si las fuerzas militares fueran consideradas una nación, serían el cuarto mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, lo que representa un 5.5% del total de las emisiones globales
Además, la destrucción masiva de ecosistemas y la liberación de carbono debido a incendios forestales y bombardeos ha contribuido significativamente al cambio climático a nivel global. Las emisiones asociadas con el uso de misiles, tanques y aviones de combate no han sido contabilizadas debidamente en las emisiones totales, lo que agrava aún más la crisis climática.
El conflicto en Ucrania no solo ha causado devastación social y económica, sino que ha dejado una huella ambiental que persistirá durante años. La necesidad de incluir el impacto ambiental en los acuerdos internacionales para la recuperación del país es esencial para garantizar un futuro más seguro y sostenible. Mientras tanto, la militarización de las infraestructuras y el aumento de las emisiones de carbono solo resaltan la urgencia de abordar el impacto ambiental de los conflictos armados, tanto en Ucrania como en otros lugares del mundo.